Capítulo 3 √

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Capítulo 3


Por alguna extraña nadie volvió a pronunciar palabras hasta que llegamos al hotel. Luis me ayudó a bajar del auto y tomó mi mano, como siempre hacía, para conducirme dentro del edificio.

El hotel tanto por fuera como por dentro era muy hermoso y todo gritaba lujo; desde los pisos de mármol pulido hasta los candelabros de cristal que colgaban del techo.

– ¡Bienvenido, Edward!  –pronunció en perfecto español un hombre como de 48 años que estaba esperando al señor Miller con los brazos abiertos a medio lobby.

– ¿Cómo has estado, querido amigo? –saludó el señor Miller al moreno mientras se daban un fraternal abrazo.

– Mejor no podrían estar. Gracias a la Diosa encontré a mi compañera –comentó con emoción el hombre.

¿Dijo Diosa? ¿Esté hombre será politeísta? ¿De qué Diosa está hablando?

– ¡Cuánto me alegro, hombre! –Mi protector lo volvió abrazar –¿Ella es igual a nosotros? –el hombre asintió. –Corriste con suerte, últimamente están ocurriendo muchas mezclas.

¿Mezclas? ¿De qué están hablando estos dos? –mi vista viaja de un rostro a otro para ver cuál de ellos me explicaría lo que está pasando.

– Eso he visto, aunque si ella no hubiese sido como nosotros no me habría importado, total en la diversidad está el mejor sabor –comentó y tanto Luis como su padre estallaron en carcajadas. –¿Tú, cómo has estado?

– Siempre bajo la protección de la Luna  –no pude evitar fruncir el ceño ante esa respuesta.

¿El señor Miller es miembro de una clase de secta satánica? ¿La señora Miller sabrá? No me gustaría tener que contárselo yo.

– Este hombre pertenece a una religión muy antigua, por eso mi padre dijo eso –susurró Luis en mi oído.

¿Qué religión será esa? –me pregunté.

Antes de venir había investigado todo sobre Río de Janeiro y por ninguna parte leí nada sobre la práctica de una religión antigua como esta.

– ¿Vas a asistir a la cena de mañana? El Alfa Superlativo y su hermano nos honraran con su presencia.

¿Alfa? ¿De qué están hablando? ¿Acaso se creen perros?

– Papá, –lo interrumpió Luis –recuerda que estamos aquí.

–Oh, cierto. Ernesto, te presento a mi hijo menor y a su ma..... Amiga –el brasileño estrechó la mano de Luis y cuando lo hizo con la mía dejó un pequeño beso en su dorso.

– Es un placer, mi lady –le brinde una sonrisa de boca cerrada. –Te has convertido en un joven muy apuesto –dijo mirando a Luis –Debes tener una lista larga de admiradoras ¿Aún sigues siendo el lobo negro de la familia? –Todos se empezaron a reír menos yo.

– En realidad sí, la lista es muy muy pero muy larga.

Aquí viene Mr. Arrogante –pensé con pesar. Cuando alguien alimentaba el ego de Luis se volvía insoportable.

Soy La Mate Del Alfa (Libro 1 de la saga: Secretos De Luna) {Editando}Where stories live. Discover now