Certeza

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Inútilmente pensó que tendría por fin un momento para descansar después de un día tan largo, sus planes se arruinaron cuando Margarita y Patricia entraron a su oficina y terminaron convenciéndola de ir a comer y hablar sobre ella y sobre Armando. Estaba harta del tema, pero no tenía opción, al menos se quitaría a Margarita de encima por unos días y Patricia por fin tendría una buena comida. En medio de tanta confusión decidió preguntarle a Armando qué haría, porque era obvio que él era una de las víctimas que ocasionó el regreso de Beatriz. Lo notó tenso y esquivo. Beatriz reapareció con el cuartel y los vio juntos por unos segundos, se despidió con un seco "buenas noches" y desapareció junto con sus amigas. Marcela se despidió de Armando con un beso frío y se fue con Margarita y Patricia. 

Beatriz no tenía una situación distinta, en aquel taxi lidiaba con sus pensamientos, con los comentarios de sus amigas y con la desazón que le provocó la noticia, pero lo que más la inquietaba era la imagen de Marcela Valencia y sus ojos, no sabía por qué no podía borrarla de su mente, tal vez era la dureza de sus gestos o todas las emociones que salieron a flote en aquella conversación. Se obligaba a no pensar en ella, en Armando, pero no podía. A penas si lograba hilar una historia creíble para que el cuartel dejara sus intrigas. 

Llegaron a una discoteca, era obvio que Aura María no las iba a llevar a un restaurante. Entraron y ordenaron rápidamente para poder ponerse al corriente de todo lo sucedido con Beatriz, Ecomoda y su cambio. Beatriz sorteo con maestría cada una de las preguntas, tratando de erradicar todo aire de sospecha, pero sabía que había cosas que no podía contar por más que quisiera, así que bajo el argumento de la confidencialidad logró evadirlas. Lo que no pudo evitar fue la sorpresa al enterarse que por su culpa se había cancelado el matrimonio de Armando y Marcela. Eso la descolocó porque no entendía como una mujer tan bella, con tantas cualidades y poder podía haberle perdonado algo así a un hombre como él. Sintió cómo la culpa la carcomía, se sintió un ser humano terrible por el daño que había hecho, pero ya no había marcha atrás, ya no podía cambiar nada de eso. Tomo un trago y ahogó su culpa en ellos, los tiempos de lamentarse habían pasado, ahora debía afrontarlo. 

Marcela escuchaba a Margarita y Patricia hablar incesantemente del cambio de Beatriz, de cómo se había sorprendido Armando, de la preocupación ante el desequilibrio de la relación de ellos por la permanencia de Betty en la empresa. Ella solo podía recordar esa boca de nuevo, estaba cansada y harta y aún así esa imagen parecía imborrable, pero era solo eso, nada cambiaba en su corazón, su rencor hacia ella seguía, pero era hora de admitirlo, Beatriz la había conmocionado más de lo que pensaba. Pero había otra realidad que no podía pasar por alto, Armando estaba enamorado de Beatriz y aunque ella no lo supiera y siguiera creyendo en esa carta y prometiera que "jamás se volvería a acercar a él" eso no frenaría los avances de ella. Por si fuera poco atormentarse en su cabeza, Margarita comentó:

—y debió impactarle mucho verla tan cambiada— terminó de pasar los alimentos y muy a su pesar admitió— hasta bonita llegó.

Para una mujer en decadencia económica, psicológica y emocional como Patricia decir que la nueva Betty era bonita era una verdad que jamás pensaría admitir, por eso empezó a arremeter con comentarios negativos sobre el aspecto de Beatriz, sus piernas, su pelo. Marcela no lo soportó más y la interrumpió sorpresivamente:

—¡Patricia! Está bonita. Deja de sufrir— admitió en voz alta y se encontró sorprendida a sí misma ante tal afirmación, sus gestos denotaban lo impresionada que se encontraba consigo misma al haber hecho tal comentario. No obstante, sintió un leve descanso al decirlo abiertamente, ya lo había hecho en su cabeza, pero decirlo le dio tranquilidad. 

— Tú eres mejor que ella, Marcela— le replicó— o es que también caíste a sus pies— le dijo con los ojos entrecerrados, pues notaba cierta actitud extraña en su amiga y ella ya conocía esa cara de Marcela cuando estaba aturdida. 

Destino - Marcela y BettyМесто, где живут истории. Откройте их для себя