Capítulo 51. Gabriel

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-Ese ordenador no tiene culpa, de tu mal genio -no levanto la cabeza del teclado, intento ignorar sus palabras -¿tu enfado es, por tener que dormir en la habitación de invitados de casa de mamá?

-Vete a la mierda -sigo intentando contestar un correo, la sombra de Héctor se proyecta sobre la pantalla -algún problema -digo, mientras le echo una mirada inquisidora.

-Si -dice, quitándose la americana y colocándola en el respaldo de la silla -mi hermano preferido -se remanga la camisa y se me queda mirando.

-Soy el único que tienes, listillo -dejo caer el bolígrafo sobre una pequeña montaña de informes y apoyo mi espalda en el sillón -que quieres.

-Saber como estás, eres mi familia -va hacia el mueble bar, coge dos vasos de cristal tallado y echa un poco de whisky caro en cada uno -Sofía sé que está echa una mierda...¿y tú? -me extiende el brazo y acepto la bebida.

-No consigo que me hable, rehúye mis abrazos y mis besos, ni te cuento -apoyo los codos en el escritorio, bebo de golpe el caro licor -no le importa que duerma en otra habitación.

Mi hermano escucha mis palabras, me deja hablar, soltar lo que tengo dentro.

-Hoy se levantó a desayunar, cuando llegué al comedor, me senté a su lado y... -sé que, frente a Héctor, puedo ser débil -salió de mi lado.

-Sarah está a punto de dar a luz, le cuesta caminar, por eso no vamos a casa de mamá, pero ellas dos, hablan por horas, se la pasan colgadas al teléfono -le miro extrañado y atento -¿sabías que tampoco habla con la matriarca?

Niego con la cabeza. Eso me parece muy raro, las tres están muy unidas.

-Para ser realista, no habla con ningún Durand, Sarah no es de sangre -cada vez entiendo menos, se sienta frente a mi mesa -siente que os a defraudado, estaba en la habitación cuando los niños desaparecieron. Se echa la culpa de lo ocurrido y cree... -vacila antes de hablar -mi mujer me va a matar, si se entera que te he contado todo esto.

-Nunca se va a enterar, no voy de cotilla por la vida.

-Está bien, cree que tú la culpas de todo y que estás esperando a que aparezcan los gemelos, para darle la patada -dejo el vaso en la mesa, dando un fuerte golpe.

-Eso es una tontería, en ningún momento la he hecho sentir así -me levanto y camino como animal encerrado, me giro hacia él -¿piensa que los Durand la odiamos? -asiente, encogiéndose de hombros.

-Dime el motivo, de que te hayas ido a dormir, a la otra habitación -pregunta directa.

-Ella está echa un ovillo, no se mueve, para no tocarme -camino los pasos que me separan de mi hermano -no quiero ser un incordio para ella y la dejo su espacio.

-Error -dice -haciendo eso, es por lo que piensa que no quieres ni tocarla -niego con la cabeza -no soy nadie para dar consejos, pero lo mejor es que intentes que te diga algo, para que tú puedas decirle lo que sientes. Este mal trago, tenéis que pasarlo unidos.

-Gracias Héctor, de verdad -me da un abrazo, de esos reconfortantes -tengo que reunirme en casa de mamá con Andy, después de esa reunión, hablaré con ella.

Coge su chaqueta, se la pone al hombro y camina hacia la puerta.

-Lara pagará -esas dos palabras, con esas dos simples palabras, se despide.

Termino una parte del trabajo atrasado. Aviso a mi asistente, para decirle que me prepare el ordenador portátil, para trabajar desde mi casa y me dé las carpetas que corren más prisa por leer.

No pasan ni cinco minutos, cuando tengo sobre mi mesa, todo lo pedido. Le digo que se tomen la tarde libre, que se lo merecen. Hoy presidencia, se toma descanso.

Verdades ocultasWhere stories live. Discover now