Capítulo 48. Gabriel

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Miro la fría sala de visitas, la mirada se me va hacía la cámara. Todo se va a grabar, cada palabra, cada gesto. Para ello, han colocado diminutas cámaras de vigilancia, no quieren perderse ningún gesto ni expresión.

Saco mi teléfono del bolso del pantalón, lo desbloqueo y sonrío al ver la foto de Sofía con Gabriela dándole un beso a su abultada barriga.

Quedan dos meses para que los gemelos nazcan, estoy disfrutando de cada minuto del embarazo, claro que si le preguntas a mi prometida, te dirá que ella sufre.

Aunque viéndola comer, nadie diría de su sufrimiento. Mi madre dice que es normal, al igual que sus cambios de humor. Héctor está en la misma tesitura que yo, Sarah está más repugnante que en su primer embarazo.

Normalmente, quedamos los viernes solos, sin mujeres para comentar los tormentosos días, junto a ellas.

La manilla de la puerta se gira, pongo el móvil en modo avión y lo vuelvo a guardar.

-No eres mi hermana -dice Tamara al verme -¿qué haces aquí?

-Pediste hablar con Sofía, ella no se encuentra bien de salud -le digo tranquilo, sereno.

-¿Que le ocurre? -me pregunta asustada -¿está bien?

-No creo que sea de tu incumbencia, pero no voy a ser borde contigo -le digo, caminando delante de ella -los gemelos la tienen agotada y con algunos problemas de salud. Como comprenderás, no voy a permitir que empeore, solamente porque tú quieras verla.

-Está embarazada...de gemelos -decepción, esa es la expresión de su cara, me mira con asco -el plan se fue a la mierda.

Por décimas de segundo me da lástima, es como si fuera una pequeña indefensa.

-¿Que salió mal del plan, Tamara? -me fastidia tener que hablarle así, pero Andy me dijo que necesitamos que ella cuente todo, si no, Dupont saldrá de rositas.

-Tú, tú saliste mal -le ofrezco algo de bebida de la máquina, me dice que un refresco y el guardia amablemente, va a buscar uno. Abre la botella de plástico y le da un trago -Sofía se enamoró de ti.

-Hay algo que no entiendo -me quito la americana y me siento frente a ella -mentiste para entrar en la universidad -asiente -pero no sabíais que las prácticas serían en DurandSA.

Bebe otro sorbo de la botella, me mira fijamente.

-¿Lo tengo muy complicado, pero...ayudará en algo a que cuente la verdad? -baja la mirada.

-Tamara, eso no depende de mí, pero si es información buena, el fiscal podría ser comprensivo.

-Y como sabe, que lo conté yo o como me puedo fiar, que cuentes mi versión -con la mirada, le señalo a una de las cámaras que es visible, sonríe -no sabía que estaban grabando.

La dejo que piense, que medite. Salgo de la sala, voy hasta la máquina del café y elijo mi dosis de cafeína. Desde que Sofía no puede tomar café, he decidido que yo tampoco, aunque solo es delante de ella.

Desbloqueo el teléfono, no hay mensajes y me río, al darme cuenta que lo tengo, para que no me molesten.

Termino mi café, tiro el vaso de plástico a la basura y vuelvo a la sala. El guardia me hace una señal, de que estuvo llorando, pero que todo bien.

-¿Y bien? -pregunto, mientras me siento otra vez, delante de ella, asiente -cuando quieras, puedes empezar -le digo, poniendo otra botella de refresco delante de ella, me mira y me da las gracias.

-Crecí escuchando hablar a mi padre de Sofía, Dupont sabía de su existencia desde siempre, al igual que Jess -extiende los brazos y los pone sobre el frío inoxidable de la mesa, pegando la palma de la mano sobre ella y jugando con los dedos, haciendo musiquita sin sentido.

Verdades ocultasWhere stories live. Discover now