EPÍLOGO

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No existe placer mayor en este mundo que sentarse y contemplar cómo el mundo gira según lo previsto

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No existe placer mayor en este mundo que sentarse y contemplar cómo el mundo gira según lo previsto. El mínimo error podría precipitar los acontecimientos en dirección al fracaso. En cambio, el único incidente en mis cálculos se queda en la lenta recuperación; un precio razonable a pagar, teniendo en cuenta el éxito de la jugada. Mientras el rey siga en pie, la partida continúa.

Una de las enfermeras me contó que llueve, otra vez. Tendría que haberme mentido. Al menos, hubiese sido agradable imaginar el sol brillando, y de todas formas, no habría podido acercarme a ninguna ventana para comprobarlo.

En el matinal se repiten una y otra vez las mismas noticias. Es mi única ventana al mundo. Debe de ser cierto que llueve, pues, en el sepelio que retrasmiten, abundan los paraguas negros. Crawling, una y otra vez, siendo una modesta calamidad, y Blair Gagnon sin dar señales de vida. Han buscado a otro cura, dando por hecho que no volverá. O quizá porque necesitan poner orden entre tanto caos. Las protestas frente a la planta de Ford se recrudecen, la chusma se muestra inquieta. Si tan sólo pudieran imaginarse que, muy pronto, sus exigencias, sus ilusiones, sus pertenencias y sus familias se convertirán en ceniza… No se debe morder la mano que te alimenta. Muy pronto, esa minúscula mota de polvo que Crawling representa en el mapa, arderá, se convertirá en el ojo del huracán, una mera leyenda. Crawling, Chernóbil, Hanford Site y Mailuu-Suu.

Nadie menciona a Wadie Mason, ni el fallido Golden Warriors Fest. Significa que la policía los protege, a él y a sus amigos. De momento. No obstante, quien aparece en antena, soy yo. Mucho han tardado en darme el protagonismo que me merezco.

Mis ojos lucen un azul más pálido de lo habitual, la plomiza superficie de un lago helado. Me observan desde el otro lado de la pantalla, reflejando mi convalecencia en el momento de la grabación, notable en las ojeras violáceas y la lividez de los labios. Nadie lo menciona. Enumeran los múltiples delitos de los que se me acusa, ruegan colaboración ciudadana y se les olvida mencionar que no hay ni rastro de mi paradero. Si de verdad creen que poner cara al Buitre equivale a estar más cerca de mi persona, más me vale sentir compasión por esos pobres idiotas.

–A pesar de lo que os han contado –dice mi voz en el altavoz del televisor–, no soy ningún fugitivo. No temo las represalias por jerarquizar el mundo de un modo mejor y más justo. Preguntad por mí, investigad sobre mis propósitos y veréis que mi objetivo es fortalecer las debilidades de este sistema fraudulento, corrupto y arcaico. Me sobran argumentos para defender mi honor de quienes me tachan de tirano y criminal. Al contrario que ellos, nunca está de más recordar una vez más que yo sí estoy dispuesto a negociar.

Apago la colilla en el cenicero. Mi imagen es impecable, a pesar de la debilidad. Imagino la cara de mi padre al ver mi seguridad y mi porte. Por primera vez, estaría orgulloso.

–Aquí me tenéis. Ya veis que no me escondo. El Buitre está a disposición de todo aquel que quiera unirse a sus filas, negociar o necesite ayuda. Tan sólo, venid por mí. Venid a buscarme, amigos.

DESTRUIR & PERDONAR©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora