Desencuentro

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Había pasado una semana desde aquel día. Las cosas en Ecomoda iban bien, Beatriz podía con todo gracias al apoyo de Nicolás y todo su equipo de trabajo. El cuartel se portó a la altura para ayudarle a llenar los vacíos que dejaba el trabajo que realizaban Marcela y Mario. Bueno, la excepción era Patricia, pero eso era algo que no le interesaba. Sin embargo, aunque tenía ese apoyo, eso no evitaba que sintiera mucho estrés y presión sobre sus hombros. Los últimos días su humor fue inestable, dormía poco, apenas si comía y trabajaba de sol a sol. Llegaba a la casa y solo hablaba de trabajo y su primer pensamiento todos los días era el mismo.
Sí, habían momentos del día en los que Marcela llegaba a su cabeza. A veces le entraba el pensamiento de ir a su oficina para recordarla allí sentada. A veces, pensaba en llamarla con la excusa de preguntar algo de los puntos de venta, pero se sintió invasiva. Era mejor así, aunque le pesara un poco la ausencia de ella.
En otras ocasiones pensaba en Armando y su historia. Ahora veía todo con más claridad y aunque él le jurara que la amaba, eso no cambiaba el pasado y la intencionalidad con la que la enamoró. Aún lo amaba, no con la misma intensidad, aún sentía inquietud por él, pero el peso de las circunstancias era mayor. Era el hecho de que hubiera elegido lastimarla después de todo lo que ella había hecho por él. Y reconocía su culpa en todo, pero no había lugar para más. El sufrimiento había acabado y ahora estaba trabajando en liquidar ese sentimiento con fuerza.
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Marcela se paseaba por la bodega en Miami supervisando que todo estuviera en orden. Al contrario de Beatriz, cada día despertaba con más ánimo y energía para continuar. Sin embargo, en las noches llegaban los pensamientos, el desborde emocional, los recuerdos, el pasado. Pero esta vez era diferente, había un impulso en su interior que la motivaba y a parte de eso, había empezado a ir a terapia, solo llevaba dos sesiones, pero eso era un aliciente.

Ese día sería su tercera sesión. Así que se apresuraba a dejar todo listo o en proceso para poder salir con tiempo. Estaba asistiendo recurrentemente porque no sabía cuándo volvería a Colombia y quería aprovechar el tiempo con la psiquiatra. Una mujer que conoció en Italia mientras estudiaron diseño con Hugo.

Hablaron del mismo tema hasta que Marcela confesó que necesitaba hablar sobre alguien y contó lo que había omitido decir sobre Beatriz y lo que le generaba. La psiquiatra la escuchó todo el tiempo y sonreía, ya había advertido cierto interés, mencionaba varias veces su nombre en las sesiones anteriores. Era evidente que habían muchas heridas, cierta desconfianza hacia ella, pero en general, hacia cualquiera de sus vínculos.

La relación con Armando y sus constantes infidelidades le fueron quitando, poco a poco, la seguridad en sí misma, llegando a cuestionarse qué le hacía falta a ella para que él lo buscara en otras mujeres. Eso fue convirtiéndola en "la loca" o "paranoica" que Armando señalaba. Eso la llevó a casi obligarlo a prometerla en matrimonio como un seguro de que iba a estar con ella. Y aún así, aún con su incondicionalidad y su perdón, terminó enamorado de la mujer que jamás creyó que podría arrebatárselo.

Si solo ese hecho era inverosímil, el sólo pensar que se sentía atraída hacia Beatriz llegó a parecerle inaudito. Pero era la realidad y ese era su conflicto. No sabía cómo terminó así, cómo es que la vida le había dado otra vuelta de tuerca. Sabía que todo había iniciado con su regreso, la impresión que le había ocasionado el ver su belleza, pero más allá de eso no se explicaba el por qué.

La profesional también trataba de comprender el panorama. Era probable que la actitud honesta y responsable de Beatriz hubiese ocasionado que Marcela encontrara un poco de algo que hace mucho le habían negado. Era natural después de vivir una experiencia donde fue engañada y minimizada de tantas maneras. Tal vez conocer a Beatriz le hubiese podido ayudar a entender mejor cómo se dio todo, pues según la historia de su excompañera y paciente, ella también había cambiado y no solo físicamente.

La sesión acabó con una conclusión. Marcela estaba sintiendo atracción hacia Beatriz y no solo físicamente, encontrar un poco de responsabilidad afectiva en ella, también le generaba un vínculo emocional, que si no tomaba con tacto y con tiempo para pensarlo, podría caer en la dependencia emocional. Sin embargo, había algo ratificado, alejarse de Beatriz no era una opción. Simplemente debía encargarse primero de sí misma e ir cuidándose en su salud mental, para poder permitirse conocerla realmente. No estaba mal sentir lo que sentía cuando la tenía cerca, no estaba mal que pensara en ella, incluso, no estaba mal que se comunicara con ella.

Salió de allí un poco más tranquila. Su ansiedad había disminuido si la comparaba con el primer día en Miami. Aunque trataba de canalizarla en el trabajo, aún los rezagos le quedaban en el cuerpo. Poco a poco había recuperado el apetito e incluso, dormía un poco más. Se dirigió al hotel con una resolución en su cabeza: hablar con Beatriz.

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El cuartel se reunió en el baño para tratar de encontrar la razón del malhumor de Beatriz. La notaban con desánimo, con estrés y tristeza. Trataban de ayudar en lo que más podían para paliar su estado de ánimo, pero no funcionaba. Llegaba temprano a Ecomoda y era la última en irse. Iba a colapsar si seguía de ese modo.

Aura María propuso que la sacaran de Ecomoda antes de tiempo con alguna excusa. Tal vez una copa no era la solución, pero al menos la distraería. Le mentirían sobre el verdadero plan, para evitar que se negara.

Para llevar a cabo el plan, enviaron a Sofía a su casa a preparar todo para cuando llegaran. Entraron a la oficina de Betty y le mintieron diciéndole que Sofía había tenido que irse a su casa porque se sentía demasiado mal y había estado vomitando durante la tarde . Y que habian decidido ir todas a visitarla, ya que la pobre estaba sola con sus dos niños.

Beatriz se preocupó e incluso se sintió culpable por el exceso de trabajo que había exigido en los últimos días y no dudó en aceptar.

Salió con ellas en su carro hacia la casa Sofía y pasaron por una farmacia. Todas estaban demasiado satisfechas de haberlo logrado y mantenían el teatro hasta que llegaran a casa de su amiga. Allí tendrían unos pasabocas, unas botellas de licor y música.

Mientras ellas se dirigían a cierto barrio de Bogotá, el teléfono de Beatriz en presidencia sonaba constantemente.

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Disfruten la canción pensando en Marcela y Betty en esta historia.

Destino - Marcela y BettyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora