Capítulo 16. Sofía

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Hacía tiempo que no pasaba horas hablando con Tami, ayer cuando llegó de trabajar me dejó de lado, para mimar a su ahijada. Cuando consiguió dormirla por la noche, fue nuestro momento de confidencias.

Por esta noche, quería olvidar por qué tengo seguridad, no estoy nunca sola y vivo con los padres de mi difunto marido. En nuestra segunda copa de vino, le pregunté por su situación sentimental, la cual sin saber el motivo, se fue al traste. Sin más, sin explicaciones, le dejó su chico, todo muy raro y extraño, ya que fue él, quien puso fecha para su boda.

Entre lágrimas me contaba que ya estaba todo cancelado, el vestido llamó a la tienda, para que no siguieran con el encargo. La escucho, de la misma manera que ella lo hizo conmigo.

Al terminar la primera botella, seguimos hablando de amores, desamores, hombres y de lo bien que estábamos solas en la universidad. Sin saber cómo, nos dormimos en el sillón, abrazadas y los ojos hinchados de llorar por quien no se lo merece.

-Sra Durand -oigo llamarme a lo lejos, como un susurro -Sra Durand, será mejor que se echen en la cama, para que estén más cómodas -abro los ojos y veo a la niñera de Gabriela.

-Buenos días -al moverme, hago que mi amiga también se despierte -parece que anoche, dormimos juntas...

Nos echamos una mano a la frente, tenemos un dolor de cabeza, que no es compatible para cuidar a una niña tan pequeña. Vamos a la cocina, siguiendo la estela del olor a café recién hecho. Darlys nos pone un café delante para cada una, lo que aceptamos de mil amores.

Salimos al jardín con las tazas en nuestras manos, Gabriela está durmiendo en su corralito, debajo de la pérgola que sus abuelos compraron, para que le diera el aire, pero no el sol. La consentida de la casa...

-Empieza a contar -me dice Tami -ayer supuse que no querías hablar, pero hoy no te libras -la miro sonriendo -porqué toda esta seguridad?

-El día que volví al trabajo, después de que Gerald muriera... -empiezo a narrarle la visita de mi madre, la amenaza que me hizo, la pongo al tanto sobre las investigaciones -yo hubiera quedado en mi casa, pero la verdad, que estoy asustada.

-Gabriel sabe algo de todo esto? -la miro negando -nena, tienes que hablar con él, lo prometiste.

-Lo sé, pero... -me quedo pensativa -no soportaría que me volviera a rechazar. Cuando quedé viuda, me prometí a mí misma, que no iba a dejar a Gabriel pisotear mi autoestima. Si no quiere nada con nosotras, yo puedo vivir sin un hombre a mi lado.

-Tus suegros que dicen? -me pregunta sabiendo la respuesta.

-Que ya es hora de enfrentarme a tu jefe -la sonrío y sin decir nada, bebemos nuestro café.

Oigo moverse a la pequeña, me levanto a cogerla, me quedo mirando mi pequeño milagro, mi preciosa hija, mi todo. Me acerco a su madrina, la cual está ensimismada con su teléfono.

-Algo que deba saber tu amiga? -le digo señalando el móvil, se ríe y lo apaga -andas con secretitos conmigo?

-No, eran las compañeras de la empresa, que hoy van a salir de fiesta -le digo que por mí no hay problema -de eso nada, hace mucho tiempo, que no nos comemos una pizza extra gigante.

Me río y le digo que desde que soy madre y encima soltera, tengo que cuidarme, para poder cazar un millonetis.

-Sra Durand -me giro para mirar a Darlys -preguntan por los señores, cuando dije que no estaban, preguntaron por usted.

-Quien?

-Yo -escucho la voz de Gabriel, saliendo por la puerta que da al salón, está guapísimo, con vaqueros y camiseta informal, unos playeros recién salidos de una tienda me llaman la atención, tenía que ser delito, ser tan sexy -buenos días, Señorita Fanjul -dice mirando a Tami -hola, Sofía -me habla a mí, pero sus ojos se van hacia la niña, no le quita ojo.

Verdades ocultasWhere stories live. Discover now