Cincuentainueve

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[NARRADOR]

El viaje de regreso a Beacon Hills habían sido muy diferente para los lobos y el humano. Mientras que para Dylan y Derek había sido tranquilo e incluso relajante, para Stiles había sido la peor experiencia de su vida, y no porque hubiera habido turbulencia o algún problema, sino porque el estar en el avión solo le recordaba que estaba cada vez más cerca de su pueblo natal. Y eso no hacía más que ponerle nervioso.

Para no preocupar a Derek y a su hijo, y para tener algo con lo que distraerse, se encontraba concentrado en los latidos de su corazón. Manteniéndolos tranquilos y acompasados mientras observaba por la pequeña ventana del avión. Solo podía ver las luces de la ciudad sobre la que estaban volando, puesto que era de noche y estaban a una buena altura.

Dio un respingo en el asiento al sentir una mano sobre la que tenía descansando en el apoya brazos. Volteó la cabeza creyendo que sería alguna de las asistentes de vuelo, pero no era una de ellas.

Derek había despertado y descansaba su mano encima de su brazo, apretando ligeramente para llamar su atención, le miró algo preocupado, intercalando miradas entre sus ojos y su pecho con duda, como queriendo preguntarle algo.

Stiles se había distraído tanto mirando las luces de la ciudad que había dejado de concentrarse en mantener bajas sus pulsaciones. Lo cual era la razón más probable de por qué Derek estaba despierto.

— ¿Ocurre algo? –Le preguntó el lobo con una voz entre adormecida y preocupada.

El humano negó con la cabeza mientras sonreía y suspiraba con algo de cansancio. Observó por encima del hombro del ahora alfa, queriendo comprobar que no había despertado también a Dylan. Por suerte, al parecer no había perdido el control de su pulso el tiempo suficiente como para despertar a su hijo.

— Solo estaba pensando –Murmuró en respuesta a lo que le había preguntado el Hale.— Dentro de cuatro horas llegaremos a California.

— Si –Asintió Derek.— Escuché al piloto.

— Oh... –Stiles se mordió el interior de la mejilla.— ¿Entonces no te desperté yo?

— No –Negó Derek.— Pero escuché tus latidos y me desperté del todo ¿En qué pensabas?

— En qué estamos por llegar –Dijo con algo de euforia.— Estoy nervioso.

En silencio, Derek llevó su mano de la muñeca de Stiles hacia su mano y le sujetó con fuerza mientras le dedicaba una de sus amplias sonrisas, de esas que casi nunca mostraba. Aquello prácticamente derritió al menor.

— Todo va a estar bien –Dijo con seguridad.— No dejaré que nada te pase.

— No soy yo quien me preocupa –Suspiró.— Mi padre... Dos meses antes de irme de Beacon, mi padre quedo hospitalizado, había sido atacado y envenenado por una Quimera, creí que...

Derek apretó más la mano de Stiles, sabiendo qué era lo que quería decirle.

— Creí que no se salvaría –Consiguió acabar la frase en un murmullo.— Me pase todos esos días y noches junto a él, creyendo que en cualquier momento aquella maquina dejaría de soltar pitidos para soltar ese maldito sonido de cuando el pulso se detiene. No podía perderlo a él, no después de todo lo que había ocurrido.

— Me imagino como estabas –Empatizó el Hale.— Y desearía haber estado contigo.

— Si hubieras estado allí sé que mi padre no hubiera acabado en el hospital el primer lugar –Repuso Stiles.— Aunque no te culpo, más bien me culpo por haber confiado en un primer momento.

Derek dejo caer su cabeza contra la de Stiles mientras aspiraba el aroma del cabello del menor, lo cual tranquilizaba a su lobo.

— Un mes después de que despertara y le dieran el alta fue que me fui de Beacon Hills –Continuó diciendo.— Aunque sin Darren no hubiera llegado a ningún lado.

— Pero tenías dinero.

— Si, pero siempre he sido un chico de pueblo –Le recordó sonriendo.— Imagínate qué hubiera ocurrido conmigo solo con un bebé en Nueva York.

— Seguramente hubieras hecho algo que provocara que salieras en las noticias.

Stiles quiso reír con aquello, pero tuvo que hacerlo en voz baja por no querer despertar a su hijo ni molestar a los demás pasajeros.

El Hale sonrió, aunque fue una sonrisa pequeña, al ver que el olor a preocupación, tristeza y miedo que antes teñía el aroma de Stiles poco a poco se disipaba. No iba a admitirlo, pero su lobo gimoteaba triste y le arañaba el pecho para salir a la sola presencia de aquél que para él era el peor aroma del mundo. Y no solo porque fuera un aroma que perturbaba el de Stiles, sino porque había captado aquel mismo aroma tantas veces en su vida que ya podía decir que le odiaba con toda su alma, y él no era de hacer semejante declaración, nunca había llegado a decir que odiara a alguien o algo.

Dos dedos de Stiles impactaron suavemente contra su frente, haciéndole volver a la realidad.

— Hey Sourwolf –Le dijo, sonriéndole.— Te quedaste perdido en tus pensamientos.

Aquello no había sido una pregunta, más bien una afirmación. Pero, aún así, Derek asintió con la cabeza.

— Pensaba en que no me gusta como hueles cuando piensas en Beacon Hills –Dijo con un gruñido, aunque fue más bien un refunfuño meloso.

— Son solo los nervios y los malos recuerdos –Stiles quería restarle importancia.— Este tiempo allí será para crear nuevos recuerdos ¿Verdad?

Está vez, Derek asintió con mucho más entusiasmo. Stiles sonrió ante aquello, aquél brillo entusiasta era muy similar al que él había visto en los ojos de su hijo en muchas otras ocasiones. Algo que le pareció sumamente adorable.

— Con esa carita adorable que tienes hasta me dan ganas de llegar –El menor había pensado en voz alta.

— Lo primero que haré será darme una ducha –Advirtió el lobo.— No soporto el olor que te deja viajar en avión.

— Yo podría ayudarte –Tanteó Stiles sonriendo pícaro.— Enjabonarte esa sexy y ancha espalda que tienes.

Derek se puso rojo ante aquello, más rojo aún se puso cuando la mano de Stiles pasó de estar debajo de la suya a estar apretando ligeramente su entrepierna.

— Stiles –Gruñó apretando los dientes.— Aquí no.

— Pero faltan cuatro horas de viaje –Sé quejó.— Me aburro.

Manteniéndose serio, el lobo le hizo quitar la mano y Stiles puso los ojos en blanco. Pero en lugar se enfadarse, rió de forma algo coqueta.

Derek no creía que iba a poder salir de allí bien parado, probablemente acabaría follándose a Stiles en el baño. Pero iba a intentar ser fuerte, así por lo menos podría decir que lo intentó.

NOTA DE LA AUTORA:

Pobre nuestro Derek, Stiles le tortura, Dylan duerme y no aporta nada a la historia más que su adorable presencia, el mundo está tranquilo.

Lamento no haberlo subido ayer, mil disculpas. Pero ya dije en mi perfil que tenía un compromiso y que estuve tan atareada que ni siquiera pude pensar en este capítulo hasta ahora.

En fin, sin más excusas y sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

Ultima Oportunidad #SterekAwardsWhere stories live. Discover now