Sesentaitres

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[NARRADOR]

Durante la tarde, Scott citó a todos para un entrenamiento cerca de la mansión Hale. Al parecer, el alfa verdadero quería que enteraran todos juntos para así mejorar los lazos entre los miembros de la manada.

Ya estaban todos allí. Los lobos entrenaban, Stiles y Liam estaban a un lado observando todo y Dylan remoloneaba entre los mayores, los cuales no le prestaban mucha atención por estar más ocupados peleando entre ellos.

Los que más asustaban eran Jackson y Derek, los cuales peleaban como si la vida se les fuera en ello. Jackson siempre había tenido el karma de nunca poder ganarle a Derek en los entrenamientos, por eso daba todo de si en un intento por conseguirlo. Pero el mayor no le daba tregua, atacaba con la misma ferocidad con la que lo hacía el más joven.

Stiles intentaba no mirar la pelea porque, la verdad, era que le daba ganas de meterse en medio y detenerles. Los dos lobos se golpeaban con tal fuerza que el impacto de los puños se escuchaba.

Liam y Stiles se habían puesto de espaldas a ellos y hablaban tranquilamente en un intento por ignorar las peleas de detrás. Aunque la tranquilidad desapareció en cuanto el rubio se quedó tieso y miró a Stiles con cara de susto.

Stiles había podido sentirlo con sus sentidos un poco más desarrollados debido al ataque de Deucalion y, a pesar de no ser bueno con los olores, podría reconocer el olor de la sangre en cualquier lugar.

Se dieron vuelta tan rápido que les sonó la espalda, quedándose impactados al ver lo que había ocurrido.

Derek estaba en el suelo frente a Jackson que al parecer era quien le había tirado, el rubio se sobaba el brazo y se quejaba del dolor mientras que, junto a Derek, se encontraba Dylan con la boca ensangrentada y los ojos amarillos.

Viendo que la sangre estaba en el niño, Stiles se levantó cual si tuviera un resorte y corrió hacia el infante.

— ¿¡Qué diablos pasó!? –Preguntó Liam, yendo detrás de Stiles y deteniéndose cuando él se agachó frente a Dylan.

Solo entonces el ojimiel pudo notar que la sangre no era de Dylan.

— ¡El niño se me colgó del brazo! –Dijo Jackson mientras continuaba frotándose el brazo, el cual también tenía sangre.

Stiles miró hacia arriba, en dirección al rubio, y pudo ver en su brazo la perfecta marca de una mordida pequeña.

El humano, incrédulo, intervalo miradas entre su hijo y Jackson. No pudiendo creer lo que le estaban diciendo.

Tuvo que pensar por un minuto entero antes de finalmente llegar a la conclusión de lo que había ocurrido.

Derek se puso de pie y, pasando a su lado con una expresión de que no entendía nada, fue a ver la herida de Jackson. La cual, por lo que podía escuchar quejarse al rubio, no estaba sanando.

Liam se puso a su lado y le aconsejó en murmullos que llevaran a Dylan a la mansión Hale, ya que el amontonamiento que se había generado alrededor del niño solo le ponía más nervioso.

Cogió a su hijo en brazos y, siendo seguido por Liam, fue hacia la mansión Hale. Entraron por la puerta que daba a la cocina y Stiles sentó a su hijo en la mesa que alli se encontraba, junto a la que estaban todas las pertenencias de la manada.

— Hay una botella de agua en mi mochila –Le dijo Liam, yendo luego a buscar dicho objeto para dárselo a Stiles.

El ojimiel se mojó la mano y comenzo a limpiar la sangre de la boca de su hijo, el cual intentaba hablarle mientras tanto pero los manoseos en la boca no se lo permitían.

Stiles no paró hasta que en la boca de su hijo ya no había sangre, solo entonces suspiró más tranquilo.

— Voy a ver que pasa afuera –Le dijo al infante.— Quédate aquí con Liam.

Luego de eso, Stiles salió y el rubio se acercó a Dylan, sentándose a su lado en la mesa.

— Mi papá está enojado –Dijo en un hilo de voz.

— No lo está –Negó Liam.— Solo se puso nervioso por la sangre, eso es todo.

El niño no respondió, bajo la vista hacia sus piernas mientras las balanceaba de adelante hacia atrás.

— ¿Por qué mordiste a Jackson? –Se atrevió a preguntar el beta.

Dylan le miró y frunció un poco el ceño.

— Porque lastimó a mi papá.

Liam sabía de qué hablaba, él también lo había escuchado a pesar de estar de espaldas. En alguno de los golpes, Jackson le había roto una costilla a Derek y esta, para colmo, había hecho mucho ruido al romperse.

— Pero Derek está bien, ha pasado por cosas peores –Le aseguró Liam.

— Aún así... –Dylan hizo un mohín.— No quiero que lastimen a mi segundo papá.

Un carraspeo hizo que ambos levantaran la vista. Jackson y Derek estaban frente al marco de la puerta, mirando hacia ellos con expresiones indescifrables.

Dylan se bajó de un salto de la mesa y caminó hasta quedar de pie frente a Jackson, al cual miraba desde abajo.

— Perdón por morderte –Se disculpó apenado.— Pensé que habias lastimado a mi papá.

Derek se le adelantó a Jackson y cogió a Dylan en brazos, abrazándole con fuerza mientras el niño escondía la cabeza en su cuello.

— Eres un gran niño –Le dijo, palmeándole la espalda.

Jackson revolvió el cabello del menor mientras le sonreía.

— Tranquilo enano, no estoy enojado –Le aseguró.— Solo me preocupa que la mordida no se cure.

— Si, mejor llamemos a Deaton –Opinó Liam, poniéndose de pie.

Los tres lobos, Dylan, Jackson y Derek, asintieron con la cabeza y Liam sacó su móvil para llamar al Druida.

Algo raro había pasado con esa mordida.

NOTA DE LA AUTORA:

Dylan es el auto proclamado guardaespaldas de Derek. Ojito con quien le quiera hacer algo al Sourwolf porque se pudre todo.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

Ultima Oportunidad #SterekAwardsWhere stories live. Discover now