CAPITULO 51

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—Es todo tuyo— sonríe con total descaro.

Pone al chico de rodillas y le arranca la primera oreja, después la segunda, le parte la nariz hundiendole el tabique nasal, le arranca la lengua hasta así hacerlo con los brazos, piernas y hasta que le saca el corazón de un solo jalón.

—Y decías que yo era sadica— me burló— mírate, saliste peor que yo.

—Ay, tu no te me la des de santa— se burla limpiandose las manos muy dignamente con un pañuelo—  porque todo esto lo saqué de ti.

—Tienes más de 7 años que no te ves la cara así que esto no es cosa mia, tu eres así.

—Herede mis poderes con tu sangre, algo de tu maldad me lo tuviste que haber pasado.

—Tal vez, pero la verdad que es bueno tener un aprendiz— suelta una carcajada.

—Para mi será todo un honor mi Lady— hace una pequeña reverencia frente a mi y yo suelto una risotada— extrañaba tu risa.

—Y yo extrañaba estás estupideces— lo señalo con un dedo burlándome.

—Ahh lo sé, las amas desde que somos niños— me guiña un ojo y se gira hacia el científico y Anastasia.

Se va directo a abrazarlos y noto como ellos lo abrazan con ganas aún que esté lleno de sangre y me alegra que aún que se vean por unos minutos puedan hacerlo.

—Oye... De verdad gracias por todo esto Ara... Scarlett— me dice el científico, sonrió y le doy un asentamiento de cabeza.

—¿Ahora que hacemos?— pregunta Anastasia hacia su esposo— debemos de buscar un sitio para estar, ya está casa no es segura, tal vez Josep Millers venga a ver qué ocurrió cuando note que su hijo no regresa.

—No tenemos a dónde ir... Todas las casas que tengo están en puntos muy abiertos dónde pueden llegarnos. Ningún sitio es seguro.

—Yo tengo una casa— hablo y todos se giran hacia mi— una en cualquier parte del mundo. Tu me dices en qué país y te vas a el.

—No hace falta cariño— me dice Anastasia — no queremos molestarte, ya veremos qué hacemos...

—No está en discusión— digo haciendo que se calle.

Saco mi móvil y mando un mensaje donde mando a traer a todos mis hombres a que limpien la casa.

—Pero querida... Nosotros...

—No está en discusión— dice el segundo por mi— ¿Un buen país, el que ellos quieran para que estén seguros?— asiento— puede ser Italia o algún país latinoaméricano.

—Decide tu porque parece que ellos no aceptarán— los señalo y este los mira un segundo.

—¿Puede ser Italia?

—Si, como dije, el que quieran. Pero te recuerdo que tú no puede ser en un país donde tú estés instalado, es un riesgo que los vayas a visitar dónde estén.

—Lo se, yo estoy en otro país.

—¿En cuál?

—Canada— asiento tranquila.

—Entonces italia— hago una llamada rápida y me giro hacia ellos— ya están preparando el avión y mañana por la mañana vuelan hacia aquel país, se llevarán a sus hombres y las cosas que quieran, mis hombres recogerán todo esto y ellos mismo se encargaron de protegerlos en Italia.

—No es necesario. Podemos cuidarnos solos— me dice el segundo científico.

—Eso me dijiste hace dos meses y ahora mira todo esto— me encogo de hombros— tu estarás bien no te preocupes por ello.

Juegos Mentales [Libro #1] ✓ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora