Reflejo

679 52 15
                                    

Cuando Beatriz llegó a su oficina, estaba dispuesta a contarle a Michael que había alguien en su vida. Tomaron asiento y Michael comenzó a hablar.

— Betty, yo sé que me ha dicho que ya estás en una mejor etapa de tu vida, que esto en esta empresa es temporal y que estás preparada para lo que venga a continuación...

— Sí, así es, aunque me gustaría también contarle algo.

— No, yo quisiera que me escuches primero, porque quiero proponerte algo. No me tienes que responder ahora, vas a tener tiempo para pensarlo.

Betty se puso nerviosa. Temía que fuese a proponerle algo romántico y no quería hacerlo sentir mal.

— No me mires así — le dijo Michael al notar el nerviosismo en su mirada y la presidenta solo se rió.

Le contó sobre su nuevo negocio en sociedad con amigos inversionistas extranjeros. Le planteó la idea con todas las ventajas, desventajas. Le propuso una vida nueva, en un lugar que la había enamorado, un empezar de cero, lejos de todo lo que la hirió. Todo hubiese sido fácil si él supiera el resto.

Cuando el francés terminó de hablar, pudo hablar ella. Agradeció la propuesta y aunque no la rechazó sí le dijo que había algo importante que estaba sucediendo en su vida.

— Yo estoy con alguien. En este tiempo la vida me ha cambiado tanto Michael, que hasta me ha tocado desaprender y aprender. Estoy saliendo con alguien — las cejas alzadas del francés dejaban en evidencia su sorpresa — es una mujer maravillosa que quiero que conozca. Es un gran ser humano que en poco tiempo me ha calado tan hondo en el corazón, me tiene enamorada — sus ojos brillantes demostraban la firmeza de sus palabras — y yo no sé qué nos depare el futuro a nosotras, pero por ahora, quiero este presente junto a ella.

Si Beatriz no hubiese hablado con tanta emoción y sinceridad, habría sudado, pero no, era la realidad. Aún así sabía que era reciente y que más allá de todo, se confirmaría con su amistad, por valoraba el gran ser humano que era Betty. Mantuvo en pie su oferta y le dio dos meses para pensarlo mientras todo se consolidaba. Estaba terminando la conversación cuando alguien irrumpió en presidencia con una sonrisa tensa.

— Buenas tardes — sus ojos claros brillaban de manera extraña.

— Hola — Beatriz le dedicó una sonrisa tímida y la miró con devoción, lo que hizo que Michael se girara para ver quién era y lo entendió todo. Era un mujer hermosa que suavizaba su sonrisa ante el gesto tierno de Beatriz — Michael, le presento a Marcela Valencia, accionista de Ecomoda y gerente de puntos de venta.

Marcela se quedó esperando el otro título, el que más esperaba oír, pero no llegó. Eso le hizo bullir su interior. Le tendió la mano al francés, indudablemente era guapo, pero si cabeza estaba en otros asuntos, no en la apariencia física del hombre.

— Michael Doinel, soy amigo de Beatriz desde Cartagena — le apretó la mano y le sonrió con amabilidad mientras la estudiaba con la mirada.

— Nos alegra mucho que nos visite, señor Doinel, espero que haya disfrutado su recorrido por la empresa — empezaba a dar ciertas salpicaduras de veneno.

¿Acaso me está echando? Pensó Michael.

— Sí, estuvimos dando una vuelta y mostrándole todo el trabajo que estamos haciendo.
— qué bueno, me alegra — dijo Marcela con ligero sarcasmo — Beatriz¿Me puede regalar un momento?

Betty reconoció esa mirada fría camuflada y entendió que algo pasaba con su novia.

— Claro ¿En sala de juntas? — trataba de hacerle entender con la mirada que no estaba bien echar al visitante de la oficina.

Destino - Marcela y BettyWhere stories live. Discover now