Bonus track VII

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−Pero tapate los ojos –Lali se sienta sobre la pierna de Peter y le cubre la visión con un pañuelo turquesa. Se lo anuda en la nuca y él intenta espiar por abajo.

−¡No se vale! –Bruna grita parada a un costado y se cuelga de su cuerpo para bajarle el pañuelo. Está vestida con una remera de mangas cortas color blanca con dibujos de flores y una bombacha roja porque sus tres años vinieron de la mano con ir sola al baño.

−Bueno, pero ojo con lo que hacen –él las amenaza mientras se acomoda el pañuelo para que no le incomode. Lali señala uno de los platitos plásticos que está sobre la mesita y Bruna se lo alcanza con mucha emoción y dos rodetes en el pelo. Arranca una uva y la moja con jugo de limón al mismo tiempo que le marca silencio a su hija y ella se tapa la boca con las dos manitos para no reír– ¿Y?

−Ahí va. Abrí la boca –le pide. Él hace caso y ella le mete la uva. Peter empieza a masticar y cuando arruga la nariz, ella se ríe.

−¿Qué le pusiste? –y tose un poco por culpa del ácido– es uva, ¿no?

−¡Sí! –Bruna festeja aplaudiendo– y mamá le puso limón. Me toca, me toca, me toca –da muchos saltos porque maneja una emoción incontrolable y Peter se desata el pañuelo para atárselo a ella– algo rico.

−Yo te doy lo que quiero –Lali es combativa a toda hora con todas las personas. Se inclina a agarrar el pote de trozos de kiwi y Peter le niega con la cabeza mientras termina de atar el pañuelo. Ella asiente traviesa porque a veces puede tener diez años: es que el kiwi no es la fruta predilecta de su hija– ¿Estás lista?

−Sí... −espera parada y se sostiene de la pierna de su papá. Abre la boca y Lali le apoya sobre la lengua el trozo de kiwi. Pero no masticó más de dos veces que arrugó todas las facciones y lo escupió– ¡Mamá! –grita porque es exagerada hasta la médula pero Lali se caga de risa– ¡No me gusta esto! –se saca indignada el pañuelo y termina de escupir todo lo que quedó de fruta en la mesa ratona– ¡Mamá, basta! –es que se le sigue riendo. Entonces se cansa porque heredó el mismo humor especial que ella, se cruza de brazos y le clava la vista arrugando el entrecejo.

−Perdón, ¿qué es esa mirada? –Lali la imita pero Bruna no baja la retaguardia– ay, estamos jugando.

−Pero no me gusta el wiwi –dice sacando trompa y los dos escupen una carcajada.

−Kiwi, Bru –la corrige Peter y después la tironea de un brazo para darle un par de besos en el cachete. Es que así sabe que se calma– bueno, le toca a mamá ahora.

−Le voy a poner caca –Bruna sigue enojada pero Lali se ríe hasta levantarla a upa, abrazarla con todo el cuerpo, besarle el cuello, hacerle cosquillas en la panza y escuchar su risa contagiosa.

−Dale, ponete esto –Peter le cubre los ojos con el pañuelo y le hace un moño en la nuca. Bruna aprovecha a agarrar una frutilla grande y mojarla con chocolate. Él le sonríe porque aunque quiera devolverle con la misma moneda, le está ofreciendo su postre favorito. También porque no le enseñaron que la venganza es la solución– te lo va a dar ella, eh –le avisa, pero antes de que Bruna le ponga la frutilla, le alcanza a su papá el tarro de chocolate que le pidió.

−¿Ya está? –pregunta.

−Sí. Abrí la boca –le pide Bruna, y cuando ella le obedece, le mete la frutilla grande. Lali mastica y gesticula un ruido de placer porque siempre es buen momento para que su paladar se haga un festín con esa combinación de sabores– ¿Te gustó?

−Sí. Frutillas con chocolate... gracias, mi am- −pero no terminó de hablar que Peter le ensució la cara pasándole chocolate por el cachete– ¡Ay! ¡Qué hiciste! –grita y Bruna se ríe un montón– ¿Qué pusiste, Peter? –y también le ensucia la nariz– ojo con las cosas que me pones delante de la chica –pero él revolea los ojos y suena el timbre.

TREINTA DÍAS - 2Where stories live. Discover now