Capítulo 30

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Marcus

Mis piernas y mi pecho quemaban. Por mi frente y espalda corrían gotas enormes de sudor, y mi respiración era demasiado agitada.

Había jugado los dos tiempos de este partido y mi trasero ya no daba para los quince minutos restantes; el calor hoy estaba más insoportable de lo normal. Las clases comenzaron hoy e inaugurando su comienzo, los dos equipos del colegio tuvimos que jugar. Los Smith y Sara se irían en el vuelo de las dos de la tarde, por lo que les dió tiempo para ver ambos partidos.

En la gradería, el equipo femenino nos alentaba. Ellas habían jugado antes, ganaron tres a uno contra un equipo de Boston, recuperando así la pérdida del partido anterior. Al lado de ellas, estaban los hermanos de Ari, quiénes no dejaban de apoyar, gritar y observar el partido.

Paul se acercó a mí, aprovechando que el balón estaba lejos de nosotros.

–Creo que me voy a cagar, Marc –dijo entre jadeos. –Gretel ha cambiado a todos los chicos menos a nosotros, ¿qué le hicimos? ¿Por qué nos odia tanto? –me encogí de hombros pero antes de poder responderle, los gritos de las personas en la gradería y los de Gretel llamaron nuestra atención.

–¡La puta madre! ¡Clayton, Green! –gritó Gretel. –¡Si quieren charlar vayan a la jodida cafetería! ¡Marquen al cinco! ¡Marquen al cinco, cabrones!

Paul y yo corrimos detrás del jugador número cinco, interceptándolo antes de que llegara a nuestra área. Paul recuperó el balón y corrimos paralelamente hacia el otro marco. Me la lanzó por el aire antes de que un tipo del otro equipo lo marcara. Así que corrí, esquivando a los que me marcaban. La lancé al otro lado de la cancha, Anthony la recibió. Seguí corriendo a su lado, él esquivó a los defensas pero no le dió al marco, sino que me la pasó. Así que salté y golpeé la pelota con mi cabeza, estrellándola contra la maya y anotando el gol del gane.

La gradería estalló en gritos.

***

–Bien, quiero que me avisen cuando lleguen a casa –dijo Ariana, abrazando a Brian por tercera vez. Cristhian rodó sus ojos mientras un atisbo de sonrisa aparecía en su cara.

–Que sí, demonios. Relájate, Ari –dijo él. Ariana se rió y asintió, alejándose de ellos y entrelazando su mano con la mía.

–Espero que hayan disfrutado el viaje –dije y Joel sonrió.

–Fue asombroso, Marc –dijo él. –Te agradezco de nuevo todo lo que tú y tu familia hicieron por nosotros y por Ari –le sonreí de vuelta.

–No es nada –dije, luego señalé a Brian. –Oye, tú... Te estoy vigilando, pequeño casanova –Brian se echó a reír, pero pude ver un leve sonrojo en sus mejillas que hicieron sonreír a sus tres hermanos.

–Te aseguro que no seré un idiota –dijo Bri. –He visto lo mal que la ha pasado Ari por idiotas que no lo valen, no quiero ser uno de ellos –me miró. –No quiero que Alisa la pase mal. De hecho, es lo menos que quiero –asentí, satisfecho.

–De acuerdo, eso me agrada. Pero no evitará que mantenga mis ojos en ti.

–Al igual que yo estoy vigilándote a ti –soltó Cristhian, haciendo reír a Ariana y a Joel.

–Touché –dijo Ari y me encogí de hombros, sonriendo.

–Lo acepto –dije y los Smith sonrieron.

–De acuerdo, suficientes amenazas por hoy –dijo Ari. –Van a perder el vuelo, bichos. Así que adiós, espero verlos pronto. Saluden a mamá y a papá por mi –dijo ella. Sus hermanos y Sara sonrieron, tomando su equipaje entre sus manos.

Fotografía {✔}Where stories live. Discover now