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No era capaz de levantar cabeza, Violeta había paso los últimos días entre sus sábanas, sin querer salir a ver a nadie o hablar con alguien. Casi ni comía, y los dolores de cabeza eran cada vez más fuertes debido a todas las lágrimas que había derramado. Pero no podía hacer nada, la culpa la carcomía por dentro lentamente.

Su hermana subía siempre que podía preocupada para hacerle compañía, pero Violeta no quería estar con nadie, ni con su familia ni con sus amigos que siempre le escribían para verse, la única persona con la que quería estar se encontraba a 894 kilómetros de ella.

Solo podía ver a Chiara a través del directo de YouTube, pero tampoco le gustaba lo que veía, mirar a la ojiverde todo el día triste y limpiando lágrimas cada vez que ensayaba, le partía aún más el corazón.

¿Cómo se le podía haber arruinado todo en cuestión de días? Todo por coger esa puñetera llamada.

La recuerda día a día, recuerda descolgar el teléfono y sentir la voz de Salma al otro de la línea, odiaba su voz, la detestaba, sobretodo después de lo que le hizo a Chiara, odiaba escuchar como se reía con burla, odiaba sentir su voz llena de satisfacción cuando le dijo paso a paso lo que tenía que hacer para que Chiara no saliese lastimada.

No le quedó de otra que obedecer, prefería ver a Chiara cumplir su sueño aunque lo tuviese que ver desde muy lejos, antes que la ojiverde saliese lastimada por su culpa.

Durante unos segundos pensó en contarle sobre la llamada a Chiara, no ceder ante sus amenazas e ir directo a la policía a denunciar, pero todos esos planes se le desmoronaron cuando Salma le advirtió que si se lo contaba a alguien no sólo saldría lastimada la menor, si no toda la familia Hodar incluida.

Así que con el corazón en un puño y todo su amor en el otro, tuvo que dejar ir a Chiara, aunque le doliese día y noche, aunque sufriera más que nunca, tenía que dejarla libre y segura, aunque eso significase perder toda su felicidad.

Después de día ignorando las notificaciones, decidió coger el móvil para dar señales de vida aunque sea a sus amigos más cercanos, pero cometió un error muy grande, meterse en Tiktok, la cantidad de vídeos que empezaron a aparecerle de ella y Chiara eran descomunal, apagó el móvil y lo dejó a un lado, bastante había llorado hoy.

— Los fans de OT están locos. – imitó el meme de Amaia llevándose las manos a la cara. Volvió a agarrar el teléfono cuando una llamada entró. — ¿Diga?

Tuvo miedo al principio, pero la voz detrás de la línea le sorprendió, sobretodo por la noticia que le había dado.

♤♡◇♧

Limpió las últimas lágrimas y se lavó la cara con agua fría, a Chiara le daba asco su rostro esos días, estaba más pálida de lo normal, sus ojos estaban más oscuros, sus labios más secos y sus ojeras eran cada vez más grandes, esto debido al poco sueño que conseguía en las noches.

Todos en la academia eran conscientes de la ruptura entre Chiara y Violeta, sobretodo cuando la primera noche a la vuelta la ojiverde estuvo llorando toda la madrugada, sus compañeros en vez de molestarse con ella por no dejarles dormir, la ayudaron, a pesar de que Kiki no quería ayuda.

La primera noche tiraron varios colchones en el suelo y durmieron todos juntos dejando como centro de atención a la menor, que durmió sobretodo rodeada por los brazos de Ruslana.

La segunda noche fue un poco más tranquila, pero eso no quitaba la sesión de llanto de la ojiverde, Paul fue quien durmió junto a ella esa noche, intentando tranquilizarla.

La tercera noche consiguió dormir sola, aunque se despertó un par de veces por culpa de pesadillas, Martin iba a relajarla cada vez que la ojiverde se despertaba sobresaltada.

EN MIS PARTITURAS - Violeta y ChiaraWhere stories live. Discover now