QUIERO

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Beatriz admiraba en su mano la pluma estilográfica que venía dentro de la caja. Inesperada. Como ella. Como esa atracción y sentimiento extrañamente placentero que le empezaba a generar. Ahora lo podía admitir para sí después de hablarlo con Nicolás. Le gustaba, le fascinaba Marcela Valencia. La estaba atrapando.

Esa sensación que ella le podía generar con esos detalles, era tan bonita. Y no, no era un detalle soso, de rutina, de esos que botó en esa bolsa de basura y que solo hicieron parte de una artimaña. No, esta vez era diferente. Tenían un sentido, una razón, un por qué. Era una pluma negra con detalles dorados en la punta y la joya, así como el clip. Este último tenía un grabado que no había notado hasta que lo acercó más a su rostro y entonces lo confirmó. "Beatriz" . La pluma tenía su nombre. Sonrió y no podía parar de hacerlo. Era el detalle más especial, por no decir costoso, que alguna vez le hayan dado. Y más allá de eso, era pensado y hecho, única y exclusivamente para ella. Eso la flechó. Ese acto de pensarse una manera única de sorprender, de demostrar algo, sin tantas palabras, con un hecho que, aunque Mínimo para otros, para ellas significaba más, siempre más.

La destapó y pensó en probarla haciendo su firma y cuando estaba por rayar el papel en blanco que tenía a la mano, tuvo una idea. Si el fin de ese detalle era acortar la distancia y si Marcela iba a jugar a volverla loca de esa manera estando tan lejos, ella también podía jugar. Se levantó enérgicamente de la silla y rebuscó en los cajones del escritorio trasero hasta que encontró un paquete de hojas de opalina, se sentó nuevamente y escribió. No necesitaba el libro para verificar, se lo había aprendido de memoria en la universidad y parecía que no hubo momento en su vida más adecuado para dedicar ese poema que ese. Juegos curiosos del destino, nunca se sabe para qué se aprenden ciertas cosas.

Terminó de escribir e hizo un gesto orondo de satisfacción. Que comience el juego, Marcela, pensó.

Levantó el teléfono y le pidió a Aura María que fuese a su oficina en unos minutos para enviar una correspondencia. Metió algunos papeles que, por alguna razón, tenían que ver con Miami y, entre ellos, ocultó la hoja de opalina, cerró el sobre, puso su nombre y esperó a Aura María. Le pidió el favor de que consultara la dirección y habitación del hotel con Patricia y que le enviaran directamente a Miami en correspondencia express. Marcela Valencia se iba a dar cuenta que no sólo ella sabía dar sorpresas.

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Marcela estaba trabajando duro en Miami. Incluso había pedido al personal que trabajaran el domingo, quería terminar cuanto antes. Tenía una "inexplicable" ansiedad por regresar a Colombia.
Se había contenido esos días en llamar a Beatriz. Quería sorprenderla con el detalle. Mostrarle que pensaba en ella, que realmente lo hacía, además de notar en los pocos días que compartieron que le sentaría bien una elegante pluma a la presidente de Ecomoda.
Ahora estaba saliendo nuevamente de terapia. Con un poco más de tranquilidad, pero con el anhelo del regreso.

Esperó hasta entrada la noche porque sabía que ese día le llegaría el regalo. Pero no hubo respuesta, ni una llamada, ninguna señal. Se sintió un poco tonta. Sintió que estaba dejándose llevar demasiado rápido por ese sentimiento y que tenía que controlar esos arrebatos. No esperó más y se fue a la cama con una sutil sensación de desánimo. Al menos, esa noche, no pensó en Armando.

Patricia la llamó al día siguiente para mantenerla informada de todos los chismes de Ecomoda. Incluido que a Beatriz ya le había mejorado el genio porque la semana anterior había estado más déspota de lo normal.
— Se le está subiendo la presidencia a la cabeza, Marce— le decía con voz susurrada.
— Patricia, no digas bobadas, ser presidente de Ecomoda es muy estresante— defendió con tranquilidad a Betty.

— Claro, tú lo dices por estás allá, feliz de la vida en Miami, viviendo tu vida de rica, pero a nosotros los pobres nos toca estar aquí, aguantando la altanería de ella.

Destino - Marcela y BettyWhere stories live. Discover now