La Emperatriz

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Mariana y Betty tomaron asiento, una en la silla de presidencia y la otra, del otro lado del escritorio.

— Vea, amiga, yo primero que todo le quiero pedir disculpas porque no sé hasta qué punto esté siendo atrevida con su intimidad. Pero Betty, pues al fin y al cabo usted debe entender que en la lectura de cartas una se da cuenta de cosas y pues, es como un libro abierto sobre la persona.
Betty se asustó, pero entendía a qué se refería Mariana.
— Mariana, tranquila, cuando accedí a la lectura de cartas era porque no tenía nada que ocultar. Además, yo confío en usted y sé que usted jamás me diría mentiras o algo por el estilo. Vea lo que pasó con don Armando, usted me lo dijo mucho antes...
— Pero no se lo dije todo, Betty y no sé hasta qué punto pueda decir si me equivoqué en ese momento o si lo hice bien, yo solo me dejo guiar por mis ancestros...
— ¿Cómo así, Mariana? Por favor, hable...

Mariana sacó una carta, una carta que Betty vio en la lectura de hace un momento, la miró y luego le hizo cara a Mariana de "no entiendo". Mariana respiró.

— Betty, esta carta usted la vio ahorita, pero no es la primera vez que sale. Aquella vez en el corrientazo también salió. Pero salía un tanto lejana, como una posibilidad en el futuro. Esta carta es la de la emperatriz y es la carta que más resalta de su presente. Así que las decisiones que usted tomó la llevaron a este destino. Esta carta representa a una mujer —Betty se enderezó y miró a Mariana, sintió un poco de temor— tranquilaaa, Betty— le tomó la mano — amiga, solo estamos las dos aquí y solo lo sabemos las dos, no se preocupe, yo no voy a decir nada, si no fuese así, habría explicado todo delante del cuartel...

Betty la miraba con un poco de angustia.

— ¿Usted está segura, Mariana? Es que no... No sé, todo es tan... Tan confuso...

— Tan segura que va a tener que calmarse y dejarme terminar.

— ¿Hay más? — dijo con los ojos como platos.
— algo más — sonrió Mariana — amiga, ella viene a equilibrar su vida, a ponerle orden a sus emociones, a sus sentimientos. Ella viene a cerrar ese ciclo de transformación que usted tuvo. Es quien dará paso final a la Betty anterior y terminará de renacer a esta nueva. Esa mujer, Betty, le va a enseñar lo que es el verdadero amor. Y yo sé, Betty, que usted sabe quién es esa mujer, usted la conoce y por eso está así.

— Sí, sí la conozco, creo saber quién es— admitió Betty con el estómago tensionado.

Mariana le sonrió.

— Pues amiga, pilas, porque ella no está pasando por el momento, cómo le dije, está muy triste. Pero la piensa. Veo aquí que es una mujer un poco mayor que usted, es elegante... En fin, usted ya lo sabe y eso es importante, porque además , amiguita, usted debe finiquitar todo con dor Armando, las cartas ya le dicen que lo que pasó es eso, pasado, ahí no hay nada más. No dejé que el destino se le tuerza, no permite el desequilibrio, Betty, luche contra ese sentimiento que tiene hacia él y siga adelante, porque algo mucho mejor está por venir. Eso es todo, amiga.

Betty se levantó de su silla y rodeó el escritorio cuando Mariana de puso de pie. Le dio un abrazo fuerte de agradecimiento y se lo expresó con palabras.

—Gracias, Mariana, gracias de verdad por todo, por todo y por su prudencia, usted se merece lo mejor de este mundo.

Mariana correspondía al abrazo de Betty y se llenaba de esa bonita energía que emanaba.

Se despidieron y cada una se dedicó a sus labores durante el resto de la tarde.

Destino - Marcela y BettyWhere stories live. Discover now