Capítulo 16 parte 2 √

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.* Anna *.

—Allí viviré —mi boca se abrió de la impresión cuando mis ojos enfocaron la enorme edificación de 4 pisos oculta en medio de la maleza del bosque, que gracias a los rayos del sol que se colaban entre el follaje tenía un aspecto irreal, casi mágico.

—Sí, esa es nuestra casa.

—¿Casa? Debes estar bromeando —balbuceo.

Esto no era una casa, era una mansión y una mucha más grande que la del señor Miller.

—¿Por qué piensas eso? —quiso saber.

—Porque este lugar no puede catalogarse como una casa, es enorme. Además de que parece un paraíso oculto —murmuro por la vista tan magnifica que tengo enfrente.

—Pues este paraíso oculto es solo tuyo —me guiñó el ojo y siguió caminando a la entrada de la mansión, que estaba rodeada por un grupo de personas, a la espera de algo o alguien.

«Todos deben ser hombres lobo» —trague grueso y apreté el cuello de Adolfo por temor.

Creía que estas personas nos atacarían, como una pila de lobos hambrientos, pero lo que hicieron me dejó pasmada; a medida que Adolfo y yo avanzábamos ellos hacían una reverencia y se apartaban de nuestro camino.

«¿Será que el animal con el que me case los tiene bajo amenaza a ellos también?» —me pregunte.

—Hermanos, ella es Anna —les habló en ingles a todos los presentes, cuando subimos las pequeñas escaleras que nos separaban de la gigantesca puerta doble de madera, que tenía tallada en el centro una cabeza de un lobo y una luna menguante. —No habla nuestro idioma, por lo que deberán dirigirse a su soberana en inglés o español —todos estallaron en vítores y yo frunzo el ceño al no comprender el por qué de sus palabras.

«¿Dijo soberana? ¿Por qué dijo eso? ¿Acaso soy algo así como una princesa?».

—Como una reina, más bien dicho —respondió Adolfo a mis preguntas no formuladas.

Mi reacción con esa confesión fue boquear como pez y mirarlo con incredulidad. Aun no me acostumbraba a la idea de que él fuese una criatura mitológica que puede leer cada uno de mis pensamientos, pero  sin duda alguna lo que me dejó estupefacta fue saber que soy una reina.

—¡LARGA VIDA AL ALFA Y SU LUNA! —pronunciaron en inglés todos al mismo tiempo.

«Luna es equivalente a reina para ellos» —deduje e inmediatamente quise salir corriendo.

Si me reconocían como su reina me sería más difícil escapar, sin mencionar que al formar parte de una monarquía debía asumir muchas responsabilidades, de las cuales no estoy preparada ni quiero afrontar.

—Tranquila, —dijo al percibir mis nervios —eres mi reina, mi luna, mi vida, mi musa, mi todo —sus palabras sonaron tan autenticas, tan llenas de sentimientos, que las sentí como dulces caricias a mis oídos. —Nunca te dejaré sola y te apoyaré en todo lo que necesites —inspiró profundamente el olor de mi cabello y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. —No te imaginas que tanto te necesito en mi vida...

Acercó su rostro, rozando sus labios con los míos, y mi cuerpo reaccionó de forma inesperada; mi respiración se acelero, al igual que mi corazón, y por un impulso terminé de recortando la poca distancia que nos separaba.

Él pareció complacido con mi arrebato, pero antes de poder responderme el beso las puertas se abrieron dejando ver al mismo chico de cabello color zanahoria que nos había buscado en el aeropuerto.

Soy La Mate Del Alfa (Libro 1 de la saga: Secretos De Luna) {Editando}Where stories live. Discover now