Capítulo 14. Sofía

15 0 0
                                    

Tres meses después

Hoy me reincorporo al trabajo, ha sido un mes largo y amargo, muy amargo. Hace dos semanas que enterramos a Gerald, he perdido a un buen amigo, durante este tiempo un cómplice y hasta el último minuto, un padre para Gabriela. Su salud iba debilitándose muy rápido, casi sin darnos cuenta.

En mi escritorio, puse una foto de los dos, junto a nuestra hija el día de su bautizo. Mi pequeña estaba preciosa, recuerdo el día que vino Amanda con ese traje.

-Querida, necesito hablar contigo del bautizo -me dice toda seria -sé que las cosas no son buenas con mi hijo, pero... -abre una bolsa y saca un precioso traje, color crudo, con el apellido grabado en el faldón, me quedé enamorada en cuanto lo vi -era el que llevó Gabriel, en su día.

Bajó la voz tímidamente, como si hubiera dicho una barbaridad.

-Te gustaría que lo usara con Gabriela? -ella sonríe y asiente -entonces, será el que lleve mi hija, muchas gracias.

No puede articular palabras, solamente llora sin consuelo. Me siento a su lado y la abrazo.

-Es tan testarudo Sofí...no hay manera de hablar con él -me dice limpiándose los ojos -es mi hijo, pero te juro que me apetece coger un bate beisbol, y darle hasta cansarme.

-Sabíamos que no iba a ser fácil -le digo riendo -pero con Gabriel o sin él, voy a salir adelante, de eso, estoy segura.

El sonido del teléfono me saca de mi recuerdo, sonrío al ver esa foto. La única foto de ese día, en que la pillamos con los ojos abiertos, mirando a su padre.

-El Sr Durand viene a verla -como si solamente hubiera un sr Durand, le digo que entre y cuando la puerta se abre, veo a mi suegro entrar.

-Desde cuando me avisan de tu llegada -me da dos besos y se ríe -eres el jefe.

-Preparada para coger las riendas de la empresa? -asiento -mañana es la Junta, te presentaremos a ti y a Héctor, aunque la que dará la cara eres tú, que es la que vas a estar al frente.

Pasea por la oficina, me mira y sonríe, algo está tramando.

-Mi sobrino no da el brazo a torcer, te toca jugar a ti -entre cierro los ojos, sin entender -vas a ser la mejor presidenta que una empresa ha tenido, vas a darle en todos los morros a ese idiota, que tendrá que venir arrastrándose a por tu perdón.

-Estoy muerta de miedo Paul -me siento a su lado y me coge las manos -gracias por vuestro apoyo.

-Te dejo que te pongas al día, yo voy a pasar un poco de tiempo a la guardería -dice riéndose y guiñándome un ojo -esa niña me tiene enamorado, va a ser una rompe corazones, tendré que decirle a mi hermano, que le ponga doble seguridad.

Me deja ahogada entre informes, cuando el teléfono vuelve a sonar. Debe de ser una broma.

-Sra Durand, soy María de recepción, hay una señora que quiere verla y no tiene cita -yo no había quedado con nadie -dice que es su madre -por un momento quedo sin palabras.

-Dígale que suba, no me dijo que iba a venir y gracias -salgo de mi oficina y le digo a Natalia que la haga entrar cuando llegue, momento que aprovecha y me da todos los accesos nuevos de la empresa, hace una semana hubo un problema informático y hubo que restableces nuevas contraseñas -perfecto, en cuanto tenga un momento, las cambio.

El sonido del ascensor suena antes de entrar entre mis cuatro paredes, me giro para verla y me encuentro una mujer de cincuenta años, que aparenta tener ochenta y tirando por lo bajo. Da dos pasos y se para, me acerco a ella y la abrazo.

-Hola mamá, no sabía que ibas a venir por aquí, me encuentras de casualidad, es mi primer día de trabajo -me mira extrañada -pasa a mi oficina y hablamos, quieres tomar algo.

Verdades ocultasWhere stories live. Discover now