XXXIII

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—Mantén un ojo en Scott. Es el primero en la lista y los mercenarios intentarán ir por él —ordenó Argent a Hannah mientras ella se detenía a su lado, cansada de revolotear por todos lados asegurándose de que todos estuvieran bien. Cuando había llegado al almacén donde estaba Argent, también se había encontrado con la sorpresa de encontrar a Brett, el chico que habían intentado matar Garrett y novia, junto a pocos restantes de su manada. Scott y Kira también estaban ahí, ésta última la había recibido con un abrazo, claramente dejando en claro que cualquier hostilidad entre ellas había desaparecido.

—No tienes que recordármelo, lo protegeré con mi vida —dijo Hannah firmemente. Argent sonrió de lado.

—Sé que lo harás. Pero cualquier cosa puede pasar, como con... —Argent no se atrevió a continuar la frase, dejando el nombre que iba a mencionar flotando en el aire: Allison.

—Eso no volverá a pasar —le aseguró Hannah, mirando a lo lejos—. Nadie va a morir hoy más que esos malditos bastardos.

Argent asintió sin decir nada más. La rubia se paró y se alejó, encaminándose hacia Derek, quien estaba hablando con Scott.

—¿Listos? —preguntó Hannah, recargando su codo en el hombro de Derek.

—Todo estará bien —dijo Scott. Derek no parecía estar muy de acuerdo.

—Tienen garras y colmillos pero no son guerreros —dijo, señalando a los demás lobos presentes. Hannah no podía debatir contra esa lógica.

—Por eso te llamé.

—Scott, intenta recordar que ya no tengo garras y colmillos tampoco.

—Y por eso yo la llamé a ella —dijo Hannah, señalando a Braeden, quien se acercó a ellos con Kira a su lado, escuchando su conversación.

—¿Soy la única que espera que esto sea una falsa alarma? —preguntó Kira, esperanzada. Hannah hizo una mueca.

—Oh, tan linda pero tan inocente —canturreó la rubia, abrazando de lado a su amiga—. Eres una muñeca, Kira. Pero probablemente te convenga traer tu katana a todos lados, por precaución.

—¿Sabes algo de Lydia y Stiles? —preguntó Braeden a Hannah directamente, sabiendo que ella tendría la respuesta.

—Lyd está con Meredith. Stiles estaba con Malia la última vez que lo dejé —dijo, sin importar ocultar la amargura en su voz.

—Van a la casa del lago de Lydia —añadió Scott—. Intentarán detener todo esto.

—¿Y si no se puede detener? —Preguntó Brett, quien había estado escuchando la conversación gracias a su hábil oído, junto a los demás hombres lobo —. ¿Y si no termina hasta que todos hayamos muerto?

Nadie parecía querer responder, y aunque Hannah moría por hablar optó por quedarse callada. Ella mataría sin dudarlo a cualquiera que atacara a Scott. Él era su prioridad. Sabía que Derek estaría bien con Braeden, así que después de él estaba Kira. Proteger a Kira, Scott y a Argent era su prioridad. Si tenía que hacerlo, los sacaría de ahí inconscientes y dejaría a los demás como peso muerto en la bodega. Cruel, tal vez. Pero no importaba si era la Beta de Scott; ella seguía siendo Hannah Hale.

—Entonces hay que enviar un mensaje —sugirió Derek, aunque su tono implicaba más como una orden—. Dejémoslo perfectamente claro para todos los que tienen la lista. No importa si son asesinos profesionales, cazadores o novatos que acaban de tomar un arma, quien crea que puede cazarnos y matarnos por dinero será puesto en una lista, nuestra lista. Serán un nombre en nuestra lista de muerte.

Losing /Teen Wolf |running#3|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora