XLIII

10.3K 941 819
                                    


—Hannah —la llamó Melissa, sacudiéndola—. Hannah, despierta.

Los ojos de Hannah se abrieron para después parpadear, intentando aclarar el estupor. En ese momento, Hannah se dio cuenta de que estaba llorando. Era por eso que Melissa la había despertado.

—Lo lamento —musitó Hannah, con la voz ronca—. ¿Y Scott?

—Está dormido en el sofá —respondió Melissa, preocupada—. ¿Quieres que lo despierte?

—No, no. Estoy bien. Lo juro —Melissa le sonrió levemente y se sentó al borde de la cama, mirando a la chica.

—¿Eres feliz, Hannah?

—No lo sé.

—Entonces trata de serlo.

—No sé cómo —admitió Hannah. Melissa pareció pensárselo unos segundos antes de responder.

—Primero tienes que intentar serlo, de verdad. Aléjate de todo lo que te haga daño y rodéate de todo lo que te haga feliz. Deja de huir y enfrenta las cosas. Perdona a los demás para que puedas empezar a perdonarte a ti misma.

Hannah simplemente se quedó callada, pensándolo, hasta que volvió a quedarse dormida. Melissa no se separó de su lado por un buen rato.

🌙🌙🌙🌙🌙

—La quiero en Francia ya —ordenó Isaac por teléfono. Stiles puso los ojos en blanco y suspiró.

—Está dormida, Isaac. ¿Acaso quieres que la despierte?

—Quiero su bonito trasero en el avión, lejos de ustedes tan pronto como despierte, ¿entendido? No la quiero en Beacon Hills. Le dije que no debía ir pero no me escuchó.

—Hannah nunca escucha a nadie, ya deberías saberlo.

—No estoy jugando, Stiles. Mira, eres mi amigo pero quiero lo mejor para Hannah y lo mejor para ella no es permanecer con ustedes.

—No estaba jugando, créeme, sé que es lo mejor para ella. Yo mismo la llevaré al aeropuerto cuando despierte.

—No, no lo hagas. Dile a Lydia que lo haga. No te quiero cerca de ella. Adiós, Stiles. 

  🌙🌙🌙🌙🌙 

Scott no esperó encontrarse así a Hannah cuando abrió la puerta de su habitación dubitativamente. Hannah estaba sentada con las piernas cruzadas en su cama, con el cabello mojado de recién haber salido de darse una merecida ducha, los vendajes de las heridas cicatrizadas ya por completo cambiados y con la laptop de Scott en sus piernas.

—Te traje el desayuno —balbuceó Scott. A Hannah le brillaron los ojos.

—Yay, pan francés —exclamó Hannah con una sonrisa sincera. Scott le miró con los ojos entrecerrados, inseguro de cómo tomar la actitud de Hannah. Le dio el plato y Hannah comenzó a desayunar con entusiasmo.

—¿Estás... estás bien?

—Sí, supongo —Hannah se encogió de hombros antes de añadir dudosa—. ¿Tú estás enojado conmigo?

—No, un poco con la situación pero... Sé que fue de ambas partes. Y escuché lo que te dijo. No hiciste un daño tan grave así que está bien. 

Losing /Teen Wolf |running#3|Where stories live. Discover now