Cincuentaicinco

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[NARRADOR]

Stiles no iba a admitir que estaba celoso al ver lo que estaba ocurriendo frente a él ¿Era eso siquiera posible? Para él no, no era una persona celosa. No le molestaba en lo más mínimo que la maestra de preescolar de su hijo estuviera intentando ligarse a Derek. Porque si, lo veía en la cara de la maldita, estaba tan embobada como quinceañera que habla por primera vez con el chico que le gusta. Y eso le daba muchas ganas de lanzarsele encima, ojalá se hubiera dejado los colmillos. Así le arrancaba la garganta de una forma nada bonita.

Pero no, definitivamente no estaba celoso. Solo un poco molesto porque Derek no la botaba de una vez, aunque tampoco es como si el lobo pudiera, tenía que hablar con ella para decirle que venía a por Dylan.

El don de la inoportunidad que tenía el niño sirvió de algo cuando salió justo mientras la maestra le preguntaba a Derek si era pariente de Stiles.

— ¡Papá! –Gritó corriendo hacia el pelinegro.

Stiles sonrió y pegó el rostro a la ventanilla del Camaro, queriendo grabarse en la mente la cara que había puesto aquella maestra mientras Derek cogía a Dylan en brazos.

Dios, la cara fue algo digno de presenciar. Era como si a la tía le hubiera dado un lapsus y se hubiera quedado paralizada, aunque como todo adulto supo recomponerse rápido y actuar como si aquello no acabara de ocurrirle. Actuaba muy mal, se podía agregar.

El ojimiel observó más tranquilo como Derek se despedía estrechando la mano de la mujer y se volteó para regresar al vehículo, con Dylan colgado como koala.

El niño se bajó para ir corriendo hacia el Camaro y abrió la puerta del acompañante, lanzándose encima de Stiles y abrazándole con fuerza.

Derek rodeó el vehículo y se subió mientras que Dylan seguía abrazando y frotándose contra su padre, como si creyera que se lo iban a quitar. Para Stiles podía no ser nada, y Dylan podía no entenderlo aún, pero esa era una forma de marcar a Stiles con su olor, como si el lobo del niño quisiera remarcararle al lobo de Derek que el humano aún era de su propiedad.

El mayor sentía empatía con ese gesto. De joven, sus padres siempre le contaban que él y sus hermanas monopolizaban a su madre de la misma forma, una anécdota con la que todos reían. Menos su padre, el pobre había sido quien tenía que soportar las mordidas y gruñidos de pequeños niños lobo que no le dejaban ni siquiera acercarse a su esposa.

Lo mismo estaba ocurriendo ahora con Dylan, protegía a su figura paterna inconscientemente. Y Derek no iba a ser quien comenzara a decirle al niño que no podía ser tan posesivo. Recordaba demasiado bien los dientes de una pequeña Cora clavarse en su brazo cuando intentó abrazar a su madre mientras la posesiva niña era cargada por Talia.

Encendió el motor mientras Stiles intentaba quitarse a Dylan de encima, puesto que si iban con el niño en el asiento delantero podrían ponerles una multa.

Consiguió que el niño se fuera al asiento trasero, aunque fue a regañadientes, y podía escucharle gruñir molesto. Gracias a Dios que Dylan nunca había sido de hacer berrinches.

— Tranquilo enano, es solo mientras Derek conduce –Le dijo a su hijo mientras se daba vuelta en el asiento para verle.— ¿No querrás que nós multen, verdad? Luego el viejo Peter se burlara.

— Nadie se burla de mi papá –Repuso el niño, pasando del mohín a ponerse serio.— Tampoco de papá Derek.

El mencionado sonrió ante aquello y aceleró, dispuesto a llegar antes para que Dylan no estuviera incómodo. Hasta él admitía que estar encerrado en un auto con otro lobo que le consideraba hostil era incómodo, y el haber vuelto a ser un alfa no le ayudaba.

Llegaron al departamento y Stiles se bajó en cuanto Derek estacionó en el parking, siendo seguido por Dylan, quien volvió a colgarse de él como antes lo había hecho con Derek antes de notar la presencia de su padre.

El ojimiel tuvo que hacer un gran esfuerzo para poder subir las escaleras con su niño colgado de él cual garrapata hambrienta. Porque Dylan tenía buen agarre, y desde niño era realmente bueno trepando. Más que un niño lobo era un niño mono.

Consiguió abrir la puerta del departamento mientras intentaba no insultar a Derek, el cual en lugar de ayudarle estaba riendo detrás de él al ver como Stiles intentaba maniobrar con Dylan colgado. Aunque iba vigilando que ni Stiles tropezara ni el niño cayera, pero se daba el gusto de ver sufrir al castaño.

Entraron y finalmente Dylan se cansó de estar abrazado a él, yendo hacia su cuarto para buscar juguetes y luego volver a sentarse en el suelo mientras veía Transformers.

Stiles fue hacia el baño para poder lavarse las manos, era una manía que tenía, cada vez que llegaba a casa se lavaba las manos.

Derek aprovechó que Dylan estaba distraído y le siguió, colándose en el baño con Stiles.

— ¿Qué haces? –Le preguntó el ojimiel extrañado y él le calló con un beso.

El menor correspondió al beso casi al instante y rió una vez que se separaron.

— Cuidado lobo –Le dijo en voz baja mientras sonreía.— No vaya a ser que mi guardaespaldas nos escuche.

— Me matará si se entera –Murmuró en respuesta el mayor.— Pero es que ya no aguantaba más. Quería besarte.

— Tú eres el que dijo que debemos tomarnos las cosas con calma –Le reclamó mientras se alejaba para secarse las manos con la toalla.— A Dylan no le molesta que nos demos besos.

— Pero puede que a su lobo si –Repuso Derek, defendiendo su punto.— No está acostumbrado a convivir con otros lobos, menos con alfas, no quiero que sienta que estoy invadiendo su territorio.

— Aún es un niño, Der –Le recordó.— Para él si territorio es el baúl de sus juguetes, lo único que le pasa es que está preocupado por esa tonta idea de que vamos a cansarnos de él. Es solo un niño.

— Te lo digo porque mis hermanas y yo lo hacíamos.

— Pero ustedes fueron criados sabiendo lo que son, yo lo he criado como a un niño humano –Stiles suspiró.— Y no debí hacerlo, seguro que eso luego le causa problemas.

— Aún tenemos tiempo –Derek le dio un beso casto.— Le enseñaré todo lo que sé.

— Enséñale a hacer la mirada –Dijo sonriendo.— Seguro que así nunca le van a molestar en la escuela.

— ¿Qué mirada?

Stiles le miró como si no se creyera que le estaba preguntando aquello.

— ¿De qué mirada me hablas?

— ¡De la mirada, Derek! –Repitió con obviedad.— Esa mirada que dice No te acerques, soy un lobo malote.

— Yo no tengo ninguna mirada –Se quejó, cruzándose de brazos.

El ojimiel alzó una mano y señaló a su rostro, apoyando su dedo entre las cejas del mayor.

— Esa mirada –Dijo sonriéndole de lado. — Es una mirada candente, ahora que me fijo bien.

— Deja de provocarme –Le reclamó.— Salgamos de una vez, o Dylan va a venir.

— Si, vamos de una vez –Asintió Stiles.— Que el baño es pequeño y el poco espacio me motiva.

Derek bufó y abrió la puerta, saliendo y siendo seguido por Stiles. Dylan, que seguía viendo televisión y jugando, les vio salir y estuvo a punto de decir algo. Pero la pelea entre Optimus Prime y Megatron capturó su atención. Después de todo, seguía siendo un niño.

NOTA DE LA AUTORA:

Dylan le aplica mafia a Derek y Stiles no hace nada. El nene es un cachorro celoso y posesivo, salió a Derek.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

Ultima Oportunidad #SterekAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora