Capítulo 2

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El resto de la tarde, no vi a Leslie. Se saltó las clases que compartimos, no la vi por ningún lado en los recreos y Joel tampoco la vio en la clase final que tenían ambos.

Esto me preocupó mucho, y lo que me causa más mala espina de todo es que no sé por qué reaccionó a como lo hizo en el almuerzo. Leslie nunca me oculta las cosas, no entiendo por qué tanto misterio con esto de Kimberly.

Y hablando de ella... Esa chica me asusta, en serio. Cuando Les nos la presentó a mi y a Alex, no parecía tan tenebrosa, aunque a Alex sí le incomodó un poco. Pero es que ahora, cada vez que me la topo por los pasillos me sonríe y luego guiña un ojo. Y no vengan a decirme que trata de ser gentil, porque esa sonrisa no es de gentileza, carajo. Esa sonrisa da miedo.

No es que esté actuando de manera paranoica, pero esa chica no me causa buena espina. Hay personas que dan una buena impresión al momento y otras no lo hacen. Como ella.

Me encontraba en mi última clase antes de salir. Mientras fingía escuchar lo que la profesora decía, estaba decidiendo en si ir a la casa de Leslie para hablar con ella o dejarlo pasar.

Es obvio que iré, ni siquiera sé por qué lo estoy considerando.

Entonces, tomé mi móvil para decirle a Alex que era mejor que no viniera por mí, pero ya tenía un mensaje. Y de hecho, era de Alex.

Linda, no te puedo ir a recoger. Se me presentó una situación, lo siento

Suspiré, rodé mis ojos y guardé el celular.

Parece que ya me había leído la mente. De todas formas, debí imaginarlo, siempre le surgían situaciones, siempre había algo más importante que yo. Podía ser hasta un maldito informe que debía entregar para la próxima semana, y de todas formas me cancelaba.

¿Alguien podría recordarme por qué demonios sigo aquí?

Ah sí, porque se supone que lo amo. Y si amas a alguien debes luchar por él.

Esperé, impacientemente, a que la campana diera las cinco en punto y salí trotando del aula, lo que hizo que chocara con alguien y me diera de culo contra el suelo.

Frunciendo el ceño, me puse de pie apoyándome con la pared.

–Fíjate por donde vas, torpe –murmuré. Cuando alcé la vista, Joel me miraba sonriendo, así que lo señalé. –¿Por qué lastimas tanto a mi pobre trasero? –dije, debido a que Jo siempre hace que me de de culo contra el suelo, ya sea en los partidos que hacemos, cuando jugamos a las luchas o cuando estamos al frente de la Play Station y le voy ganando, y entonces, me empuja fuera del sofá.

Divertido, dirigió su vista a mi trasero, luego volvió a mirarme.

–¿Cúal? –le pegué por su pecho y él se echó a reír. –¡Epa! –exclamó y, rodando los ojos, sonreí.

Comenzamos a caminar hacia la salida, mezclándonos entre los demás estudiantes. Los rayos del sol adornaban las calles aún, pero esta vez su potencia había bajado. Aunque el calor seguía siendo el mismo.

A diferencia de mis hermanos, que aman el frío, yo soy amante del sol y del calor, a pesar de siempre quejarme por el sudor y lo caliente del clima, lo prefiero mil veces al frío.

–Diez dólares a que te gano en FIFA  –dijo Joel mientras ambos nos dirigíamos a la salida del instituto. Hice una mueca.

–No voy a casa, Jo.

–Oh, ¿saldrás con Alex? –ignorándo el malestar que esa oración me provocó, negué con mi cabeza.

–Tengo pensado ir a la casa de Les –asintió.

Fotografía {✔}Where stories live. Discover now