La cita II

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Beatriz estaba terminando su trabajo en Ecomoda cuando Nicolás ingresó a la presidencia para que se fueran a su casa. Le pidió que lo dejara manejar el nuevo carro, pero sus planes fueron interrumpidos cuando Aura María llegó a notificarle que el chófer del doctor Daniel Valencia había llegado a recogerla. Le dijo que a Nicolás que se fuera para la casa, que iría a cumplirle la cita a Daniel Valencia, al fin y al cabo, era una cita de negocios y no podía tomarse tan fácilmente la libertad de rechazarlo, suficiente con lidiar con todos. Llamó a Aura María para que le pidiera la dirección y le informara que ella llegaría al lugar indicado.

Sin embargo, Betty no contaba con que Armando y Mario oirían el intercambio de palabras del chófer con la secretaria de presidencia. Al escuchar el nombre del restaurante, los sentidos de alerta de Armando se despertaron, eso no era una reunión casual de negocios con la presidenta de Ecomoda. Los celos y la ira lo invadieron, de solo pensar que aceptara si quiera reunirse con su enemigo acérrimo después de lo mal que siempre la trató. No podía quedarse de brazos cruzados sabiendo que se iría por mucho tiempo y que Daniel perfectamente podría empezar a cortejarla, teniendo el camino libre. Se fue a la salida de Ecomoda, otra vez estaba dispuesto a seguirla.

Betty salió de su oficina y ya no había rastro de casi nadie. En ese momento volvió a cruzarse con Marcela, que iba rebuscando algo en su bolso, mientras también se dirigía al ascensor. Apenas se miraron, sonrieron un poco. Entraron las dos en el ascensor, lo que sea que Marcela haya estado buscando, lo olvidó.

Estaban separadas a penas por un palmo. Ninguna hablaba, trataban de esquivarse, de no mirarse, pero se sentían. Fue Betty quien dio el primer paso.
- Doña Marcela, ¿Le parece si nos vemos mañana para evaluar el plan de trabajo? - tenía el rostro girado hacia ella. A Marcela le pareció que quería guardar esa imagen en su memoria por mucho tiempo, atesorarla como una muestra de belleza pura. Lucía hermosa de perfil, con la tenue luz del ascensor y ese coqueto mechón acariciándole la mejilla. Sonrió y le respondió.

- Sí, claro, ¿Le parece bien a las diez de la mañana? Es que antes debo ir a llevar a Armando al aeropuerto y aprovecho para pasar por el almacén del centro.

Beatriz sonrió y asintió.

- Perfecto, mañana a las 10 está bien.

Salieron al tiempo hacia sus respectivos autos que estaban parqueados uno junto al otro. Marcela ya se había enterado de la nueva adquisición de la presidenta porque Patricia se lo contó. No le dio mucha importancia en ese momento, pero ahora aprovechó y le dijo en voz alta antes de abrir su puerta.

- ¿Ese es su nuevo carro, Beatriz? - su rostro denotaba una auténtica tranquilidad y alegría.

Betty sonrió y quitó los seguros con el mando del carro, al abrir la puerta le respondió.
- Sí, así es- le sonrió mientras ponía las manos sobre el techo y apoyaba su cara en ellas. Se veía adorable y sonreía de manera coqueta. La conversación con Mariana la hacía sentir que podía comportarse de esa manera.

Marcela la miraba con gracia.

- Pues la felicito, es muy bonito, ese color le sienta muy bien - se giró para abrir su carro, pero entonces cayó en cuenta que no había sacado las llaves. Rebuscó nuevamente en el bolso y se dio cuenta que no las traía. Betty lo notó y decidió que era mejor irse.

- Hasta mañana, doña Marcela - le dijo y Marcela volteó un tanto distraída para despedirse.
- Hasta mañana, Beatriz- respondió mientras se devolvía a Ecomoda.
Beatriz no prestó más atención y se subió para ir al encuentro.
Desde el otro lado de la calle, Armando veía aquel extraño cruce de palabras entre ellas, le pareció extraño, pero no le prestó mucha atención. Tenía un objetivo y no podía desviarse.
Cuando Marcela entró nuevamente a Ecomoda tocó el bolsillo de su chaqueta y sintió las llaves. Se reprendió mentalmente por ser tan dispersa, pero debía admitir que Betty le estaba robando la atención, antes de salir vio a través de la ventana como las luces de un carro que ya conocía se encendían y emprendían el camino que hace poco había tomado Beatriz.

Destino - Marcela y BettyWhere stories live. Discover now