Capítulo 13. Gerald

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La reunión con mi médico, no fue lo que yo esperaba. Esta mierda avanza a grandes pasos, sin pedir permiso a nadie. Tengo el apoyo de Sofía, durante la consulta, no me soltó la mano y sé que nunca lo hará.

Si supiera mis verdaderos sentimientos por ella, no sería tan cariñosa conmigo. Salimos del hospital y la invito a desayunar, antes de llevarla a la empresa. Hoy se empieza a hacerse cargo de ésta, con la vigilancia de mi padre, para que se valla familiarizando con el puesto de CEO.

Gabriela está con los abuelos, mi madre insistió en quedársela a dormir anoche, para que yo pudiera descansar. Sofía se reía haciéndose la loca, sabiendo que lo hacen porque la quieren para ellos solos.

Amanda sí que se volvió loca, desde que conoció la verdad sobre su nieta, no hay día que no aparezca con un regalo o ropa para la niña. Sofía dice, que tiene tanta ropa que no le da tiempo a estrenarla toda.

-Señora Durand... -le digo haciendo una reverencia, para que entre a su oficina -te presento a Natalia, tu asistente -veo como se saludan y espero a que llegue mi padre, para dejarlos a solas.

-Vas para casa? -me pregunta, intento que no me pille pensando la mentira que le voy a decir.

-Primero voy a casa de mi madre, a buscar a nuestra hija, una vez que pueda recuperarla, me la llevo a casa -diciendo esto, el gran jefe entra saludándonos -y ahora que estás en buena compañía, voy a rescatar a Gabriela.

Mi padre me dice que suerte con eso y echa una carcajada, que nos hace mirarnos a Sofí y a mí. Me acerco a mi mujer, me despido de ella como siempre hago, con un beso en la frente, que ella recibe gustosamente.

Al salir de la empresa, llamo a mi primo Héctor para indicarle que ya voy a sus oficinas. Viene en mi busca y riendo nos acordamos de cuando éramos pequeños, nuestros padres nos traían a la empresa, para presumir de niños.

-Que pasa Gerald? -pregunta sentándose en su silla de CEO -siempre hemos tenido confianza, no soy mi hermano.

-Tengo algo que contarte... -empiezo a narrarle toda la historia de mi enfermedad, sin saltarme nada.

Se levanta y viene hacia mí, me extiende la mano, se la recibo y me dice que lo siente, que cualquier cosa, lo tengo a mi disposición.

-Ahora dime algo, que pinta Sofía en todo esto -sonrío, porque sabía que ella iba a estar en esta conversación.

-Es otra historia interesante -comienzo a hablarle del bebé, el plan y el poco tiempo que me queda -voy contrarreloj, primo.

-En estos momentos, Gabriel no entrará en razón. Desde que supo de vuestra boda, está fuera de control y contigo...digamos que tú, no eres bienvenido a su casa.

-Quiero ser yo, quien le diga mi enfermedad, me da igual si tengo que amordazarle, pero necesito que me escuche -me levanto y paseo por la oficina -Sofía no sabe que vine, fui yo el que insistió, en esperar a que yo muriera, pero...

-Que pasa Gerald...

-Joder tío, todas las noches la oigo llorar, tiene momentos, que abraza a su hija y llora... -doy un golpe en la pared -como puede ser, que dos personas se quieran y sean tan tercos.

-En que quieres que te ayude? Quieres que esté yo delante, cuando hables con mi él? -niego con la cabeza.

-Voy ahora a casa de tu madre, Gabriel va a estar allí -le veo que coge su americana y se la pone, salimos de su oficina y dice a su secretaria, que en toda la mañana no estará disponible -pero si quieres venir...

Nos reímos, mientras bajamos en el ascensor. Le digo que no traje coche, ya no conduzco. Cuando llegamos a casa de mis tíos, no salgo del coche, miro hacia la puerta de la entrada, como si eso, me hiciera desaparecer.

Verdades ocultasWhere stories live. Discover now