Losing /Teen Wolf |running#3|

XXXIX

Hannah no lo pensó dos veces. Su respuesta fue instintiva. Reconoció a Liam como una amenaza que debía de ser neutralizada, y por lo tanto, alejada de Derek y Stiles. Hannah lo tiró al piso y puso todo su peso sobre él, con sus manos puso sus muñecas a los costados y con los pies los apoyó en sus piernas, inmovilizándolo. Liam forcejeaba y gruñía.

—No creo que lo de alfa, beta, omega esté funcionando —gritó Stiles en medio del ruido.

—¿Tú crees? —gruñó Hannah, mientras le enseñaba los colmillos a Liam en señal de poderío.

—¿Conoces otro mantra? —dijo Derek.

—Sí, de hecho —respondió Stiles, recordándolo—. Liam, escúchame. ¿Qué tres cosas no pueden ocultarse mucho tiempo?

Hannah volteó a ver a Stiles cuando habló, ocasionando que se distrajera y aflojara su agarre en Liam. Liam aprovechó la oportunidad y gruñendo animalmente intentó levantarse e ir contra Stiles. Hannah rápidamente vio sus intenciones y sin perder su agarre de las muñecas de Liam lo estrelló contra el suelo de la camioneta.

—No —rugió Hannah—. ¡Soy tú Beta y me vas a obedecer! ¡Cálmate y escucha, niño!

—¿Qué tres cosas no se pueden ocultar... no se pueden ocultar por mucho tiempo? —preguntó Stiles, notando como tras las palabras de Hannah ésta vez le prestaba atención.

—El sol, la luna, la verdad —jadeó Liam con la respiración entrecortada. Tras cada palabra, parecía tranquilizarse más, sin embargo Hannah no disminuyó su agarre.

—Eso es, dilo de nuevo —lo animó Stiles.

—El sol, la luna, la verdad —Liam repitió esto varias veces hasta que Hannah lo soltó. Se paró y lo ayudó a pararse para después sentarlo frente a ella. Hannah lo tomó por el mentón, obligándolo a verla a los ojos.

—Estarás bien, ¿sí? Sé que puedes hacerlo. Pero la próxima vez que te intentes acercar a Stiles, a Derek, a cualquier persona que quiera... te voy a romper el brazo, niño. ¿Entendiste? —lo amenazó Hannah en voz baja, pero lo suficientemente alta para que los demás la escucharan.

—Lo vas a asustar, Hannah —la regañó Derek. Hannah se encogió de hombros.

—No tiene nada que temer si se sabe comportar.

Stiles suprimió una sonrisa, pero Hannah le vio y no tardó en decirle algo.

—Ey, tú. ¿Por qué sonríes? —Porque me encantas, pensó Stiles, porque incluso en esta situación Hannah no dejaba de ser Hannah. La que se preocupaba por todos pero no tardaría en romperte la cara si pensaba que eras una amenaza, la que quería encargarse de todas las situaciones, la que no dudaba en actuar ni un segundo. La que se preocupaba por él aún.

—Te sigues preocupando por mí.

—Cómo si alguna vez lo fuera a dejar de hacer, Stilinski.

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Rápidamente llegaron a la Iglesia, o mejor dicho a las ruinas que quedaban de ella.

—No puedo creer que lo hice —jadeó Liam, orgulloso—. Por un momento pensé que los iba a despedazar a los tres.

—Sí, hubiera hecho que el camino de vuelta fuera incómodo —dijo Stiles. Derek puso los ojos en blanco mientras Hannah rió en voz baja, incrédula.