XXXVII

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¿Conocen el sentimiento de cuando algo se desgarra dentro de ti y sientes tanta impotencia que no puedes ni moverte ni pensar de lo mal que te sientes? Así se sentía Hannah en estos momentos.

Había bajado la guardia y ahora era demasiado tarde. Debió de haber estado vigilando el loft de Derek, debió de haber matado a Kate Argent en cualquier momento; debió de haber hecho algo más pero ya era demasiado tarde. Debió de haber visto que el Oni iba a matar a Aiden y ponerse ella en su lugar, debió de haber llegado a Allison al momento en que gritó por su ayuda, debió de haber encontrado una forma de matar al nogitsune mucho antes de que lo empeorara todo; debió de haber hecho algo más pero ya estaban todos muertos. ¿Y si Scott terminaba así?

Sus dedos se movieron involuntariamente por el teléfono hasta encontrar el número de Stiles. No fue difícil, salvo que intentó buscarlo por múltiples apodos por los que había guardado su nombre en su teléfono hasta que recordó que lo había renombrado con el difícil y horrible nombre verdadero de Stiles. Stiles tardó en responder, al punto de que quiso colgar, pero cuando estaba a punto de hacerlo, contestó.

—¿Hola? ¿Hannah? —Hizo una pausa antes de hablar preocupado—. ¿Estás bien? ¿Dónde estás? Lydia me llamó y... ¿También te tienen a ti? ¿Puedes hablar? ¿Hann?

—Lo perdí —susurró Hannah con voz rota—. Perdí a Scott y a Kira. No sé dónde están.

—Está bien, Deaton sabe dónde están, están en México. Voy a casa de Derek, ¿dónde estás?

—No lo sé.

—¿Estás en peligro?

—No.

—Hannah, ¿qué hay a tu alrededor? Voy por ti.

—No lo sé, yo...

—Mándame tu ubicación y estaré ahí, ¿puedes hacer eso?

—No soy una inútil —refunfuñó Hannah en un susurro. Stiles sonrió aliviado al ver que volvía a ser su Hannah.

Es decir, Hannah. No suya.

—Por supuesto que no. Voy por ti y no te muevas, ¿sí?

🌙🌙🌙🌙🌙

Hannah recobró el sentido cuando se dio cuenta de que estaba en el Jeep de Stiles. Al parecer ya llevaban tiempo en la carretera, pues la canción que estaba de fondo iba en la mitad. Hannah la reconoció y casi sonrío cuando se dio cuenta de que era una de sus canciones favoritas, sin embargo esa sonrisa desapareció cuando razonó dónde estaba.

—¿En dónde estaba? —preguntó Hannah. Sentía que su cabeza iba a explotar por el dolor que tenía y su estómago gruñía en voz baja por comida.

—En otro planeta, al parecer. Estabas en medio de la nada, ida, cuando llegué por ti. Luego paramos a la tienda y seguías igual, ya casi estamos en tu casa —explicó Stiles, con la vista al frente, mirando de reojo a Hannah ocasionalmente.

—No es mi casa —aclaró Hannah, aunque no sabía exactamente por qué—. Es la casa de Derek. Yo solo me estoy quedando un rato ahí.

—Porque te vas a ir de nuevo a Francia —no era una pregunta. La voz de Stiles fue como si se estuviera reteniendo a comentar algo más.

—Sí —fue todo lo que respondió Hannah a eso. No fue necesario añadir más, pues su estómago gruñó.

—Hay un paquete de galletas en la guantera —Hannah soltó un sonido de satisfacción al oír esto, haciendo sonreír a Stiles. La chica abrió la guantera pero no sonrió de la manera en que Stiles esperaba cuando se diera cuenta de que le había comprado sus galletas preferidas. En su lugar, la expresión de Hannah parecía todo lo contrario.

Losing /Teen Wolf |running#3|Where stories live. Discover now