Corazón roto

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*Ana*

- ¿Te encuentras mejor? -me pregunta-.

Al reconocer al dueño de esa voz rompo el abrazo.

- ¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste? -pregunto-.

- Entre por la puerta y vine para asegurarme de que estés bien -respondió sonriendome-. ¿Por qué esa cara? ¿No te alegras de verme?.

- Esperaba que fueras otra persona -confieso cabizbaja-.

- Querías que fuera él ¿Cierto? -interrogó-.

- Sí -su expresión de felicidad se esfumó-.

- Eso me duele ¿Sabes? -suspiró con pesar-.

- ¿Adolfo sabe que estás aquí? -mi voz salió cargada de preocupación-.

- ¿Por qué te preocupa que me consiga aquí? -sigo sin verlo a la cara-.

- No quiero que piense cosas que no son -mis mejillas ardieron al recordar la noche que casi me entrego a él-.

- Tranquila -su mandíbula se tenso- Él mismo me dio el permiso para vigilar tu sueño -dijo buscando mi mirada-. ¿Cómo te encuentras? -acarició mi cabeza-. Ya me enteré que el señor José te contó todo.

- Cómo crees que estoy -conteste irónicamente-. Hoy me di cuenta que todas las que personas que amaba me han mentido.

- Lo siento. -Se disculpó sinceramente-. Yo me callé porque no me correspondía revelarte tu origen.

- Lo sé -mis lágrimas amenazaban con salir-.

- Varias veces intente persuadirlos para que te contarán la verdad, pero sabes lo testarudos que pueden llegar a ser. -Ambos soltamos una pequeña risa-. ¿Odias a tus abuelos? -preguntó-.

- Al contrario, los amo más que antes -miro en otra dirección-. Ellos tienen un corazón inmenso. Mira que aceptar, cuidar y amar a la persona que fue la culpable de la muerte de su hija -la primera lágrima cayó-. Por mi culpa el matrimonio de Tatiana se daño, por mi culpa ese hombre la golpeaba, por mi culpa ella y su hija murieron -dije con un hilo de voz y mi rostro lleno de lágrimas-.

- No te culpes, Pulguita -él me abrazó-. Ese matrimonio ya estaba fracturado antes de que tú llegarás.

- Pero yo empeore las cosas  -solloce en su pecho-. Todo el que me conoce se sumerge en la más terrible oscuridad. Soy la escoria de la humanidad, jamás tuve que haber nacido.

- No vuelvas a decir eso ni de chiste, Ana. -Me obligó a mirar sus expresivos orbes color miel-. Eres la mujer más inteligente, bonita, gentil, dulce, responsable, bondadosa, confiable, amorosa y honesta que he conocido -limpió el rastro de mis lágrimas-. Y te equivocas, todo el que te conoce tiene suerte. Tú eres como una luz ilumina nuestro camino. Así que ya deja de llorar -me animó-.
Estoy seguro que a Tatiana no le gustaría que estés triste y menos en tu estado.

- Gracias, Luis -lo abrazó más fuerte-. Si no hubiese sido por ti ya mis demonios me habrían consumido.

- Sabes que siempre contaras conmigo -Beso mi frente-.

- Necesito hablar con Adolfo ¿Sabes dónde está? -le pregunte al deshacer el abrazo-.

- En su despacho -me levante y al irme Luis me tomó la mano-.

- Luis... -me interrumpió-.

- Hice hasta lo imposible por venir a rescatarte, de las manos de ese animal, porque estaba seguro de tus sentimientos, pero... ahora no estoy seguro de nada. Así que por favor dime ¿Qué sientes por él?. -Preguntó muy serio-.

Soy La Mate Del Alfa (Libro 1 de la saga: Secretos De Luna) {Editando}Where stories live. Discover now