Veinticuatro

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Los Venatores

[NARRADOR]

Los días pasaron con mediana normalidad, dos semanas para ser exactos. La manada, los cazadores y la policía intentaban encontrar al culpable de semejante espectáculo macabro que se había montado en aquél edificio a las afueras de Beacon Hills.

Stiles había tenido una fuerte pelea con Scott, ya que este acusaba a su hermano de haber sido el asesino, y por más que este lo negaba y demostraba que no mentía, el alfa de rasgos latinos incluso le había denunciado a la policía. Darren tuvo que pasar una semana encerrado, de hecho acababa de salir.

El humano de los ojos miel había ido para sacar a su hermano de la celda, había puesto el grito en el cielo junto con su padre hasta que el oficial del FBI encargado de que se mantuviera al mayor allí había cedido a hacerle un interrogatorio con la máquina al mayor. Y no, tampoco demostró ningún tipo de culpabilidad para mantener encerrado al alfa.

- Lamento todo lo que pasó -Le había dicho Stiles una vez que llegaron a su departamento.

- ¡Sabes que amo los interrogatorios! Aunque es más divertido cuando yo torturo a alguien para que me de respuestas.

- Sigue haciendo comentarios como esos y hago que vuelvan a enviarte a la celda.

- Perdón, me porto bien.

Stiles negó con la cabeza mientras sonreía, definitivamente su hermano iba a provocarle una buena migraña uno de esos días. Y si, ya lo llamaba hermano, no más medio hermano ni nada, solo dos hermanos de misma madre pero diferente apellido y especie.

Stiles había comenzado a preparar la cena mientras el alfa jugaba con su hijo en la sala. Intentando que el niño caminara.

- Tiene cinco meses, idiota -Le había dicho Stiles.- No va a caminar.

- ¡Yo a esa edad ya caminaba! -Stiles rodó los ojos.- Espera... ¡Vuelve acá mocoso!

El ojimiel se dio la vuelta para ver a su hijo pasar gateando frente a la puerta de la cocina a gran velocidad, segundos después Darren llegó corriendo y lo levantó en el aire.

- ¡Lo atrapé!

Y Stiles se rió de tal forma que casi se ahoga con su propia saliva, con una familia así le iban a salir canas de color naranja fluorescente, porque las verdes ya pasaron de moda.

- Un día de estos vais a matarme -Se quejó el de cabellos castaños.- Sienta a Dylan de una vez, que la carne ya está lista.

El alfa, como si de eso dependiera su vida y la de su sobrino, corrió a la mesa, sentó al niño en la silla de bebés y se apresuró a colocar platos, vasos y cubiertos para los tres. Eso demostraba que al parecer Darren se estaba muriendo de hambre.

- ¿No te dieron de comer en la comisaría? -Preguntó Stiles entre risas mientras colocaba comida en el plato frente a su hermano.

- Ser el niño bastardo de la esposa del Sheriff no me da muy buena fama -Se quejó el alfa.- Pero bueno, seguramente mis antecedentes también afectaron en algo.

Stiles se sintió mal por Darren, Beacon Hills podía ser un lugar tranquilo y pacífico, con personas a las cuales daba gusto conocer. Pero era un lugar muy pequeño y cuando a la gente se le metía algo en la cabeza era imposible sacárselos de la mente. Por eso Stiles siempre había sido el buen hijo del Sheriff que en los días de lluvia salía a cazar ranas con su mejor amigo Scott, y Darren siempre había sido el hijo supuestamente no deseado de Claudia Stilinski, el cual se encargaba de jugarle bromas pesadas a cualquiera que se cruzara en su camino junto con los bravucones que solía tener como cómplices.

Ultima Oportunidad #SterekAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora