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Chiara estaba terminando de maquillarse para la cena, los nervios volvían a invadirla, sobretodo cuando Violeta le comentó que no sólo estarían ellos en casa, si no que también vendrían sus tíos, sobrinos, primos y abuelos. Toda la familia al completo.

La ojiverde quería desaparecer mientras se echaba el fijador, pero también le provocaba cierta emoción conocer a la familia de su novia, sobretodo en estas fechas que tanto le gustaban a ella.

Violeta entró a la habitación ya preparada, tuvo que tragar saliva y respirar profundamente al ver a Chiara con un vestido negro ceñido a su cuerpo, que marcaba las curvas y los pechos de la chica de una manera discreta, encima del vestido portaba una camisa blanca abotonada solo del final y por sus hombros caían algunos mechones del pelo suelto de Chiara.

— Joder. – Susurró Violeta con admiración, una parte de ella quería besarle toda la cara y decirle lo preciosa que estaba, y otra parte muy cercana quería cerrar la puerta, tirala a la cama, sacarle ese vestido y olvidarse de que había gente en casa.

— Shit. – murmuró la ojiverde al mirar a su novia. Violeta llevaba un vestido blanco que le llegaba hasta los tacones, pero con una pequeña apertura en el lateral que dejaba a la vista toda su pierna derecha. Encima tenía una americana negra por su pasaba frío, y decorando su pelo se encontraban unas gafas de sol del mismo color del vestido. — Estás... god. Preciosa. – Chiara empezó a tener el mismo debate interno de Violeta.

— Te besaría ahora mismo, pero si empiezo no podré parar y el maquillaje lleva su tiempo. – Violeta le dió un suave pico en sus labios que Chiara recibió gustosa.

Se hicieron unas cuantas fotos en el espejo de la habitación de Violeta y decidieron bajar al escuchar el ruido de la gente que iba llegando.

Chiara fue presentada ante todos como la novia de Violeta, la familia de la pelirroja la recibió gustosa, Violeta tuvo que llevarse las manos a la cabeza cuando la mayoría de sus familiares le dijo a Chiara que la estaban votando como favorita, la ojiverde empezó a creer que el amor hacia Chiara venía directamente de sangre.

Todos empezaron a preparar la mesa para traer la cena, Chiara ayudó con los platos mientras la madre de Violeta seguía quejándose por su servicio, pero no había quien parase a la británica al ayudar.

Pronto todo estuvo listo, Chiara se colocó en el marco de la puerta y observó todo el panorama, una familia feliz riendo de algún chiste que alguno de los mayores hubiese dicho, la música navideña sonando de fondo, los niños correteando por el salón y el árbol de Navidad repleto de regalos.

La ojiverde se sobresaltó al sentir unos brazos que la rodearon por la cintura, pero se relajó al oler el aroma del perfume de su novia tan cerca de ella.

— Muchas gracias. – confesó la ojiverde girando un poco su rostro para mirar a Violeta.

— ¿Por qué?

— Por invitarme a esto. – señaló el salón. – Hace mucho tiempo que no paso unas navidades tan... felices. — Violeta abrazó con fuerza a su novia mientras suspiraba.

— Bueno, si no te asustas... – Violeta tiró de la cintura de Chiara para que la ojiverde diese media vuelta quedando así cara a cara. – Prometo hacer que todas tus navidades sean felices. – Susurró cerca de sus labios antes de besarla.

Chiara correspondió el beso con una sonrisa, pero pronto esa sonrisa terminó con sus mejillas completamente rojas al escuchar los aplausos y silbidos de la familia Hódar al verlas.

— Esto de que beses a mi futura novia delante mía me duele eh. Que lo sepas. – regañó la adolescente mirando a su hermana, Chiara agachó la cabeza aguantando la risa que se le quería escapar.

EN MIS PARTITURAS - Violeta y ChiaraWhere stories live. Discover now