Capítulo 50. Sofía

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Siento un leve dolor, con los ojos cerrados, llevo una de mis manos a mi vientre, que ya no está tan abultado.

-La niña, como está la niña -balbuceo si querer abrir los ojos, estoy agotada.

-Hola mi amor -oigo decir a Gabriel, que me acaricia la cabeza -los gemelos están perfectos, esperando a que te pase el efecto de la anestesia, para traerlos a la habitación.

-¿Pero está bien? -le vuelvo a preguntar.

-Fuerte y valiente, como la madre -sonrío y me dejo dormir.

Noto que me mueven un brazo, me acarician la cara. Voy abriendo los ojos, para ver la imagen más maravillosa que se pueda tener.

Los gemelos durmiendo y Gabriela, mirando como lo hacen.

-Hola mi amor -le digo a mi princesa, que da la vuelta a la cama corriendo y se tira a mis brazos.

-Soy hermana mayor, mami -dice aplaudiendo emocionada.

-Vas a ser la mejor -mira a su padre y se ríe, volviendo al lado de los pequeños. Extiendo la mano, pidiendo la suya -tienes mala cara, cariño. Deberías ir a casa a descansar.

Niega, juntando sus labios a los míos.

-Solo haré eso, cuando lleve a mi esposa e hijos -le acaricio la mano, iba a pedirle que se acercara para darle un beso, pero la puerta se abre de repente, entrando los orgullosos abuelos.

-Abuela, mira que hermanitos tengo, son pequeños, pero ya crecerán -nos reímos de las ocurrencias.

-Mi princesa, pero tú eres más guapa -dice Paul, mirando a Joan y Amanda -enhorabuena querida.

-¿Me permites coger en brazos a uno de los gemelos? -pregunta mi suegra a la nieta, ella asiente contenta -ya tenéis los nombres o estáis esperando a que hagan la primera comunión -dice cogiendo al pequeño en brazos, me guiña un ojo y le pasa el niña a su cuñada.

-Gerald, mi hijo se llama Gerald -no me hace falta ver la cara del feliz matrimonio, para saber que se les escapa una lágrima -la niña, corre a cargo de tu hijo -le digo a Amanda riendo.

Miro a la pequeña, que duerme plácidamente, pero Gabriel no dice nada, como si no existiera. Sigue mirando el móvil, haciendo caso omiso a los comentarios.

Tocan en la puerta y se abre despacio, asomando la cabeza mi padre, momento que Gabriela aprovecha y corre al encuentro con su abuelo. Se apodera de sus brazos, colgándose de su cuello. Pidiéndole ir a ver a sus hermanos.

-Este es Gerald -dice señalando al bebé, todavía en brazos de su tia abuela, se acercan a mi cama -y aquí tienes a mi hermana, pero no tiene nombre

-Se llama Melisa -dice de repente Gabriel.

Por un momento, en la habitación se hace un silencio. Dejo de mirar a mi hombre, para posar mis ojos en la pequeña, no digo nada.

-Bonito nombre -dice mi padre con la voz entre cortada -gracias, chicos.

-¿Te gustó la sorpresa? -me dice, mientras me da pequeños besos en la cabeza.

-Mi hija, no se va a llamar Melisa, elige otro nombre, por favor -le digo seria, notando que el silencio de la habitación se agravó un poco más.

Entran dos enfermeras, necesitan saber los nombres de los bebés, para abrirles las fichas de pacientes. De la boca de Gabriel vuelve a salir el nombre de Melisa, la mirada de enfado no le pasa desapercibida a nadie de la habitación.

Dejan a los niños en sus cunas, Amanda dice de ir a tomar un café a la cafetería, nadie le lleva la contraria. Gabriel ni los mira al salir de la habitación, no me quita ojo de encima. No pasa tiempo, cuando se escucha cerrar la puerta, aunque a mí, me pareció una eternidad.

Verdades ocultasWhere stories live. Discover now