Cuarentaidos

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Maratón parte 3/3

[NARRADOR]

Cuando Stiles despertó, el cuarto ya estaba completamente a oscuras.

Derek no estaba allí, y notó que llevaba tiempo sin estar allí porque su lado de la cama estaba frío. Lo cual le indicaba que llevaba rato estando solo.

Se sentó a los pies de la cama y se pasó una mano por el rostro mientras bostezaba y estiraba el otro brazo. Al hacerlo, sintió una punzada en la espalda baja que le hizo quedarse tieso.

— Mierda –Gruñó mientras se frotaba la espalda.— Voy a matar a ese Sourwolf.

Se levantó con algo de esfuerzo y comenzó a buscar dónde había quedado su ropa. Quería ir a ducharse, pero primero iba a gritarle un par de cosas al lobo.

Cuando finalmente encontró sus pantalones, porque los boxers le habían sido arrancados por las garras del mayor, y se los puso, salió del cuarto con una expresión algo rígida. Puesto que le molestaba caminar.

Al salir, entrecerró los ojos por la luz y pudo llegar a ver la silueta de Dylan sentado en la mesa del comedór. Junto a él, se encontraba Derek.

— Hola papá –Le saludó el niño.— ¿Estás bien? Dormiste mucho.

— Si, hijo. Tranquilo –Sacudió la mano, restándole importancia.— Solo me duele la espalda.

— ¿Hiciste ejercicio?

Stiles pudo ver a Derek sonreír mientras se llevaba una taza a la boca y cubría aquella sonrisa. El maldito lobo lo estaba gozando.

— No hijo, no hice ejercicio –Negó Stiles.— Derek y yo hicimos algo que te voy a explicar en muchos, muchísimos, años cuando ya no recuerdes que tuvimos esta conversación.

— ¿Tuvieron sexo?

Y en ese momento, Stiles pudo confirmar que lo que Derek había estado tomando era café. Puesto que cuando Dylan pronunció la palabra con S, el lobo lo escupió todo. Echándoselo en el abdomen y comenzando a palmearse porque se estaba quemando.

El ojimiel, por su parte, se había quedado en shock. Mirando fijamente a su hijo, el cual le miraba con una de sus sonrisas que reflejaban toda la inocencia del niño.

— ¿Sabes lo que es eso, Dylan? –Le preguntó acercándose mientras intentaba no comenzar a gritar.

— Peter me dijo que es cuando dos personas se quieren mucho y hacen cosas que yo no debo hacer hasta que sea mayor –Le dijo el niño.— ¿Ustedes hacen eso además de besarse? Que asquerosos.

Stiles se había quedado mirando al pelinegro cuando el nombre de Peter fue pronunciado por su hijo.

— Derek –Le nombró mientras el otro dejaba de palmearse el pecho.— Te vas a quedar sin tío.

Cuando Stiles se encaminó a la puerta para salir e ir a cumplir la amenaza fue Derek quien se le interpuso, se lo colgó en el hombro como un saco de papas y lo llevó hasta el cuarto.

— Esto es lo que haremos –Comenzó a decir el ojiverde.— Tú te vas a duchar e intentarás olvidar esos deseos homicidas, yo cuidaré a Dylan. Y mañana, cuando tengas todo lo que planeas hacerle a Peter bien pensado, vamos y hablamos con él ¿Okay?

— Okay –Aceptó bufando el menor mientras el otro le bajaba.— Me gusta ese plan.

— Todo lo que yo digo te gusta –Le recordó el otro guiñándole un ojo antes de salir.

— ¡Presumido! –Le gritó Stiles, escuchándole reír.

(...)

[STILES]

Luego de que me duchara y de que organizara mis prioridades, Derek se aseguró de llamar a Peter y avisarle que no programara nada para mañana, porque ibamos a matarle.

Dylan se encontraba dibujando mientras Derek y yo mirábamos televisión.

De repente, sentí como el pelinegro se puso rígido. Puesto que me apretó un poco demasiado fuerte con el brazo con el que me estaba rodeando mientras volteaba la cabeza repentinamente hacia la puerta.

— ¿Qué ocurre? –Le pregunté al verle de esa forma.

Él no me respondió, pero supe que se trataba de algo malo cuando apretó los dientes y sus ojos brillaron azules.

Entonces, la puerta fue golpeada dos veces. Lo cual hizo que Derek se pusiera aún más tenso.

Me puse de pie y saqué mi otra pistola de uno de los cajones del librero que tenía en la sala. Con el arma en mano, caminé hacia la puerta.

Dudé un par de segundos antes de coger el picaporte y abrir la puerta, encontrándome con alguien que de verdad no esperaba.

— Hola Stiles.

Quise que me tragara la tierra al ver a Kate allí, con la ropa algo rota y completamente apalizada. La mujer estaba hecha un desastre, parecía como si una pandilla acabase de golpearla.

No pude verla bien, puesto que el gruñido gutural a mis espaldas me hizo voltearme.

Derek estaba a menos de dos metros de mi. Sus garras y colmillos ya fuera y su rostro completamente transformado mientras miraba fijamente a Kate.

Miré fijo a Derek y luego a Dylan, el cual se veía realmente asustado y confundido detrás del pelinegro.

Kate seguía detrás de mí, podía escucharla jadear exhausta a mis espaldas.

— Derek, espera –Murmuré mientras intentaba pensar en una forma de que el ojiverde no volviera a matar a Kate.

Hablarle no funcionó, puesto que se acercó dando zancadas rápidas hacia donde estabamos, me quitó de en medio y cogió a Kate por el cuello para luego meterla al departamento y estamparla contra la pared.

— ¡Papá Derek, no!

El Sourwolf se quedó rígido al sentir a Dylan aferrarse a su brazo. Mi hijo intentaba que Derek no rajara la garganta de Kate.

Recuperando la conciencia, Derek miró a mi pequeño colgado de su brazo para luego mirar a la rubia. La cual se retorcía intentando liberarse de su agarre.

— Tienes suerte de que Dylan esté aquí –Le gruñó.— Sino te arrancaría la cabeza aquí mismo.

Sin decir nada más, la soltó y Kate cayó de bruces al suelo. Respirando entrecortadamente.

Derek se alejó, alzó y abrazó a Dylan, el cual rodeó el cuello del mayor con sus brazitos y pude ver como le apretaba con fuerza.

Me acerqué a Kate para ayudarla a ponerse de pie. Todo bajo la atenta mirada de Derek, el cual miraba a Kate con tanto odio que casi no reconocía al Sourwolf.

— Agradezco que me hayas soltado, Derek –Habló Kate con voz rasposa.— Porque apenas y pude escapar de Peter.

Con esa última frase pude entender por qué la rubia había aparecido luciendo como si la hubieran apaleado. Ahora era obvio, se había encontrado con Peter.

— ¿Para qué viniste? –Le pregunté mientras la sujetaba del brazo, en caso de que se cayera al suelo.

— Venía a hablar contigo –Me aclaró sobándose el cuello.— Pero te agradecería si pudieras sujetarme.

— ¿Por qué?

— Porque perdí mucha sangre y creo que me voy a desma...

Antes de que terminara la frase, vi como los ojos de Kate rodaron hacia la parte interna de su cabeza y tuve que sujetarla antes de que cayera al suelo. Se acababa de desmayar.

NOTA DE LA AUTORA:

Como pueden ver, Peter dejó bastante hecha mierda a Kate. Pero muy hecha mierda.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

Ultima Oportunidad #SterekAwardsWhere stories live. Discover now