Especial: Feliz no navidad

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Son las cinco de la tarde de un veinticuatro de diciembre y Lali refunfuña mientras se termina de abrochar las sandalias porque los cohetes la malhumoran. Tiene ganas de asomar la cabeza por la ventana y gritarles que ojalá les exploten todos los órganos, pero sería un deseo demasiado fuerte como para arrancar navidad. Bueno, ella ni siquiera tiene ganas de arrancarla pero quizás desde que es madre lo disfruta un poco más. Solo un poco. Sí, ya lo sé, no me extralimité y por eso aclaré la mínima magnitud, no sea cosa que te de un ataque navideño, personaje. Gracias por el fuck you, yo también te extrañaba. Pero vayamos al punto porque no vamos a andar ventilando todos nuestros conflictos autorales. La cosa es que Lali termina de ponerse las sandalias y sale de su habitación. Tropieza con un auto plástico mal estacionado en el pasillo, más allá puede encontrar una pelota de básquet, tres peluches boca arriba y cuatro o cinco flechas de sopapas pegadas al barral de la escalera. Porque ser madre deseándolo puede ser hermoso pero andar recolectando juguetes por todos los rincones de la casa las veinticuatro horas es un ítem que estaría bueno que deje de escribirse con la letra chica. Entonces baja a medida que junta todo lo que encuentra en su paso y tiene muchas ganas de volver a retarlos como hace diariamente hasta que al llegar a la planta baja se encuentra con los tres sentados en un costado terminando de decorar un enorme árbol navideño que nunca tuvieron. Peter tiene las piernas cruzadas sobre el suelo y cuelga las pelotas rojas en las puntas de las ramas; Bruna usa un vestidito verde agua que combina con sus ojos y el pelo suelto que ya le llega a la cintura y le cae lacio aunque en las puntas tiene algunos bucles. También se enredo una guirnalda azul al cuello cual bufanda y ayuda a colgar algunos adornos que hay acumulados en una bolsa grande que tampoco estaba en la casa; y Santino esta parado a su costado solo vestido con el pañal y chocando a un rey mago del pesebre contra una borla. Entonces Lali sonríe, porque la maternidad además de levantar juguetes la mayor parte del día también es admirarlos crecer. Busca el celular con la intención de sacarles una foto pero son tantos los movimientos que hace que cuando vuelve a levantar la cabeza, los tres la están mirando.

−¿Qué haces? −le pregunta Peter. Él volvió a cortarse el pelo hace poco a causa de los calores del verano aunque se había dejado crecer un poco la barba.

−Ay, quédense así como estaban que les quiero sacar una foto.

−Hagamos como que estamos decorando —dice Bruna y se paraliza con una bola en la mano actuando que esta colgándola en el árbol.

−Listo —confirma Lali cuando ya sacó− no sabía que teníamos un árbol de navidad.

−Es que no lo teníamos −le aclara él mientras se levanta− pero insistieron con querer armar uno porque todos tienen uno en sus casas.

−Podrías haberlos llevado a armar el de tu mamá y no comprar un pino que espero que no siga creciendo porque va a traspasar el techo.

−Es veinticuatro, Lali −dice con una obviedad que ella no logra captar− mi vieja armó el árbol el día que tocaba armarlo.

−Perdón. ¿Desde cuándo hay una fecha para ponerle una bola y un par de firuletes a un árbol?

−¿Vamos a discutir por eso también?

−No, bueno, perdón. Vayamos al punto que en verdad importa: qué linda te queda la camisa abierta −pero él ríe y ella juega un poco el con cuello de su camisa para después tironearlo y darle un par de besos cortitos en la boca− ¿Y si despachamos a los chicos y festejamos navidad nosotros solos?

−Me encantaría pero el año pasado quisimos hacerlo y estuviste llamándolos cada media hora.

−Bueno, disculpame por ser madre y preocuparme –pero él sonríe porque ella no parará nunca aunque pasen los años. Después le engancha el pelo en la oreja el cual lo tiene más largo aunque volvió a teñírselo de negro− no tengo ganas de festejar algo que ni sabemos por qué lo festejamos, Peter. ¿Por qué nos deseamos feliz navidad? ¿Por qué? ¿Qué es la navidad? ¿Acaso todos parimos al mismo niño que nos damos las felicidades o es que detrás de todo hay una secta?

TREINTA DÍAS - 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora