Capítulo 46. Sofía

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Los hombres Durand están saturados con los cambios en la empresa. Paul ha dejado su descanso en las islas mediterráneas, para ayudar en los trámites.

Según me contaron siempre fueron una sola empresa, debido al enfrentamiento entre Gerald y Gabriel, decidieron separarlas.

Falta una semana, para que DurandSA, vuelva a ser una empresa sólida, la mejor en su terreno. Las oficinas de Madrid se cerraron hace dos semanas. Los empleados han sido reubicados en puestos de igual categoría, en empresas amigas.

Hubo algunos, que quisieron un cambio y se vienen a Barcelona. El edificio del Polígono Industrial El Sot, se ha vendido, en este caso, los nuevos dueños, se han quedado con todos los empleados. Según dijo, es bueno para el futuro de la compañía, saben cómo funciona.

Las torres de La Diagonal, esas torres de veinticinco pisos serán la sede Central.

Han reformado toda la instalación de vigilancia, los ordenadores motorizados y serán desde el área de informática que se harán cargo, la jefa será Sarah, no lo he dudado ni un momento.

En recursos humanos, quedará de jefe Josua. Otro como mi cuñada, que le debe mucho a los Durand. La selección de personal será más exhaustiva, a los posibles candidatos, se les investigará a fondo, no quieren más sorpresas.

El personal de seguridad, pedimos a Andy algún consejo, pero al final, Joan le pidió ser jefe de ese departamento. Al principio se negó, decía que en una oficina no se iba a encontrar. Mis suegros, aumentaron la cuantía, la cuál rechazó. Solamente aceptaría el puesto, si se le permitía hacer trabajos de campo.

Por supuesto, que los jefes de departamento siguen siéndolo. Son de máxima confianza. Los empleados que estaban en las torres, han pasado unos días muy duros. Investigación de sus vidas, amistades, incluso si los estudios eran los correctos. Ellos estuvieron en contacto con Tami y Jordi.

Héctor en un edificio y Gabriel en el otro. Les oigo hablar, pero en ningún momento dicen, donde me van a ubicar a mí.

-Os olvidáis de alguien -digo, haciendo que se giren a mirarme -con quien voy a trabajar.

De repente, un silencio invade la sala de estar. Amanda sonríe, pero no dice nada. Sarah mira a su marido que gira la cara hacia su hermano.

-Nena...

-Si empieza así tu frase, esto va a acabar muy mal. Intenta hacerlo mejor, querido -le digo, poniendo las manos en mi cintura, dejando mi gorda barriga visible.

-Cariño...

-No, Gabriel -le veo pasarse la mano por el pelo, debe de estar de los nervios, sin saber cómo decirme, que no cuentan conmigo, mi suegra me dijo, que hasta que no nazcan los niños, lo mejor es quedarme en casa, lo cual acepto, pero me encanta hacerle de rabiar -¿cuál va a ser mi oficina?

-Tú no tienes oficina -así de fresco me lo dice -te vas a quedar en casa, tienes dos bebés en tu vientre, necesitas tranquilidad y eso, vas a tener -se planta delante de mí -no hay berrinches, no hay enfados, estuvimos a punto de perderlos -pone una mano sobre mis pequeños -no pude cuidarte con Gabriela, pero con ellos estoy presente.

-Pero cuando tus secuaces nazcan... -se ríe y me coge de las manos -quiero trabajar.

-Te lo prometo, pero antes de empezar a trabajar...

-Ahora que pasa Gabriel, solo pones trabas, estoy pensando que no quieres tenerme cerca -sus labios hacen callar a mi boca.

-Porque cuando eches a nuestros hijos, tienes que preparar nuestra boda, luego nos iremos de viaje de novios -me quedo callada, todavía asimilando que se quiere casar -¿alguna objeción?

Verdades ocultasWhere stories live. Discover now