Capítulo 40. Sofía

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Tengo que reconocer, que Peter tenía razón, este lugar es precioso. Admiro las vistas desde la terraza del restaurante del hotel, situado en la última planta del edificio.

-Señorita Sánchez, le han hecho llegar esta nota -me dice un camarero, dejando el sobre encima de del mantel -que tenga un buen día -dice mientras se retira, no sin antes, dejarme una taza de humeante café.

Abro el sobre, despliego el papel y leo la nota en voz baja.

-Querida Sofía, al pie de la presente, tiene la dirección donde la espero. Puedes venir sin miedo, en la madrugada Brigeth salió el país. Tengo a tu hija conmigo, no quiero exponerla, por eso no vamos a tu encuentro.

No pienso y saco el móvil, llamo a Andy, le cuento la nota recibida. Me dice, que en efecto vieron la vieron salir en un coche, y cuando ese mismo transporte regresó a la casa, ella no estaba.

Sin terminar mi desayuno, voy a mi habitación, recojo mi bolso y bajo a recepción, donde hago que me pidan un taxi.

En el trayecto, no sé si llorar, reír...me llega un correo.

De: sdjd

A: ssgd

Asunto: mucho cuidado.

Nos han contado las novedades. Vete con cuidado. No queremos que pitufo gruñón, se enfade más. A nuestra suegra, se le acaba la paciencia, jajaja.

P.D.: Cuídate, te queremos.

Le contesto con un lo mismo. No puedo extenderme, el conductor me dice que la casa de enfrente es la que busco.

El corazón se me acelera. Estoy a escasos segundos de ver a mi hija, abrazarla y comerla a besos.

La verja está abierta, la empujo levemente y dejo que se abra por completo.

-Peter -digo con suavidad, camino mirando alrededor -Peter -silencio absoluto, subo los escalones del porche y me fijo que la puerta principal, también está abierta.

Siempre me han dicho, que nunca entre en casas ajenas, pero puede ser, que Peter esté cuidando a mi hija y me haya dejado el acceso a la casa.

-Peter -vuelvo a repetir -si es una broma, no tiene gracia.

Subo el único peldaño, que me queda para entrar en la casa. Con la mano, empujo la puerta, no se abre del todo, pero sí para poder entrar.

Doy dos pasos al interior, cuando el golpe de la puerta cerrarse, me asusta y me giro.

-Brigeth!! -grito asustada, mientras ella me sonríe.

-Peter no se encuentra...como te diría, no está en condiciones de atenderte -se ríe como la bruja que es.

-Entonces, la nota...

-Ven, entremos en la sala -me señala el camino con una de sus manos, donde tiene un arma -tranquila, si eres buena chica, no la usaré contigo.

Me hace sentarme en una silla, uno de sus hombres, me amarra a ella, de pies y manos.

-Vamos a tener una conversación, de mujer a mujer, ¿te parece bien? -dice tranquilamente, asiento -voy a empezar desde el principio, donde conozco a Gabriel.

Era camarera en un pub de Nueva York, donde él iba a tomar algo, después de trabajar. Se volvió uno de los habituales en dos semanas, Gabriel le contó nuestra separación.

-No sabía quien era, pensaba que era un español que pidió traslado lejos, para olvidarse de su amor, pero un día de borrachera se dejó la cartera -coge una silla y se sienta enfrente de mí -busqué el nombre en Google y...me encontré una foto de uno de los herederos de las empresas DurandSA.

Verdades ocultasTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon