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Bajaron del taxi que les había llevado desde el aeropuerto hasta la casa de Violeta. La pelirroja agarró la maleta de Kiki del maletero y ayudó a la ojiverde a bajar del coche.

La menor dio un repaso al pequeño edificio de apenas cuatro plantas que había enfrente de ella, en una de esas casas estaba la familia de su novia y ella estaba aterrada de entrar. Su personalidad siempre había sido su mayor problema. Le daba miedo que la gente no entendiese su forma de ser, y más ahora que sería la familia de Violeta.

— Tranquila. – sonrió Violeta apretando su mano intentando relajarla.

— ¿Y si tu padre me odia? ¿O tu madre? ¿O TU HERMANA? – A Chiara le importaba mucho la opinión de la hermana pequeña de la pelirroja, el único contacto que mantenía la ojiverde con la suya era a penas una llamada al año con ella, la que sus padres le permitían.

— Les vas a caer bien, solo tienes que ser tú. – Violeta abrió el portal y picó al ascensor.

— Ese es el problema, ser yo. – Chiara seguía quejándose al entrar al ascensor.

— Ya conquistaste a una Hódar, el resto no será difícil. – Violeta presionó el botón para que el ascensor las llevase hasta el último piso. — Si te sirve de consuelo va a ser la primera vez que les vea desde que me fui.

— ¿Te quedaste en Barcelona todo el tiempo? – preguntó la ojiverde saliendo del elevador.

— Sí, alguien tenía que traerte. – Violeta le guiñó el ojo y tocó el timbre de la puerta B.

Chiara se escondió levemente detrás del cuerpo de su novia al escuchar pasos acercarse a la puerta. La reportera agarró la mano de Chiara con seguridad indicándole que todo estaría bien.

La puerta se abrió, dejando ver a una chica un poco más alta que la pelirroja, rubia, y con rasgos faciales muy parecidos a los de la Violeta, era muy atractiva, pero eso viene de familia claramente. El rasgo de la chica se iluminó al ver a la pelirroja, rápidamente la rodeó en un abrazo efusivo demostrando lo mucho que la había extrañado.

— ¡Mi hermana favorita! – chilló la rubia sin dejar de abrazar a Violeta.

— No tienes más hermanas Tana. – Violeta rompió el abrazo con una sonrisa, dio un par de pasos atrás y tiró del brazo de Kiki para acercarla. — Tana, te presento a...

— ¡Chiara! – chilló la rubia abrazando a la ojiverde. Chiara se quedó de piedra durante unos segundos buscando la mirada de Violeta, pero solo la vió sonreír, rápidamente la ojiverde correspondió el abrazo de su cuñada.

— Hola... – saludó la inglesa con timidez.

— Dios, perdón por la intensidad. – se justificó la rubia. — Es que soy fan tuya, llevo votandote como favorita toda la semana. – Chiara se sonrojó ante esa información.

— ¡Eh! Que soy tu hermana. – Violeta le pegó con el bolso.

— Tú estabas nominada lista. – Tana le sacó la lengua provocando una risita por parte de la ojiverde. — Dios. – Tana volvió a mirar a Chiara. – Eres aún más guapa en persona. – La pelinegra volvió a sonrojarse.

— ¡PERO QUE ES MI NOVIA! – Violeta le volvió a dar con el bolso.

— Solo me saca tres años, dame tiempo. – La rubia se escondió tras la puerta para evitar otro bolsazo de parte de su hermana.

— ¡MAMAAAÁ! – Gritaron ambas hermanas a la vez.

Rápidamente llegó al marco de la puerta una señora un poco bajita con las mismas facciones que la anterior chica.

EN MIS PARTITURAS - Violeta y ChiaraWhere stories live. Discover now