CAPITULO 55

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Advertencia: Capitulo largo.

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Salgo de mi oficina y cuando llegó a la sala mi hermosa segunda llega a mi con una sonrisa amable.

—¿Algo en que pueda ayudarte, Scarlett?— me sonríe Alexandra.

—No, llámame a tu novio— pido y en su mirada se planta una incertidumbre pero intenta disimularla.

—Como ordene— saca su móvil y le marca a su novio que está en el estacionamiento haciendo ronda con su otro compañero.

No pasa ni un minuto y el entra a la sala.

—¿Que desea señorita Naomi?— pregunta fin voz firme y semblante serio.

—Tomence la noche libre y la única condición es que se lleven al león y lo cuiden hasta mañana.

—Como ordene señorita— dice el novio de Alexandra.

—No me digas señorita, te lo e dicho como dies veces, dime Naomi o scarlett— le digo mientras saco unos billetes de mi chaqueta— tengan, ah y una cosa mas— digo antes de girarme— pidan comida a domicilio para ellos— señaló a los hombres armados que están en las esquina del departamento— el que está por debajo de ti Alexandra le dices que tenga sumo cuidado con todo, que no toquen nada y que no cometan un solo error o yo misma les arrancaré la cabeza ¿Quedo claro?— asiente— si viene Owen o alguno de los demás le dices que salí con Atenea.

—¿Algo más Scarlett?

—No, eso es todo— me agachó y le sobó las orejas al león que está a los pies de Alexandra— cuida a mi bebé— sonrió mirando al precioso león y le doy un beso en la cabeza— nos vemos bebé.

Salgo del penthouse con dirección a la entrada del edificio y la mujer de cabello color arena hasta más abajo de la cintura y sus hermosos ojos del mismo color negro con líneas del mismo color arena clarito de su cabello en sus ojos haciéndola ver aún más hermosa. Me espera con una gran sonrisa en la acera con su móvil en la mano.

—¡Perra!— chilla a todo pulmón haciendo que todo el mundo que camina serca de nosotras se gire a ver de dónde viene el grito de cabra loca.

—¡Chillona!— corre hacia mi y me abraza como una niña pequeña envolviendo sus brazos en mis hombros y pegando me hacia ella.

Me lleva algunos centímetros de altura y aún así me lanza al piso de culo ante su abrazo de oso.

—Por dios mujer, tu no maduras— suelta una risita soltandome y ayudando a levantarme.

—Lo siento— sonríe emocionada— te extrañe mucho perra.

—Y yo a ti estúpida— le digo con burla— ¿No sé supone que estabas en otra dimensión salvando a tu pueblo?

—Pues...si pero e venido a buscar algo en mi casa.

—¿Que cosa?

—Nada importante— le resta importancia y eso es suficiente para tomarlo enserio.

—¿Que ocurre? Porque tú nunca vienes así porque si. Dime qué necesitas.

—Aff, no quiero verme interesada, yo valoro mucho tu amistad y no quiero que pienses que te estoy utilizando— refunfuña.

—No me estás utilizando— le digo— casualmente ayer le pedí también ayuda a franchesca, así que dime ¿Que necesitas de mi?

—¿Porque habría yo de necesitar algo de ti exactamente?— enarca una ceja.

—Porque puedes pedir la ayuda de Lucia o de franchesca y pides la mía, así que debe de ser algo importante y grande.

—Muy grande...— acepta por fin— o bueno, más o menos. Solo necesito tu agilidad y tú seguridad para entrar en un sitio encantado.

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