Bonus track I

8.9K 273 56
                                    

Peter se despierta por culpa de la luz que entra por la ventana y que olvidaron cerrar. Tarda varios minutos en abrir los ojos y se limpia las lagañas con los dedos. También usa los nudillos para refregarse los párpados y pestañea varias veces cuando corrobora la hora en el despertador –que tampoco sonó porque también olvidó programar–. Cuando gira la cabeza se da cuenta que el otro lado de la cama está vacío, que la sábana está arrugada y que el cubrecama cae desprolijo por un costado. Entonces lo primero que hace es acomodarlo igual que la almohada que estaba desfasada de su lugar, por ese problema del pseudo trastorno obsesivo compulsivo, vieron. De a poco se va reincorporando hasta quedar sentado y se despeina el pelo corto con una mano. Hace ruido con la boca y corrobora el caos que se volvió su habitación en tan solo tres meses y medio. Ropa de todos los tamaños apiladas en sillas varias, pañales arrinconados sobre un escritorio, más de una mamadera decorando los rincones, zapatos que alguno olvidó guardar después de las noches desvelados y sonajeros y peluches que cayeron al piso después de alguna siesta improvisada. Apoya los pies en el suelo, descontractura el cuello y vuelve a ver la hora: pasaron casi veinte minutos desde que abrió los ojos. En el baño se lava la cara y los dientes, y después sale descalzo porque la casa está calefaccionada aunque todavía abril no esté padeciendo los fríos más crudos. Antes de bajar, pasa por la habitación contigua que tiene la puerta entornada y asoma un poco la cara. Ve una punta de la biblioteca, un par de osos en el suelo y un costado de la cuna. Entonces sonríe por inercia hasta que se da cuenta de un detalle y por eso ladea la cabeza. No hace ruido al entrar y solo son seis pasos los que lo separan de la cuna. Bruna duerme boca arriba con un body verde agua, un pañal que le queda un poco grande y los brazos estirados hacia arriba. Respira acompasadamente, con tranquilidad, con su carita perfecta, los cachetes redondos y la boquita un poco abierta. Pero lo que le llama la atención a Peter no es el rostro de su hija ni los muñecos que la rodean sino que a su lado está durmiendo Lali amarrada a su cuerpo pequeño.

−Mi amor... −la llama suavecito– mi amor... −se anima a moverla un poco desde el hombro– Lali.

−¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Qué pasó? –Lali levanta de golpe la cabeza todavía con los ojos cerrados.

−Anda a dormir a la cama.

−¡Sh! La vas a despertar, me llevó tres amamantadas y dos canciones hacerla dormir.

−Bueno, pero dejala tranquila. Vení... –entonces corre un poco el tiovivo que cuelga sobre la cuna y que le regaló Agustín. Lali se va levantando de a poco para que Peter meta medio cuerpo en la cuna y la levante en brazos. Entonces ella se amarra a su cuerpo cruzando las piernas por la cintura, los brazos alrededor del cuello y la cabeza en su hombro– no sé muy bien todavía de quién soy padre.

−Callate porque se llega a despertar y me separo –lo amenaza con los ojos cerrados y la cara hundida en su cuello, y él esboza una risa al salir de la habitación.

Lali se deja caer en la cama grande, se tapa hasta el cuello y sonríe con alivio cuando apoya la cabeza en la almohada, como si fuese lo que más está deseando desde que parió en la pileta que su obstetra amiga le permitió incluir en la clínica. Hay un silencio que le genera una paz mental inmensa, que la tranquiliza, que le permite destensar todos los músculos y continuar soñando con aquel viaje que había programa con sus amigas mujeres una tarde pasada en la que se juntaron a merendar en el jardín de su casa con mates, bizcochos y pañales de por medio. Pero como si se tratara de un dejavú, la fiesta en la que estaba divirtiéndose con vaso de alcohol en mano en su inconsciencia, se ve interrumpida nuevamente por ese llanto que la hace volver a la realidad. Que la desencaja, que la obliga a levantarse de la cama, que la hace enojar pero que también le ofrece un amor incontrolable cada vez que la levanta en brazos y la pega a su piel.

TREINTA DÍAS - 2Where stories live. Discover now