Deseo

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Cuando Nicolás llegó a recoger a Betty para llevarla a la casa, entendió la razón. Como si hubiese sido una orden el disfrutar más, Beatriz se dedicó a eso el resto de la noche. Así que ahora se encontraba pletórica y más animada de lo normal. La llamada de Marcela y ese compartir con el Cuartel le habían recargado el alma.

—Uy, Betty, pero desocupó la licorería de la esquina. Vea como va...

Beatriz se rió mientras se sostenía del marco de la puerta.
— Ay, sí, yo sé, Nicolás, pero es que lo necesitaba... Estoy muy borracha.

Nicolás la tomó del brazo y la ayudó a llegar al carro.
— Donde no me diga no me doy cuenta. Ahora qué le va a decir a su papá.

Betty subió como pudo al carro y se puso el cinturón. Nicolás también se montó y arrancó

— No sé, Nicolás. Yo creo que ya ni modo. Que se dé cuenta y mañana lo arreglo. Ahora solo quiero dormir.

— Jum, conociendo a su papá, le esconde el whisky...

Se rieron juntos.

— Me prohíbe salir de por vida, pero yo creo que ya es hora que se haga a la idea que tengo que vivir mi vida y disfrutar. Además, no es que salga mucho...

— ¿Y esa inusitada valentía para con su papá, Betty? Le va a tocar que se emborrache más seguido para ver cómo pelea con dos Gérmenes.

Beatriz iba con los ojos cerrados y reía.

— No, Nicolás. Solo que quisiera que en días como hoy, después de tanto estrés y tanto trabajo, mi papá no me molestara con dónde estoy y con quién y con horas de llegada...

— Ay, Betty, no se haga, sí, su papá es muy cansón a veces y todo lo que quiero, pero yo sé que usted lo quiere así. A usted lo que la tiene como rara es como otra cosa o alguien...
—Ay, Nicolás, no comience— abrió los ojos y se puso seria.

— ¿No será que está despechada porque se le fue el troglodita ese? ¿O más bien es por otra ... Persona?

Betty trataba de controlar la borrachera y sus pensamientos. Nicolás la conocía y siempre sabía cuando sus sentimientos cambiaban.

— Nicolás, tengo que contarle algo...

— Sí, ve, yo sabía, ja, ja. Yo la conozco, mi presidenta, puede que el resto de la gente no sé dé cuenta, pero yo sí.

— jum, pero sí será por amistad o por chisme. Usted como que ha pasado mucho tiempo con el cuartel...— bromeó Beatriz.
— no me cambie el tema y hable. Suelte la lengua.

Beatriz le contó lo que había sucedido hasta el momento con Marcela. Las miradas, las conversaciones, ese abrazo de la última noche que la vio y la llamada. Le contó sobre sus emociones y sus pensamientos acerca de ella.

— ...y para  serle sincera, Nicolás. Creo que me atrae, que me gusta doña Marcela— Nicolás frenó en seco haciendo que sus cuerpos se fuesen adelante por inercia.

Nicolás se quedó en silencio por un momento. Sí, sabía que algo pasaba entre ellas. Esas miradas, ese nerviosismo. El mal humor de Betty los últimos.

—¿Betty, está segura?— volteó a mirarla en serio — ¿Usted no será que está confundiendo las cosas? Mire cómo es esa gente, de pronto ella quiere ser su amiga...

— Nicolás, yo no puedo hablar sobre lo que sienta o piense doña Marcela o asegurarlo. Pero sí estoy segura de lo que siento yo. Me he pasado todas estas noches pensándolo, mirando si estoy confundiendo las cosas, si tal vez estoy loca, pero no, Nicolás, esto es real. Además... No se vaya a reír... Mariana me leyó las cartas y, al parecer, ella me va a enseñar el verdadero amor...

Destino - Marcela y BettyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora