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POV Violeta
El pase salió mejor de lo que creía, obviamente teníamos que arregla un par de cosas debido a que la coreografía la teníamos reciente. Pero por el resto salió muy bien, Abril habló con nosotras después del pase y nos dijo que veía demasiada química entre nosotras, pero que nos faltaba saltarnos un poco más con los gestos.

Y puede ser que sea cierto, a Kiki le costaba mucho mostrar sensualidad y deseo en los gestos, pero su mirada era todo lo contrario, poco más y saca fuego.

— No sé ser sexy – se quejó la pelinegra boca abajo en el sofá.

— Mentira. – dijo Paul sentado a su lado. — Sabes ser sexy, el problema es que no sabes hacerlo al tocar a Violeta.

— ¿Y cómo lo soluciono? — preguntó Kiki levantando la cabeza y Paul empezó a sonreír.

— Puedes practicar tocando mucho a Violeta en privado. – sonrió con burla.

— ¡Paul! – le grité al chico tirándole un cojín.

— A ver... – Chiara me miró levantando una ceja.

— ¡Kiki!

— ¡Lo propuso Paul! – se defendió.

— Idiotas. Por cierto Kiki, te recuerdo que mañana madrugamos. – me senté al lado de la guiri y se acomodó en su sitio para poner su cabeza encima de mis piernas.

— Odio madrugar. – hizo un puchero que me pareció muy tierno. — ¿Hoy no me vas a echar de tu cama?

— No sé, ponme a prueba y vemos – me acerqué para darle un beso en la nariz.

— Bueno, yo estorbo – dijo Paul todo tieso. — Me voy a llorar, que solo estoy. — se levantó y justo pasaba por nuestro lado Álvaro.

— ¡Álvaro! – le grité a mi compañero. El chico me miró y se acercó.

— ¿Qué pasa mis lesbianas? – dijo el rizado.

— Paul nos ha contado que le gustaría meter un final donde le abraces por detrás y apoyes su cabeza en su hombro, demostrando ese dolor de "I Wish I were Heather" ¿Sabes? Tipo, te pones detrás suya y le rodeas con tus brazos, cantas la última parte y apoyas tu mentón en su hombro mientras le abrazas con melancolía. — Sugerí, mentira, no habíamos hablado nunca de eso, pero una ayudita al chico siento que le vendría muy bien. Cuando miré a Paul tenía cara de querer matarme.

— Hostias pues me parece una idea de puta madre. – dijo Álvaro sonriente. – Deberíamos probarlo Paul, a lo mejor queda muy bien, venga vamos a ensayar. — El rizado agarró del brazo a Paul y prácticamente arrastró al pobre a la sala de ensayo, principalmente porque Paul se había quedado en shock y se había olvidado de caminar.

Cuando desaparecieron escuché como Chiara empezaba a reírse.

— Eres mala. – dijo aún recostada en mis piernas.

— Encima que intento ayudar a tu amigo. – Le susurré en el oido.

— Gracias – murmuró dando la vuelta en su sitio y me abrazó por la cintura.

Acaricié su pelo mientras sentía como sus brazos me rodeaban, lo tierna que me parecía Chiara en estos momentos no era normal.

Algo que me gustaba mucho de ella es que no se esforzaba en aparentar algo que no es, siempre tuvo una personalidad muy suya, aunque le daba miedo que no la entendiesemos, nunca cambió su forma de ser, y quizás esa es una de las cosas que más me gustó de ello cuando nos fuimos conociendo, otra de las cosas que me conquistó fue la noche en la que cantó en un bar, pongo contexto.

EN MIS PARTITURAS - Violeta y ChiaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora