Especial: Hasta que la vida nunca nos separe

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"—¡Hola! ¿Cómo están? ¡Soy Bruni! —una cara más pequeña de Bruna se ubicaba en primer plano en la cámara que ella misma sostenía—. Y ésta es mi casa. Ésta es la habitación de mis papás que es muy grande. Ella es mi mamá —hizo una vuelta extraña con la cámara hasta que logró encuadrar a Lali cambiándole el pañal a Santino—. Y ese bebé es mi hermanito que nació hace poco. Se llama Santino y mamá le está cambiando el pañal porque se re cagó.

—¡Bruna! —la retan entre carcajadas.

—¿Qué? Vos dijiste, mamá.

—No es necesario repetir todo.

—Bueno. Y ese que está ahí es mi papá —continuó y encuadró a Peter que estaba sentado en el otro extremo de la cama. Lali le entregó el pañal sucio y él le pasó un body nuevo—. Papá no hace nada.

—¿Perdón? —y la miró rápido—. Estoy asegurándome que no rompas la cámara.

—Patrañas —murmuró—. Ellos son mi familia. A mí me gustan...

—Qué suerte, mi amor. No había otra —Lali levantó nuevamente a Santino y pegó su cabeza pequeña a la suya para besarlo y mecerlo.

—Miren, ahí está mi hermanito —e hizo zoom. Las caras de Santino y Lali quedaron en primerísimo primer plano. Él tenía los ojos cerrados y bostezó—. Ahora es mucho más lindo porque cuando nació era feo, gordo y rojo.

—No era feo, che —la madre se ofendió y lo besó por miedo a que él se aflija.

—Bueno, gordo y rojo. ¿Ustedes a quién dice que se parece?

—¿A quién le preguntas? —consultó Peter que ya se levantó para tirar el pañal en un cesto lejano.

—A mi gente.

—Santi se parece más a mamá —igual respondió, aunque quizás no era parte de "su gente". Y ella volvió a enfocar a Lali que seguía meciendo a Santino con la boca pegada en su cachete rosado.

—¿Y yo?

—Tenes una mezcla de los dos. Un poco de papá, otro poco de mí.

—Yo soy hermosa —acotó y volvió a dar vuelta la cámara para mostrar su cara. Juntó los labios y tiró un beso.

—Dios mio, lo que me espera... —y la voz del padre se escuchó en off."

El video terminó y Lali cerró la pestaña. Adjuntos había un montón de otros videos que, en su mayoría, fueron filmados por Bruna con la cámara que Rocío le regaló posterior al nacimiento de Santino para que encuentre una actividad que no la haga sentir ajena a la atención que sus padres deberían darle al recién nacido. También había fotos. Muchas. Demasiadas que no decoraban la casa porque no alcanzarían las paredes. Peter entró al cuarto con el canasto vacío de ropa sucia que fue a volcar al lavadero y, cuando volvió a salir del baño, la encontró muy atenta y sonriente frente a la pantalla.

—¿Qué estás haciendo? —se subió a la cama tirándose panza abajo. Apoyó la cabeza en el hombro de ella que estaba sentada con la espalda recta sobre el respaldo y la notebook en las piernas.

—Le estoy pasando fotos y videos a Cande que quiere armar algo para la fiesta y no puedo creer la cantidad de cosas que tenemos. Había un montón que las olvidé... mira esto —y eligió otro video.

"—¡Hola, soy Bruni! —saludó y el plano eran sus ojos verdes—. Wow. ¿Quieren ver mis dientes? —y bajó apenas la cámara para mostrar su boca. La abrió y sacó la lengua—. ¿Se verán los mocos? —y también intentó asomar el lente por las fosas nasales—. Bueno. ¡Hola! —retomó su programa—. Hoy estamos otra vez en casa. Hace un rato volví del jardín... ahí está papá limpiándome el delantal —y lo mostró sentado en el sillón refregando el delantal cuadrillé con un cepillo.

TREINTA DÍAS - 2Where stories live. Discover now