Itinerario

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Pasaron algunos días y pronto se acercaba el fin de semana. Beatriz estaba haciendo paso a paso lo que planeaba para poder tener el fin de semana libre. Comenzó hablando en su casa sobre la posibilidad de un viaje a negociar con unos proveedores de insumos. Nada concreto, estaban ajustando agenda con los demás ejecutivos para ver quién podía encargarse. Después comenzó a hablar de que posiblemente ella tendría que hacerlo ya que el negocio era demasiado grande y que iría con Marcela Valencia, ya que ella era quien aprobaba ese tipo de compras.

Su madre solo se quedaba en silencio no se oponía, pero tampoco la apoyaba. Su padre comenzaba a preguntarle cuánto tiempo sería, dónde se quedaría, en fin, su preocupación excesiva y control constante que, en momentos así, la asfixiaba.

Ya para la noche del jueves, estaba casi que listo el terreno, pero aún le faltaba tener una coartada. Hizo las reservas de los vuelos y el hotel, por si su padre se pasaba de curioso y se encargó de que alguien allí siempre dijera que estaba fuera y regresaría la llamada en cuanto pudiese. Se apoyó en Aura María que llamaría al hotel la noche del viernes y el sábado, para ponerla al tanto. Nicolás, por supuesto, estaba también enterado de todo y se prestó para hablar de la negociación durante la cena, lamentaba no poder ir, para dramatizar más la cuestión, Betty le agradeció con la mirada.

Para el viernes en la mañana, Beatriz anunció que llegaría tarde. Esa mañana se reuniría con Catalina para desayunar y ponerla al corriente de todo. Estaba esperándola ya en un café elegante cerca a la zona norte, estaba nerviosa y emocionada.

- Hola, Betty- dijo Catalina con sonrisa alegre y dándole un abrazo.
- Doña Catalina¿Cómo está? - correspondió al abrazo y se volvió a sentar.
- No tan bien como usted, mire esos ojitos brillantes que carga, ah, veo que hay muchas cosas por hablar ¿O me equivoco?

Catalina había aprendido a conocer a la personas, pero con Betty sentía una conexión especial, era transparente para ella, era un libro abierto. Y por eso sabía que algo estaba sucediendo y esperaba que su intuición siguiera intacta y esa persona fuese Marcela.

Comenzaron a hablar y se aplaudió internamente, había dado en el clavo y de manera perfecta. Se emocionó tanto con cada detalle y le pareció tan genuino todo, empezando porque a pesar de la atracción, tuvieron tiempo para poder lidiar cada una con sus respectivos dolores. Le sorprendía la manera en que Marcela estaba demostrando sus sentimientos, le fascinó escuchar los detalles, las tarjetas, su honestidad. Sin embargo, sabía que todo esto estaba siendo posible por la distancia de Armando con las dos y que la llegada de él podría entorpecer el buen curso de las cosas y conociendo la fragilidad de su ego, se hundiría más.

Le preocupaba eso, pero tenía fe en que las dos lo enfrentarían. Le contó a Beatriz que Michelle estuvo llamando y enviándole saludos, Betty sonrió y se sonrojó, prometió en algún momento devolverle la llamada.

Una vez al día con todos los temas a Beatriz solo le quedaba pedlrle a Catalina la ayuda que necesitaba, le contó su plan y se fueron a ponerse manos a la obra. Para eso dispondrían de toda la mañana.

Marcela estaba inmersa en su trabajo, sabía que Beatriz no iría por la mañana porque debía ir a un Banco o algo así fue que le dijo. Estaba tratando de concentrarse en eso para no parecer desesperada y preguntarle a su Betty sobre la promesa, pues ya había llegado el fin de semana y aún no se concretaba nada y ella ya no podía ni quería esperar más. La autocomplacencia de las últimas noches le ayudaba, pero no era suficiente, realmente la necesitaba y estaba casi que al límite.

- Marce, ¿Cómo es eso que el cuartel ya lo sabe todo? - entró a la oficina preguntando Patricia - yo pensé que era la única que lo sabía, Marce.

Marcela apenas si levantó la vista.

Destino - Marcela y BettyWhere stories live. Discover now