Capítulo 10

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Los Green habían sido demasiado amables conmigo. Marcus me había ayudado a desempacar mis cosas y a acomodar todo en mi nueva habitación.

Luego Marie se encargó de preparar una deliciosa cena, donde ella y Eduard me hicieron preguntas para conocer mejor a la persona que le daría clases a su hija. Después, compartimos un postre, hecho también por Marie. Al parecer, además de ser contadora le encanta cocinar, y lo hace de maravilla.

El rato que compartí con estas personas solo sirvió para aumentar mi curiosidad hacia la extraña familiaridad que siento por todos.

Con Marcus ya me había acostumbrado a sentir esos pequeños deja vus, pero ahora con los cuatro, es demasiado abrumador, sin embargo, no es incómodo. Supongo que con el tiempo de tratarlos, ya se me va a pasar. O bueno, eso espero.

Cuando todos decidieron irse a acostar, incluso Marcus quien no deja de hacerme bromas o tratar de conversar cada tanto que me topa en algún pasillo de la casa, Alisa y yo nos quedamos en la sala. Decidimos poner una película de princesas, pero ninguna de las dos le prestó atención. Nos dedicamos a conocernos y a hablar de cosas que nos gustaban, como música, fútbol en mi caso y en el suyo, el arte y los libros.

Y entonces, me llevó a su habitación, donde en cada pared había mínimo dos cuadros. Ella los dibujaba, eran increíbles. Habían unos a blanco y negro, otros eran más coloridos. Algunos no pasaban del lápiz, otros tenían detalles en pintura o en plumilla. Además, tenía una gran repisa donde guardaba todos sus libros. La admiré por ello, yo nunca he sido capaz de pasar del título de un libro; o me duermo sobre la portada o lo dejo inconcluso porque me distraigo fácilmente.

Cuando se hizo muy tarde para que ambas estuviéramos despiertas, la fui a arropar y luego yo me fui a acostar hasta mi nuevo cuarto.

Vaya, dos cuartos diferentes en menos de dos semanas. Es increíble.

Y resultó que, Leslie se opuso todo lo que no se opuso mamá.

Cuando le expliqué lo del empleo, me rogó con que desechara la idea, que no era necesario que trabajara, que Melany y Bob estaban más que a gusto con tenerme allí y ya no recuerdo que otras cosas dijo. Y, para no ayudar con la situación, sus padres le respaldaban.

Después de mucha insistencia de mi parte, Leslie y sus padres entendieron y aceptaron. A regañadientes los tres, pero aceptaron.

Me sentí mal por Marcus, porque se veía que estaba incómodo ante lo que mi otra familia decía. Tanto, que una vez estando en el auto, dijo que si no quería irme no tenía por qué aceptar.

Así que en el camino hasta su casa, le hice entender que de verdad quería el empleo, y que ni él ni Leslie me harían cambiar de opinión. Y bueno, aquí estoy, después de muchos estaré bien, de verdad quiero el empleo o entiende que no me harás cambiar de opinión. Y lo que más gracia me causa, es que no eran oraciones dichas hacia mis padres.

Al final, la primera noche en mi nuevo hogar resuelto bastante bien. Y ahora me encuentro trotando escaleras abajo para ir a la cocina y poder desayunar, ya que me quedé dormida y se me ha hecho tarde.

Empujé la puerta y me encontré con Marcus sentado a la mesa, desayunando panqueques. Y eso me llevó a dar un respingo.

–¡Ay, por Dios! –exclamé, haciéndolo reír. Suspiré y me terminé sumando a sus risas. –¿Qué estás haciendo aquí? -pregunté, tomando los dos panqueques que me había dejado Marie en el horno.

Pensé que estaba sola porque Alisa, según lo que me dijeron sus padres anoche, va todos los días por la mañana a casa de su terapeuta, Wendy. A veces ella viene acá, pero normalmente, Eduard lleva a Alis para que salga de casa. Y los miércoles y viernes, a la una de la tarde, Alisa va donde Lauren, su psicóloga. Ella vive en la siguiente cuadra, y es al único lugar donde sus padres la dejan ir sola. Después de esas visitas esos días, viene a recibir clases conmigo.

Fotografía {✔}Where stories live. Discover now