Capítulo 9

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–¡De acuerdo! –exclamó Gretel secándose la frente. –Hemos terminado por hoy –sonrió. –Me convencieron, señoritas. Seguiremos entrenando de lunes a jueves a la misma hora. Coman bien y descansen. ¡Nos vemos mañana! –finalizó, tomando el saco con las casacas y caminando hasta su auto.

Las chicas caminamos hasta los vestidores y cada una se cambió, entre risas y bromas. Todas habíamos congeniado bien, y en el campo ni qué hablar. Se nota, de antemano, que de nosotras surgirá un buen equipo.

Y, tal vez, hasta podamos ir a juegos nacionales.

Cada una, conforme acababa de ducharse y cambiarse, salía del vestuario después de despedirse de todas. Al final, como de costumbre incluso en Beacon, solo Leslie y yo quedamos en la habitación.

Le sonreí a Les para luego lanzarle una de mis medias usadas a la cara. La apartó de un manotazo y me eché a reír.

–Eres una puerca –dijo e hice una reverencia.

–Gracias –dije y sonrió mientras negaba con la cabeza.

–Es increíble que hayamos logrado esto.

–Bueno, por lograr algo que amas, haces hasta lo imposible, Les –sonreí. –Y cuando se trata de fútbol, tú y yo somos imparables.

–Y no te equivocas –me lanzó la media de vuelta. –¿Qué harás hoy?

–Tenía pensado ir a los lugares donde publicaron el anuncio del empleo, ¿crees que es muy tarde? –frunció el ceño.

–No, la mayoría de los negocios cierran entre seis y siete de la noche, creo que te da tiempo –dijo y asentí, mientras nos poníamos de pie para comenzar a caminar fuera del vestuario.

–¿Te molestaría acompañarme? –hizo un puchero.

–Papá me dijo que cuando finalizaran las clases, fuera ayudarlo con un papeleo pendiente. –le guiñé un ojo.

–Descuida, te cuento en la cena.

–De acuerdo.

Caminamos a través de la cancha, hablando sobre jugadas que nos parecieron asombrosas en el entrenamiento, o que nos parecieron una porquería. Nos adentramos a los pasillos del colegio, con rumbo al estacionamiento sin dejar de hablar de fútbol.

Allí, nos topamos a Marcus recostado a su motocicleta, la cual estaba al lado del auto de Leslie. Alcé una ceja mientras nos acercamos a él.

–¿No es muy tarde para que sigas en el instituto? –pregunté y, sonriendo, se encogió de hombros.

–Quería pensar un rato –contestó.

–Podrías pensar en un lugar más bonito que el instituto, Marc –dijo Leslie, y reímos. Marcus asintió.

–Bien, dejo de mentir –me miró. –Te estaba esperando –fruncí el ceño.

–¿A mi? –asintió.

–Sí, a ti.

–¿Y por qué? –Marcus se encogió de hombros, pero antes de que pudiera contestar algo, Leslie me empujó hacia él.

Fotografía {✔}Where stories live. Discover now