Capítulo 12. Sofía

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Dos semanas después...

Mal día para acompañar a Gerald a la empresa, hoy no me encuentro bien. Para ser sincera, desde el día de la cena familiar, me encuentro fatal.

Esa misma noche, hubo que llamar al médico, me dio un ataque de nervios que todos pensaban que me ponía de parto.

La mirada de odio de Gabriel nunca la olvidaré, me miraba con desprecio. Por su boca salieron insultos que no puedo ni repetir, sin que me haga daño.

Amanda no daba crédito, solo me miraba, yo ni eso pude hacer, por la vergüenza. Esa noche, me enteré que ellos no saben de la enfermedad de mi marido. Paul me dijo, que es Gerald quien debe de dar autorización a decirlo a los demás, no quiere la lástima de nadie.

Hoy me pidió acompañarlo, quiere que me familiarice con mi futuro trabajo. Me dejó sola en la oficina de presidencia, quiso bajar a la cafetería a por un café para mi.

Me quedo en mitad de esa belleza de oficina, muebles preciosos que dan pena apoyarse en ellos. Voy a la pared de las fotos, hay una foto que me llama la atención, Gerald y Gabriel, el día de su graduación.

-Estábamos muy orgullosos de ellos. Siempre fueron muy amigos, pero quisieron estudiar en diferentes universidades. El último trimestre, Gerald se fue a Oxford con su primo, querían salir así de guapos juntos -le miro y me encanta escucharle hablar en ese tono tan cariñoso -no me gusta como te trató Gabriel, da igual lo que pasara entre los dos, pero a una mujer no se le dice semejantes cosas, te pido disculpas por ello.

-Si es verdad lo que dice tu hijo, que sigue enamorado de mí, enterarse que estoy casada con él, no es una noticia agradable -le estoy justificando, lo sé.

-Una vez que el bebé nazca, empezarás a trabajar aquí, has visto las instalaciones de la guardería? No sabía que iba a tener tanta aceptación entre las empleadas -asiento -sé que eres una asistente de presidencia fabulosa, quiero que seas una CEO espectacular, yo me encargo de eso.

Un pinchazo me hace doblarme, Paul se asusta y se viene a ayudarme. Cuando miro a mis pies, le miro horrorizada.

-Dios mio, acabo de romper aguas, tu alfombra -me mira sonriendo, saca el teléfono y avisa a seguridad para que llamen una ambulancia, acto seguido, avisa a su hijo, pero no le coje el teléfono.

-Me voy dos minutos y te pones de parto? -dice Gerald desde la puerta, con los dos cafés en la mano. Abandona la cafeína, para venir a mi lado, empieza a respirar como nos enseñaron en las clases de preparto y me hace gracia, ver como se lo toma tan apecho, llegando a echarme la bronca, por reír y no respirar.

Llegan los sanitarios, me examinan y me miran sin saber que decir.

-No se alarme, pero creo que el parto será inminente, va a nacer ahora mismo -niego con la cabeza, les digo que faltan dos semanas -no señora, la cabeza se está asomando, tiene prisa por salir y no podemos arriesgarnos a que pase algo por el camino, es mejor, que montemos aquí toda la fiesta.

Abro los ojos de par en par, mi hija va a nacer en su futura empresa...alguien ve algo raro en todo esto?

Veo entrar a más personal médico, las contracciones hacen su aparición cada dos minutos y cada cual más fuerte. Gerald a mi lado, en una parte de la oficina sus padres emocionados.

-Señora Durand -miro a la chica que me llama -voy a ser la persona encargada de traer al mundo, a este bebé con ganas de ver a su madre, preparada?

Digo que si, digo que no, ya no sé que decir. Detrás de mí, tengo a mi marido, mi cabeza apoyada en sus piernas, sus manos agarrando las mías. Sigo las indicaciones de la médico, cuando ella me pide que empuje, hago un esfuerzo sobre humano.

Verdades ocultasWhere stories live. Discover now