III

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Hannah despertó al sentir una mano en su brazo sacudiéndola. Abrió sus ojos marrones lentamente y se encontró con Lydia, viéndola preocupada. Hannah abrió la boca para hablar, pero fue interrumpida por Lydia lanzándose a sus brazos.

—Oh, por Dios. Oh, por Dios. No puedo creer que estés aquí —murmuró Lydia. Hannah la abrazó con la misma fuerza, pudiendo sentir como la felicidad la embargaba al reencontrarse con su mejor amiga. Hannah soltó una risa y Lydia la siguió poco después.

—No tienes idea de cuánto me da gusto verte, Lyd —Hannah se obligó a separarse de Lydia para poder verla mejor—. ¿Estás bien?

—Un poco adolorida, pero... —Hannah inmediatamente tomó la mano de Lydia y la apretó, absorbiendo su dolor. Lydia le sonrió tímidamente, agradecida. Luego, su expresión cambió y comenzó a darle ligeros puñetazos en el brazo a su amiga—. ¿Por qué te fuiste así? ¿Tienes idea de qué tan preocupada me tenías?

—Yo... —empezó a decir Hannah, pero se calló al darse cuenta de que no sabía qué decir. Lydia soltó un suspiró y se sentó abrazando sus rodillas, Hannah le tomó la mano—. Hablaremos después, ¿si?

—Está bien. Ahora tenemos que buscar una salida de aquí —murmuró Lydia, mirando a su alrededor. Hannah miró junto con Lydia la habitación donde las habían puesto, una especie de bóveda con las paredes blancas, una puerta de hierro impenetrable y no ventanas.

—No se abre desde adentro —dijo Hannah, señalando la puerta, luego cerró los ojos e intentó llamar a Scott mentalmente. Algo en ella le dijo que estaba inconsciente, lo que la preocupó al instante. Además de que no iba a ser posible mantener una conversación incluso si despertaba, dado que habían pasado meses sin hablar o interactuar y el lazo comenzaba a desvanecerse. Minutos después, la puerta se abrió, revelando a tres de los Calavera. Hannah les gruñó al instante, colocando a Lydia detrás de ella.

—Tranquila, lobita —dijo uno de ellos, en tono burlón—. Araya quiere hablar con ambas.

Hannah se paró de un golpe, con Lydia después de ella y se les quedó viendo a los tres, analizando la situación. Si bien quería lanzarse contra ellos, sabía que no era buena idea. Tal vez pudiera contra ellos, pero había más de dónde venían y no podía sacar a todos de ahí, así que resistió sus impulsos y asintió, tomando a Lydia de la mano y liderándola hacia afuera, siendo detenida por el que había hablado.

—Oh, no. Ya te escapaste una vez, los Calavera no cometemos dos veces el mismo error —de las manos de otro de los hombres, tomó una cuerda que ató a las manos de Hannah. Inmediatamente al contacto la chica se hizo hacia atrás, pues las cuerdas habían sido revestidas de acónito e incluso parecían haber estado remojadas bastante tiempo en él, quemando a Hannah al mínimo roce.

—Aleja eso de mí —gruñó Hannah. El hombre le sonrió y aprovechando que Hannah estaba desprevenida, ladeó la cabeza levemente hacia Lydia, donde otro de los tipos, el más cercano a Lydia, sacó un arma, dejándole claro sin palabras que si no lo hacía por las buenas, Lydia sufriría las consecuencias. Hannah renuentemente extendió las manos e hizo ningún gesto cuando las cuerdas se ajustaron a su piel quemándole al instante. Luego, le sonrió hipócritamente al hombre y le dijo con la voz más dulce posible—: Te mataré en cuanto me desates, hijo de...

Lydia no sabía que Hannah supiera tantas groserías tanto en inglés, en español y en italiano hasta que tuvo que caminar con ella y los guardias a donde fuera que estuviera Araya. El camino para Lydia fue eterno, pero estaba casi segura de que para Hannah lo fue más, pues aunque no lo demostrara, sabía que estaba herida. Las condujeron hasta un patio, donde Araya estaba tranquilamente tomando el té.

Losing /Teen Wolf |running#3|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora