Cincuentaiséis

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[NARRADOR]

Un mes pasó sin que hubiera dificultades graves. La manada había regresado a Beacon Hills, todos a excepción de Derek, que se había quedado con Stiles.

El humano había dejado claro que aún no se sentía listo para regresar, además de que quería esperar a que el año escolar de Dylan acabara para que así el niño no tuviera que empezar a finales de ciclo en otro preescolar donde todos los niños ya se conocerían y él solo sería el niño nuevo.

Era un obvio intento de excusa, pero bastaba para que la manada le dejara quedarse en Nueva York por un poco más de tiempo. El único que no se dejaba engañar tan fácilmente era Derek, a quien había comenzado a evitar para así salvarse de lo que iba a ser un interrogatorio. A Stiles nunca le había gustado que le interrogaran, lo cualera irónico porque él siempre interrogaba a todo el mundo. Pero tampoco quería hablar de la verdadera razón para no querer volver a su pueblo natal.

— ¿Es por algún problema con tu padre? –Le había preguntado Derek y, por décimo quinta vez en el día, Stiles negó con la cabeza.— ¿Entonces por qué?

— No quiero hablar de eso, Derek.

— Pero si no me dices no podre ayudarte.

— No es como si pudieras ayudar –El menor bufó resignado.— Es un tema mio, nada importante.

— Tú nunca te rayas por cosas que no son importantes –Le contradijo el Hale.— Y debe ser importante si es algo tan grave como para que no me lo digas.

El ojimiel alzó la vista y le miró con una expresión pensativa, decidiéndose finalmente a contarle lo que le ocurría.

— Dejé de lado Beacon Hills porque así la manada no me dejaría de lado –Admitió en voz queda.

— No entiendo –Le dijo Derek.

— Sé que suena tonto, mira que me siento tonto haciéndolo, pero tengo lo que creo es una buena excusa.

— Explícame –Pidió el mayor, inclinándose hacia adelante.

Stiles puso sus manos encima de la mesa del comedor que les separaba y comenzó a darle ligeros golpes a la superficie de madera, en una obvia demostración de nerviosismo mientras intentaba encontrar las palabras correctas para explicarle al mayor su problema.

— Antes de que ocurriera todo el asunto de Peter mordiendo a Scott y eso... Él me necesitaba, Scott y yo siempre habíamos sido una y mugre porque eramos muy parecidos, ambos teníamos problemas con los que el otro se identificaba –Comenzó a decir.— Creo que era de esperarse que luego de la mordida y de lo de Allison me dejara de lado, pero la verdad es que no quería creer que fuese a ocurrir. Pero todo empeoró cuando él se volvió alfa y comenzó pareció volverse el centro del universo, literalmente me ignoraba por estar con Kira o Liam, o simplemente porque si. Luego pasaron cosas, hice cosas, que solo hicieron que se alejara aún más y que solo viniera a buscarme cuando me necesitaba.

El de cabellos castaños hizo una pausa mientras se acariciaba el hombro izquierdo, donde alguna vez había tenido una cicatriz y, a pesar de que la marca no estuviera, el sentimiento de culpa seguía allí.

— Con la excusa de que el pueblo ya no era seguro y de que necesitaba despejar mi mente por las cosas que habían ocurrido, me fui de Beacon Hills –Admitió regresando su mano a la mesa.— La verdad es que lo hice a posta, de esta forma me di cuenta de que realmente Scott y los demás solo me querían cerca por conveniencia geográfica, así podía encargarme de las búsquedas y les ahorraba tiempo.

— Eso no es verdad –Dijo Derek, aunque ni él se lo creía.— Scott te ama como a un hermano.

— Pues vaya hermano –Bufó el menor, medio en broma medio en serio.— Casi cuatro años fue el tiempo que tardó en venir a buscarme y te apuesto cualquier cosa a que cuando vuelva va a resultar que hay algún problema con la mierda sobrenatural de turno.

Esta vez, Derek permaneció en silencio. Realmente no sabía qué decir ante aquello, no podía decir nada, puesto que era obvio que Stiles tenía razón. Él había sido un testigo clave de cómo Scott se alejaba y alejaba a los demás de Stiles incluso antes de que ocurriera lo del Nogitsune ¿Y qué hizo cuando aquél exilio llegó a su cúspide? Se fue con los calaveras para hacer lo que él creía era proteger a la manada. Lo correcto hubiera sido coger a Stiles y Dylan, sacar pasajes de avión a cualquier parte y sacarles de ese Infierno, dejar de lado a la manada como ellos tantas veces lo habían hecho con ambos. pero en ese momento no había tenido tiempo de pensar con claridad las cosas y lo primero que había venido a su mente había sido lo de irse con aquellos cazadores.

Estiró su mano y cogió la del humano, mirándole a los ojos mientras esbozaba una pequeña sonrisa.

— No tenemos que volver si no quieres –Le dijo casi en un murmullo.— Podemos quedarnos aquí o ir a otro lugar, algún lado donde Dylan pueda crecer bien y nosotros estemos tranquilos.

— Es que hay un problema, Derek –Murmuró Stiles, aferrándose a la mano del mayor.— Quiero volver a Beacon Hills, pero sé que si vuelvo todo va a volver a ser como era antes y...

El humano le soltó para darle un puñetazo a la mesa. En ese momento Derek agradecía que Darren se hubiera llevado a Dylan, sino el niño se asustaría.

— No quiero tener que vivir eso de nuevo, menos quiero que lo viva Dylan –Murmuró entre molesto y triste.— Sé que ni Scott ni los demás lo hacen a propósito, pero tienen esa manía de dejar de lado a un miembro de la manada y, sinceramente, no quiero volver a ocupar el puesto de marginado.

— Yo nunca te voy a dejar –Le dijo Derek, y Stiles se sorprendió ante lo seguro que sonaba.— Ni ahora ni nunca, no de nuevo. Lo prometo.

Una ola de alivio inundó el pecho del mayor al ver a Stiles sonreír finalmente, y aún más aliviado estuvo al ver que era una sonrisa sincera, no una sarcástica o burlona, sino una de esas que hace tiempo no veía.

— Te pones muy cursi cuando quieres, grandote –Dijo el humano señalándole, para luego inclinarse hacia adelante y juntar sus labios en un beso.— Gracias.

— Ni me agradezcas.

NOTA DE LA AUTORA:

respondí la duda existencial que tenía la mitad de los lectores desde hace varios capítulos, espero haberles iluminado hijos míos.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

Ultima Oportunidad #SterekAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora