Sesentaidos

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[NARRADOR]

La fiesta había acabado con las energías de más de uno de los miembros de la manada. Stiles se sorprendía por como, luego de no haber dormido en todo el viaje, podía seguir despierto.

Cuando la fiesta acabó, su padre les llevó a la que ahora era la casa que compartía con Melissa. Al humano le encantaba decir eso, llevaba años esperando que ellos estuvieran juntos, y ahora podría salir a la calle a gritar que su padre y Melissa eran pareja sin contenerse.

Hubiera gritado en ese momento de no ser porque, a su lado, Derek y Dylan dormían. Miró a su hijo con envidia porque él podía estar acostado encima del pecho de Derek, mientras que Stiles tenía que conformarse con una almohada. No era justo, él conocía a Derek desde hace mucho más tiempo, tenía derecho legal sobre ese pecho.

Bajó la vista hacia la mano del mayor, la cual descansaba descuidadamente sobre su pecho. Por alguna razón, Derek se había dormido con una mano en el pecho de Stiles y la otra sujetando a Dylan. Era una forma rara y, en la opinión del humano, algo incómoda de dormir, pero no iba a juzgarlo, se veía realmente adorable.

Acomodándose mejor, Stiles observó el rostro durmiente del Hale a su lado, el cual dormía pacíficamente, nunca le había visto dormir tan tranquilo. Probablemente fuera a causa del cansancio por la fiesta.

Luego de un rato observando a Derek ¿Para qué negarlo? Le encantaba mirar a Derek, se quedó igualmente dormido. Sujetando la mano que se encontraba encima de su pecho mientras la acariciaba con la yema de los dedos.

(...)

A la mañana siguiente, se despertó acalorado por tener un cuerpo muy pegado a él. Las caricias que sentía en la espalda terminaron de despertarle. Al abrir los ojos, se encontró con los hermosos orbes verdes de su compañero, el cual le miraba con una expresión tranquila mientras continuaba con aquellas caricias.

— ¿Dormiste bien? –Le preguntó Stiles, notando que debajo de los ojos del mayor ya no había ojeras.

En respuesta, Derek asintió con la cabeza mientras le hacía levantar la barbilla para besarle en los labios.

Solo entonces Stiles se dio cuenta de que nadie se había quejado por estar siendo aplastado por ellos. Por lo que en cuanto se separaron, observó que eran los únicos que estaban en la cama.

— ¿Y Dylan? –Preguntó durante un bostezo.

— Tu padre se lo llevó a la comisaría –Le informó Derek.— Vino a pedir permiso para hacerlo y yo le dije que no había problema, no quise despertarte.

— No hay problema –Dijo Stiles, sonriéndole aún adormilado mientras apoyaba la frente contra el pecho ajeno.— Santo cielo, llevo tiempo sin dormir así de bien, siento como si me hubieran drogado.

— Te ves muy relajado –Puntualizó Derek.— Me sorprende porque cuando estábamos viniendo temí que te diera un ataque al corazón, incluso en la fiesta te veías nervioso.

— Ya estoy más tranquilo –Le tranquilizó el humano.— Quizás sea porque anoche lo pasamos sin problemas, me sorprende de verdad, nadie peleó ni dijo nada fuera de lugar.

— ¿Y los comentarios de Peter?

— Ya sabes que él no lo hace con maldad, es solo su humor negro –Le recordó Stiles.— Además, Liam lo tiene bastante adiestrado.

— Me sorprende esa pareja.

— Yo creo que son adorables –Admitió riendo el menor.— Hacen muy bonita pareja.

— Creo que los Hale tenemos una fijación por los adolescentes con problemas –Repuso Derek riendo.

— O quizás los adolescentes con problemas tenemos algo por los Hale –Le respondió Stiles.— ¿Aunque quién no tiene algo por los Hale? Si sois todos salidos de una revista de modelos.

Derek rió bajo ante aquello y el ojimiel se deleitó con el sonido de su risa. Amaba esa risa, era demasiado para él.

— Deberíamos levantarnos –Propuso el Hale.— Asearnos y preparar el desayuno juntos ¿Qué te parece?

— Es la mejor idea que has tenido.

(...)

Jhon Stilinski había pasado todo su día laboral presumiendo con sus colegas a su pequeño y adorable nieto. Todos en la comisaría estaban encantados con Dylan, el niño se había ganado el corazón de casi todas aquellas personas. Aunque siempre hay alguien con un corazón tan frío que ni el niño más adorable del pueblo puede derretir.

Rafael McCall había hecho acto de presencia en la comisaría en un momento en el que el Sheriff se encontraba y Dylan estaba siendo cuidado por Parrish. Reconociendo que se trataba del hijo del mocoso Stilinski, se había acercado para hablar con el niño.

Dylan, sin saber de qué tipo de hombre se trataba, le había contado todo acerca de lo feliz que estaba por tener dos papás. A lo que obviamente el detective McCall no reaccionó muy bien.

— No deberías estar feliz por eso –Le había dicho el hombre al niño.— Eso de tener dos papás está mal, no es natural.

— ¿Dónde dice qué es natural y qué no? –Preguntó el niño sin entenderle.

— Lo natural es tener un papá y una mamá.

— Eso es lo normal, no lo natural. Lo normal es aburrido –Repuso Dylan cruzándose de brazos.— Tener dos papás es divertido.

— Según la biblia es pecado.

— En ninguna parte de la biblia habla sobre que me vaya a ir al Infierno por tener dos papás.

— Lo que está mal es salir con alguien del mismo.

— Cuando me vaya al cielo le preguntaré a Jesús si eso está mal.

— ¿Y si Jesús se fue al Infierno?

— Entonces vas y le preguntas tú.

Jordan, quien hasta entonces no había encontrado el momento para interrumpir la acalorada discusión, no pudo evitar carcajearse ante el rostro sorprendido de Rafael McCall. El hombre miraba a Dylan y, al ver la sonrisa de superioridad del niño, apretó los dientes mientras se daba media vuelta para irse.

— Es igual a su padre –Gruñó mientras salía de la comisaría.

— ¡Adiós señor molesto! –Gritó Dylan a sus espaldas mientras movía su mano en despedida.

Otros oficiales que también habían presenciado parte de la discusión, incluído el Sheriff cuando salió de su oficina, habían comenzado a reír por la elocuencia del niño.

Era definitivo, todos amaban a Dylan y, quienes no, se llevaban una sorpresa al escucharle discutir.

NOTA DE LA AUTORA:

Acá tienen el típico cliché del papá de Scott siendo un forro. También podemos apreciar los genes Stilinski en el pequeño Dylan, el nene ya tiene club de fans.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

Ultima Oportunidad #SterekAwardsDove le storie prendono vita. Scoprilo ora