La respuesta II

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Catalina asintió y voló para desaparecer de esa sala. Marcela estaba a punto de irse, sabía que Beatriz se había quedado para decirle algo, pero al ver que no le pedía que se quedara se decidió a salir. Entonces, Betty habló. No pudo contenerse.

—Doña Marcela, espere... Por favor — dijo rápidamente.

Marcela estaba por cruzar la puerta cuando la escuchó y volteó con gesto de ¿Y ahora qué?

— Cuénteme, Beatriz— dijo mientras cerraba nuevamente la puerta de la sala de juntas.

Betty sabía que estaba actuando por impulso, que en realidad quería decirle ya que todo estaba aclarado. Su decisión de no decirle nada se esfumó en cuanto vio que ella se iría y no había hablado de su viaje, de su propuesta, de nada. Se quedó un momento con la mirada gacha y luego levantó la cara, se acomodó innecesariamente las gafas y lo soltó:

— Yo... Mire, es que...— se sintió tan nerviosa al verla parada frente a ella, con la mirada fija, mientras se mordía la parte interna de la mejilla, se sintió de repente intimidada, nada que ver con la seguridad que había mostrado en el comité, se apresuró a continuar para no hacer más incómodo el momento — solo quería decirle que todo está controlado y aclarado con el cuartel. Le juro que jamás volverá a escuchar algo como lo que oyó.

Marcela asentía y la mirada con los brazos en jarras,por debajo de su traje gris abierto. Era una imagen divina. Se veía dominante y sumamente atractiva.

— Entiendo, Beatriz. Bueno, espero que ahora sí ellas cumplan su palabra... ¿algo más?

No dijo nada más. Beatriz entonces advirtió que no habría respuesta. Se pegó una cachetada mental por dejarse llevar por su arrebato.

— No, nada más — su molestia era evidente. Eso último lo soltó con desdén— Permiso—.

Se giró para ir a su oficina, pero entonces un toque en su hombro la hizo detenerse de repente. Sintió que la sangre de su cuerpo se arremolinaba en su rostro al escucharla con esa voz tan suave.

—Beatriz, espere— dijo Marcela deteniéndola, quitó la mano del hombro de la presidenta cuando está de giró y pudo notar el rubor en sus mejillas. En el fondo se sintió victoriosa. Era bueno que sintiera lo mismo que le produjo la noche anterior y más bueno era aún, el ver que a Betty sí le afectaba su cercanía.

—Doña Marcela...— Betty no sabía qué decir, estaban más cerca que nunca antes, estaba nublada, apenas si podía sostenerle la mirada.

— Beatriz, mi palabra sigue en pie. ¿Somos un equipo?— Marcela no estaba hablando, su voz era tan baja al tenerla cerca, que por poco podría ser un susurro. De repente sonrió al dejar al aire esa última pregunta.

Beatriz se sintió cautivada. Era todo, el espacio, la cercanía, esos ojos brillantes de picardía, esa voz... Asintió y dejó asomar una ligera sonrisa mientras respondía.
— Sí, doña Marcela, somos un equipo.

Marcela arrugó la nariz y volvió a sonreír, esta vez, más abiertamente.

—Okay, nos vemos después — volvió a tocarle el hombro. En realidad estaba atrapada, no controlaba del todo sus movimientos, sus impulsos, fijarse nuevamente en esos labios no ayudaba. Perderse un poco y probar esa boca pasaba de ser un absurdo a un deseo. Se mordió el labio, se dió la vuelta y se fue.  Necesitaba controlarse.

Beatriz quedó en el mismo sitio por un buen tiempo. Intentaba asimilar todo lo que acababa de pasar. No lo entendía, no sabía cómo ni por qué tan rápido es que la situación se estaba tornando tan diferente. Respiró varias veces y se tocó lad mejillas para ver si el sonrojo por fin había pasado. Inmersa en sus pensamientos se fue a su oficina, donde una expectante Catalina la esperaba.

En cuanto entró, Catalina supo que algo había pasado. No algo malo, porque entró emanando una energía sumamente fuerte, muy alta. Es como si Marcela la hubiese puesto de mejor ánimo.

— Qué pena, doña Catalina, es que doña Marcela y yo teníamos que hablar lo del cuartel— no miraba a Catalina a la cara, pero sus movimientos para todo eran sumamente ágiles y precisos y eso lo notaba muy bien la relacionista.

—No se preocupe, Betty, no se demoró  nada ¿Cuénteme qué le dijo, Marcela? — preguntó con entusiasmo, necesitaba saber más en qué andaba ese par.

— Nada, pues le dije que ya todo estaba aclarado y que no se preocupara más por las habladurías del cuartel por eso no iba a volver a suceder...
— ¿Y sobre la propuesta? Sobre ustedes ... Como equipo de trabajo — cuestionó con toda la intención.
Betty de repente le esquivó la mirada y fingió buscar algo en la pantalla de su computador. Era tan evidente que la ponía nerviosa, se delataba sola. Catalina sabía que algo había sucedido, si no, Betty no estaría así.

— Pues me dijo que seguía en pie su palabra, la verdad... Me sorprendió muchos yo pensé que se iba a ir sin darme una respuesta — al decir lo último sonó naturalmente emocionada y Catalina lo confirmó. Algo estaba pasando con ellas. Su intuición no le falló, nada era producto de su imaginación, pero vio que Betty aún no estaba preparada para hablar de eso. Es más, juraría que ninguna estaba siendo plenamente consciente de lo que les estaba pasando.

Betty y Catalina terminaron de ultimar detalles sobre el lanzamiento y la relacionista de despidió para ir a enfrentar a Marcela, aprovecharía para ver qué información podía obtener con ella o al menos observar si también estaba en la misma sintonía que Beatriz.

Destino - Marcela y BettyWhere stories live. Discover now