CAPÍTULO 30: El Buitre

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A medida que se aproxima la primavera, los días van ganando unos minutos de luz, aunque las noches siguen siendo tan heladas y desapacibles como en invierno. 

Esta zona de Crawling, tan cercana al curso del río, es incluso más fría que el parque de caravanas. Una incipiente neblina flota sobre las cabezas de las farolas, confiriendo a la calle un aire siniestro. Algún perro ladra a lo lejos; no hay ninguna casa cerca, ningún viandante con el que intercambiar un saludo. En algún momento de mi caminata, siento la necesidad de echar a correr, pero no lo hago por vergüenza. Ya es suficientemente delicado visitar la comisaría a estas horas.

Casi todas las luces están apagadas en el interior del edificio. Alguien se ha tomado la molestia de bajar las persianas. Unos cuantos agentes merodean entre los desordenados escritorios, apurando las últimas tareas de la jornada. No hay nadie en el mostrador de la entrada, así que espero antes de entrar. Hay un periódico sobre el mueble y lo observo sin disimulo.

 Hay un periódico sobre el mueble y lo observo sin disimulo

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(LA VERDAD DE WADIE MASON. Dos meses desde la revolución hasta la fama: confesiones de una estrella de rock maldita que nunca quiso ser 'Baphomet')

The Whisper.

Y, como no podía ser de otra forma, Wadie Mason en portada. Lleva el pelo un poco más largo y le sienta bien. Miro unos segundos sus ojos, siempre tan dulces y grandes, aunque mucho menos brillantes que de costumbre. Siento una profunda desazón en el pecho. En el instituto no dejan de hablar de esa entrevista, pero a mí su simple mención me desgarra el alma. Ni siquiera me he planteado leerla. Devuelvo el diario a su sitio, intentando desterrarlo de mi mente. No sé si algún día dejará de doler. Pero de momento, el rencor que siento hacia él sigue siendo insoportable.

–Hola, soy Élodie Harper –digo al policía que acaba de personarse ante mí. Es un hombre de piel tostada e incipientes canas que me mira con extrañeza–. La subinspectora Jordan me citó a esta hora…

En su cara veo que no se cree lo que estoy diciendo. Pero antes de que pueda replicar,  una voz femenina me reclama:

–Adelante, por favor. Te estaba esperando.

DESTRUIR & PERDONAR©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora