CAPÍTULO 37: Reunión de emergencia

14 4 69
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Faltan tres días para la última fase del Golden Warriors Fest. Cuatro días para regresar a mi antigua casa, tal y como acordamos.  Cuatro días antes de enfrentar el mayor problema de todos: mi madre. Y lo peor es que, como en cada momento difícil, estoy sola.

Fui una ilusa al creer que Wadie cambiaría su actitud después de la conversación de ayer. No ha dormido en casa, otra vez. Ya no sé si preocuparme o aceptar que no quiere estar conmigo. Un día dice que me quiere y, menos de doce horas después, desaparece sin dejar rastro… No puedo más. 

–¡Élodie, espera!

Aunque me asusto al oír mi nombre, es Marlon quien me alcanza. En cuanto nos quedamos a un metro escaso de distancia, me veo obligada a reclinar la cabeza hacia atrás para poder mirarlo a los ojos. Es incluso más alto de lo que siempre me había parecido.

–Necesito que vengas conmigo –me pide con urgencia.

No muevo ni un músculo.

–¿Ahora? –me sorprendo–. Pero si acabo de llegar al instituto…

–Y siento que tengas que faltar a clase, pero es urgente. –Se agacha, dándose cuenta de que soy demasiado bajita para mantener esta conversación sin terminar con un esguince cervical. Dobla ligeramente las rodillas para quedar a mi altura y baja la voz cuanto puede–: Es Wadie.

Instintivamente, decido que está exagerando, que esto es algún tipo de encerrona para que haga las paces con su amigo. 

–¿Wadie? –Pongo los ojos en blanco–. Si es por lo de ayer, ya le dije…

–No, no es eso –me corta con seriedad. Falta luz en sus ojos azules–. No te pediría este favor si no fuese importante. Lo juro.

No necesito que lo jure. Marlon es transparente, para mostrar sus defectos y sus virtudes… Si está frente a mí tan pálido y acongojado es porque ha pasado algo malo.

Y no me queda más remedio que asustarme.






No he dejado de llorar desde que salí de la cueva

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No he dejado de llorar desde que salí de la cueva. Mire donde mire siempre veo la misma imagen. Aún recuerdo aquellas fotos de Eileen Morton, brutalmente asesinada. Creí que nunca en mi vida vería algo peor… pero el cadáver de Cheryl lo fue.

DESTRUIR & PERDONAR©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora